Actualmente 30 mil campesinos migrantes trabajan en invernaderos de Canadá

En Canadá hay invernaderos altamente tecnificados y productivos para cultivar frutas, verduras, flores y recientemente cannabis; pero no se sostienen sin la mano de obra de personas provenientes de países en desarrollo, quienes llegan en busca de mejores condiciones económicas.
Aaraón Díaz Mendiburo, investigador del Centro de Investigaciones de América del Norte de la UNAM, explicó lo anterior y añadió que en esa nación existe, a partir de 1966, el Programa de Trabajadores Agrícolas Temporales (PTAT), al que se sumó México en 1974 con una participación de 206 personas campesinas; hoy en día son aproximadamente 30 mil: 97 por ciento hombres y tres por ciento mujeres.
El académico señaló que las personas migrantes son clasificadas como de bajas habilidades, pero dominan sus labores y realizan actividades especializadas; son estructuralmente indispensables e irremplazables por empleados canadienses, pero lo son por provenir, sobre todo, del sur global.
Díaz Mendiburo recordó que en marzo de 2020 el entonces primer ministro canadiense, Justin Trodeau, declaró cerrar las fronteras para todos aquellos que no fueran ciudadanos o residentes, a excepción de los estadounidenses. Pero tres días después se anunció la entrada de los trabajadores migrantes reclutados bajo los distintos programas de empleo.
A decir de la profesora de la Facultad de Contaduría y Administración de la UNAM, Marcela Juárez Morales, la explotación en ese tipo de lugares no es exclusiva de Canadá, sucede también en México.
Presentó un modelo que se aplica en Sinaloa, en el cual prevalecen prácticas tradicionales como “acasillamiento” (acción de establecer de forma permanente a un trabajador en una hacienda o granja, dándole vivienda y considerándolo un jornalero permanente); prevalecen preocupaciones empresariales por la tecnificación, pero no por las condiciones laborales.
En el caso de Querétaro impera la rotación de personal, carecen de apoyos de vivienda y de mayor salario, aunque amplíen sus actividades. “Los incentivos a la productividad son sobre el salario mínimo y se cuenta por fruta o cultivo cosechado, en condiciones muy precarias”, sostuvo.
De acuerdo con la profesora-investigadora de la Universidad Autónoma de Chapingo, Luz María Hermoso Santamaría, las jornadas formales en los invernaderos son de ocho horas diarias, pero en realidad se extienden a 12 y hasta 16, manteniendo una “esclavitud moderna”.
Manifestó que existen 200 mil granjas para diversos cultivos, y en ellas se desempeña gente del sur global (entre ellos mexicanos) en precarias condiciones, pese a la alta tecnificación que se tiene en esas instalaciones donde usan, por ejemplo, energía eólica y monitores de televisión para controlar la productividad.
“A la fecha, vía el PTAT se contrata a 27 mil 318 personas que siembran, cultivan y cosechan en la agricultura primaria canadiense (apicultura, flores, frutas, hortalizas, procesadoras de alimentos, tabaco y viveros), de los cuales 26 mil 699 son hombres (97 por ciento) y 619 mujeres (2.26 por ciento), con salarios que fluctúan entre 15 y 18 dólares canadienses por hora”, señaló.
En tanto, Olivia Doggett, de la Universidad de Toronto, reconoció que Canadá depende de la fuerza laboral temporal extranjera a la que se somete a una “esclavitud moderna” en los invernaderos, donde laboran personas de 25 a 40 años. “Hay una gran explotación y quieren que trabajen como máquinas”.
Fuente: UNAM