Agronegocios

Biocombustibles pueden contribuir al desarrollo de comunidades rurales

Los países de América aportan 87% del bioetanol y 44% del biodiesel del mundo. Sus perspectivas de crecimiento son amplias y de consolidarse tendrán impacto positivo no solo sobre el rubro energético, sino en el desarrollo de comunidades rurales, señalaron expertos durante la Conferencia Internacional de Biocombustibles, realizada en Colombia.

El secretario ejecutivo de la Organización Latinoamericana de Energía (OLADE), destacando que la producción de energía renovable debe multiplicarse por tres respecto a los niveles actuales, lo que implicaría una expansión del 200%.

“Los biocombustibles son mucho más que energía: son una oportunidad para transformar territorios, generar empleo rural y avanzar hacia una transición energética”.

Cada gota cuenta en este camino que estamos construyendo como país”, expresó Carolina Rojas, presidenta de la Federación Colombiana de Biocombustibles (Fedebiocombustibles).

En panel Los biocombustibles en Latinoamérica, los expertos concluyeron que en la región y el continente en su conjunto se ha avanzado en el desarrollo del etanol y el biodiesel para acelerar la descarbonización del transporte terrestre y generan nuevos retos con nuevos biocombustibles: los combustibles sostenibles de aviación (SAF) y los combustibles marítimos para descarbonizar la navegación.

Los panelistas coincidieron en que para desarrollar estos nuevos biocombustibles será muy importante la articulación entre las distintas organizaciones y los países, sobre todo para promover criterios de sostenibilidad homogéneos y basados en ciencia.

Muchos países de las Américas han avanzado en el desarrollo de los biocombustibles terrestres, y que gracias al gran potencial de materias primas, hoy el continente produce 87% del bioetanol y 44% del biodiesel del mundo, expresó Agustín Torroba, experto internacional en biocombustibles del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) y secretario ejecutivo de la Coalición Panamericana de Biocombustibles Líquidos (CPBIO).

Consideró que el principal desafío es que las nuevas regulaciones para los nuevos sectores que requieren biocombustible –marítimo y aéreo– reflejen estándares de sostenibilidad basados en ciencia y de aplicación global, en lugar de múltiples normas compartimentadas por país o región como hoy ocurre con los biocombustibles terrestres.

“Además de mercados abiertos y en competencia para que la región pueda aprovechar la enorme oportunidad, necesitamos protocolos claros y homogéneos que faciliten el aumento de la demanda de biocombustibles para el transporte terrestre, marítimo y aéreo”, indicó Luis Zubizarreta, presidente de Cámara Argentina de Biocombustibles (CARBIO).

Massimiliano Corsi, presidente de la Cámara Paraguaya de Biocombustibles y Energías Renovables (BIOCAP), explicó que actualmente Paraguay tiene la mezcla de etanol más alta del mundo, con un 30% obligatorio, lo cual posiciona al país como referente regional en biocombustibles líquidos.

“Ahora estamos trabajando para lograr un avance gradual similar con el biodiésel, posicionando al país como líder en soberanía energética y profundamente conectado al agro”, agregó.

Bruno Alves, director de Asuntos Públicos y Sostenibilidad de la Unión Nacional de Etanol de Maíz de Brasil (UNEM), expuso que la tropicalización de la tecnología de producción de etanol a base de maíz ha demostrado ser exitosa en su país, al crecer a una tasa media anual superior al 50% en los últimos siete años. Este fuerte crecimiento es vital para la escala necesaria ante la demanda que surge con la descarbonización del transporte marítimo.

Refirió que representantes de diversos países reunidos en la Organización Marítima Internacional decidieron recientemente reducir las emisiones en 20% para 2030, lo que representa una enorme oportunidad, apuntó.

Consideró que el futuro de los biocombustibles está en la diversidad de materias primas y en las múltiples aplicaciones de estos productos.

Según Álvaro Lorenzo, gerente de ALUR – Alcoholes del Uruguay, el país ha aprovechado oportunidades para nuevos desarrollos de biocombustibles, con destino a la exportación.

”La disponibilidad de materias primas y pilotos para el desarrollo de otras nuevas (camelina, carinata, pongamia) junto a la disponibilidad de biomasa y CO2 biogénico, nos permitirá transitar todas las rutas tecnológicas: ésteres hidroprocesados y ácidos grasos (HEFA), los producidos a base de CO2 (eFuels) o combustibles renovables de origen no biológico (RFNBO) y alcohol a jet (AtJ)”, agregó Lorenzo.

Para el experto uruguayo, la demanda de SAF (Sustainable Aviation Fuels o combustibles de aviación sostenibles) será el dinamizador principal de estos nuevos desarrollos, sin perjuicio del biodiesel, el etanol y el e-metanol como alternativas para la transición del transporte marítimo.

En el encuentro, organizado por Fedebiocombustibles, más de 500 actores analizaron las perspectivas de los biocombustibles y cómo promover su expansión para el desarrollo de nuevas oportunidades.

Fuente: IICA

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