Ciencia y Tecnología

Conoce el océano dentro de los océanos

Las cuencas oceánicas son grandes depresiones en el fondo del mar que se forman a partir del movimiento de las placas tectónicas de la Tierra que influyen en la circulación de los océanos.

Estas cavidades están conectadas entre sí y, debido a las características geográficas de la superficie del planeta, se dividen en cinco regiones: océanos Pacífico, Atlántico, Índico, Sur y Ártico, señaló Erick Raúl Olvera Prado, oceanógrafo y profesor en el Grupo de Ingeniería Hidrológica de la Unidad Iztapalapa de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

Una manera de identificarlas está relacionada con las características o a las propiedades del agua que está en ellas, pues cada una es distinta. Estas cuencas han evolucionado en millones de años, y sus características fisiográficas influyen en la circulación de los océanos.

De acuerdo con el relieve se distinguen tres formas: las dorsales oceánicas, que son cadenas montañosas submarinas; las fosas o trincheras, que se refieren a profundas depresiones, y las llanuras abisales, que se encuentran en amplias áreas planas.

Las dorsales oceánicas son los lugares donde dos placas se están separando y, en el proceso, un nuevo suelo se forma, que es sobre todo magma en el que se presenta una protuberancia en el fondo.

Está comprobado que estas cadenas montañosas submarinas conforman la característica fisiográfica más extensa de las cuencas, con una longitud aproximada de 40 mil kilómetros; eventualmente pueden aflorar a la superficie y formar islas.

También se identifican por la profundidad en la que se encuentran, y las dorsales son relativamente someras, no son tan profundas, señaló el especialista.

Las fosas o trincheras son las partes más profundas del océano caracterizadas por su estrechez, y es frecuente que se encuentren cerca de los bordes continentales o de arcos de islas volcánicas, especialmente en el Pacífico.

El litoral mexicano tiene dos tipos de cuenca, una en el Océano Pacífico y otra en el Golfo de México. Este último es lo que se le denomina como un mar marginal, que es básicamente un cuerpo de agua que está separado del resto del océano mundial a partir de un continente y una pequeña isla, que en este caso son las penínsulas de Yucatán, Florida y Cuba. Vale destacar que es el más estudiado del mundo, entre otras cosas por la gran actividad petrolera que se genera en sus aguas.

El Golfo de México tiene una corriente muy importante que se conoce como de lazo, que es relativamente fuerte y que genera remolinos que giran en el sentido de las manecillas del reloj y de alguna forma tiene la capacidad de pronosticar cómo se va a mover, hacia dónde, lo cual influye en la actividad petrolera, en el manejo de las plataformas y en la planeación de perforaciones.

Incluso, la presencia de huracanes en este mar tiene que ver con este tipo de corrientes porque, al provenir de lugares más hacia el Ecuador, con agua más caliente, los ciclones pueden llegar a intensificarse cuando se encuentran con esas condiciones del océano pues las corrientes de líquido caliente son como un motor, como un combustible que puede hacer que se magnifique su potencia, subrayó el oceanógrafo.

Afirmó que el avance tecnológico más importante de estos últimos diez años en la investigación sobre las profundidades del mar tiene que ver con la capacidad de medir variables oceanográficas, como el oleaje o la circulación, pero, sobre todo, con la posibilidad de mapear el fondo marino a través de satélites y sensores.

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