México no quiere maíces transgénicos, son “una aberración” para centros de origen: Alicia Barcena
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Al defender las modificaciones a la iniciativa de reforma en materia de conservación y protección de maíces nativos, la titular de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), Alicia Barcena, resaltó que ésta establece que el cultivo del maíz en el territorio nacional debe estar libre de modificaciones genéticas producidas con técnicas que superen las barreras naturales de reproducción o la recombinación; “no queremos transgénicos”, que pueden erosionar la diversidad genética de los maíces nativos, remarcó.
Durante una reunión de trabajo de la Comisión de Puntos Constitucionales de la Cámara de Diputados sobre esta iniciativa, la funcionaria federal subrayó que en México, no necesitamos transgénicos, que son para los centros de origen “una aberración”, porque significa agarrar un gene de una especie diferente y pasarla al maíz. “Eso nos destruye y los organismos genéticamente modificados deben ser usados con enorme cuidado porque cuando se liberan al medio pueden ser muy agresivos, sobre todo con los silvestres y con los nativos. Y eso es exactamente lo que queremos proteger en México”.
La titular de Semarnat también consideró que la innovación en nuestro país debe partir de la investigación y de la ciencia de nuestros propios maíces. “No necesitamos ni a Cargill ni a Monsanto. No necesitamos a ninguno de ellos, ya quisieran ellos más bien acceder a nuestra información genética”.
Ante diputados resaltó que la iniciativa de la presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo, reconoce constitucionalmente la importancia del maíz para la identidad y seguridad alimentaria de México y establece regulaciones para su uso, fomenta la conservación de la biodiversidad, el manejo agroecológico del maíz nativo y dirige la innovación hacia modelos sustentables.
Explicó a los legisladores que el artículo 4º y 27 que propone la iniciativa, “también habla de que en caso de que queramos otros usos del maíz genéticamente modificados, atendamos a la Ley de Bioseguridad y Organismos Genéticamente Modificados, precisamente para evitar la erosión genética”.
En su argumentación ante diputados, la titular de la Semarnat manifestó que la mayor innovación tecnológica y científica que puede tener México es que protejamos la variabilidad genética, porque nosotros somos la fuente,
el maíz y sus parientes silvestres son la mayor riqueza, es la fuente misma en donde podemos encontrar las variedades y la información necesaria para proteger a nuestras semillas y a nuestros cultivos de plagas, de cambio climático”.
Ante los cuestionamientos de los legisladores, Alicia Barcena recordó que la Comisión Nacional de Biodiversidad (Conabio) ha estudiado por más de 30 años a los maíces y “tenemos una gran posibilidad de aumentar la productividad sin duda, pero no con transgénicos, lo podemos hacer con agricultura de precisión, con riego por goteo, con distritos de riego, hay muchas maneras de aumentar la productividad. No necesitamos transgénicos…”.
Recordó que México es el sexto productor de maíz en el mundo, tiene 30% de la variabilidad genética original y sólo en nuestro territorio tenemos teocintle, que es la raza original del maíz. Se han escubierto variedades (diploperennis) que permiten que la siembra se prolongue de uno a dos años, pero necesitamos investigación y ciencia con nuestras propias instituciones, INIFAP, Conahcyt y otros centros de investigación. Podemos generar híbridos mejores en campo de nuestros propios maíces. Pero en los transgénicos para nada. Sobre todo en los centros de origen.
La innovación científica –aseguró– está en nuestros maíces. Ahí es donde debemos centrar nuestra atención, en los maíces morados, rojos, amarillos, blanco y de todos colores, ahí está la información que necesitamos para innovar.
Al respecto resaltó que con los titulares de las secretarías de Agricultura y de Ciencia, Humanidades, Tecnología e Innovación (Conahcyt), Julio Berdegué y Rosaura Ruiz, respectivamente, “estamos haciendo una alianza muy fuerte para apoyar justamente a los campesinos y a los productores, que son los más innovadores y sobre todo los de temporal, porque los de riego tienen todo, pero los de temporal son los que realmente están haciendo la gran innovación”.
Necesitamos una agricultura más focalizada, aplicando inteligencia artificial. Todo, pero no transgénicos. No. Y no a los organismos genéticamente modificados que no sean valorados y estudiados suficientemente con base en la Ley de Bioseguridad y Organismos Genéticamente Modificados”.
México es cuna de variabilidad genética del maíz
En su exposición, Alicia Barcena apuntó que México es la cuna del maíz, aquí se domesticó hace 9,000 años, es resultado de un proceso de domesticación y se han identificado 59 razas nativas y en total tenemos 64. Los maíces mexicanos están en los 32 estados de la República y adaptados a climas áridos, suelos húmedos, pueden crecer desde el nivel del mar hasta 3,400 metros sobre el nivel del mar.
Acotó que la domesticación del maíz no terminó, “nuestros campesinos siguen domesticando al maíz, siguen intercambiando este conocimiento entre ellos y precisamente ellos mismos van creando, van seleccionando”.
El maíz –puntualizó– se puede polinizar fácilmente, por eso hay que cuidarlo tanto y un transgénico implica “traer un gen de una especie diferente al maíz y eso no queremos, porque qué pasa, esos transgénicos van a erosionar a nuestras especies nativas, las van a reemplazar, pero van a ser menos productivas. Eso es lo que sí se ha demostrado en el terreno…”.
Diversidad cultural y biológica
México es un lugar de origen de más de 200 especies de plantas cultivadas importantes. Estamos hablando de la calabaza, del maíz, del frijol, de los amarantos, de la vainilla, del tomate verde, de los nopalitos, del cacao, de muchas plantas que de verdad son nuestras. El maíz es resultado de la diversidad biológica, pero de la diversidad cultural, es una interacción entre la naturaleza y las personas, aseveró la responsable del Medio Ambiente del gobierno de la Cuarta Transformación.
Durante su intervención ante los los legisladores, Alicia Barcena afirmó que la protección del maíz “no se trata sólo de un romanticismo. estoy totalmente a favor de que protejamos el maíz porque es nuestra identidad, pero también por razones científicas y culturales, porque el maíz es el resultado de esa interacción entre nuestros pueblos y la naturaleza”.
En la alimentación, indicó, el consumo per cápita en México del maíz es casi de 350 gramos por día, como tortilla, tlacoyo, tlayuda, pozole, atole; pero es un producto multifuncional, la hoja que cubre a la mazorca también la usamos para los tamales, el tallo se da al ganado y el olote para combustible.
Por ello, la secretaria de Estado hizo hincapié en que la iniciativa de reforma constitucional del Ejecutivo “lo que busca es proteger el maíz nativo, la agrobiodiversidad, la diversidad cultural y la soberanía alimentaria, reconocer constitucionalmente al maíz como elemento de identidad nacional y soberanía alimentaria…”.
Finalmente, la funcionaria federal manifestó a los diputados; “estamos ante un momento histórico. Es la primera vez que México está a disposición para hacer un llamado tan importante que es proteger, estudiar, y analizar el maíz..(y) al ser un centro de origen somos los guardianes del maíz del mundo…”