Otorga banca pública brasileña 80% de crédito al sector rural
En materia de inversión y financiamiento para la actividad agropecuaria, el caso de Brasil merece una mención muy especial, debido a que en el país sudamericano prácticamente 80 por ciento del crédito para esta actividad proviene de bancos públicos.
Mucho se habla del éxito en Brasil en materia agrícola y el financiamiento al sector puede darnos algunas luces. Los bancos en manos del Estado “son los principales actores que financian este rubro”, puntualiza Luis Carlos Guedes Pinto, vicepresidente del Banco do Brasil, que coloca 58 por ciento de sus préstamos en el medios rural y agroindustrial.
Y es que, con casi cuarenta millones de dólares aportados en operaciones para préstamos rurales, la banca brasileña ha demostrado que, sobre todo en casos de los pequeños productores, la presencia estatal es fundamental.
Un punto nodal a favor de esta postura es el hecho de que 100 por ciento de los créditos para la agricultura familiar o pequeños productores proviene de bancos públicos. El Banco do Brasil no es el único de carácter público, pero tiene más 1.5 millones de contratos para financiar la agricultura familiar, manifiesta Guedes.
Esto representa un fuerte adelanto respecto a la creencia que podría tenerse de que los pequeños productores no alcanzan niveles de rentabilidad. Entre los clientes productores del Banco de Brasil, un millón 357 mil son pequeños productores, es decir 84.3 por ciento de toda la cartera, la cual suma un millón 609 mil de clientes.
Crédito de diseño
La banca brasileña ha creado un programa específico para los productores familiares que se concreta en el Programa Nacional de Apoyo a la Agricultura Familiar (Pronaf), que absorbe 67 por ciento de los recursos aplicados a este sector.
El Pronaf clasifica a los productores en seis categorías, de acuerdo con su capacidad de producción, su nivel de estabilidad y/o rentabilidad, entre otros aspectos. Para cada grupo se diseñan distintas líneas de crédito y tasas de interés diferenciadas. Para los grupos más frágiles, los menos calificados, la tasa de interés es de apenas 1 por ciento al año. Conforme la categoría va aumentando de nivel la tasa también sube, lo cual permite que las condiciones se adapten al productor en lugar de que él deba adaptarse a éstas, subraya Guedes.
Lo anterior es una ventaja general para los productores de las distintas categorías, pues la tasa de interés para la agricultura empresarial es de 6.75 por ciento. Esto permite, según palabras del presidente bancario, estructurar programas más específicos para los distintos grupos campesinos.
Otro aspecto fundamental que la banca brasileña toma en cuenta es la ubicación geográfica, o más específicamente, el tipo de suelo en que se ubica la propiedad de cada campesino. Por ejemplo, en ciertas zonas de Brasil, cuyos nutrientes naturales fueron agotados por la sobreexplotación del suelo, se requiere un mayor número de hectáreas para producir una cantidad rentable de producto. Y el hecho de que el territorio abarque 5, 10, o 30 hectáreas o, como en ciertas zonas del Amazonas, llegue hasta 100 hectáreas, no significa que no sean pequeños productores que requieren un mayor apoyo para salir adelante.
La cifra total de campesinos con tasas de interés baja –de entre 1 y 2 por ciento- puede alcanzar cientos de miles, sobre todo si se suma a los beneficiados por el Banco do Brasil y a aquellos que cuentan con financiamientos del Banco del Nordeste de Brasil, el primero en aplicar esta clase de subsidios.
Efecto anticrisis en agricultura brasileña
Ante la crisis económica mundial que afectó a diversos países, la agricultura brasileña no sufrió ningún impacto importante y “diría que la crisis no es problema”, opina Guedes, quien agrega que si bien hubo disminuciones en las ventas y los precios cayeron, el año ha resultado satisfactorio para la agricultura.
Así, el Banco Do Brasil entre 2004 y 2009 ha desembolsado 102.8 mil millones de dólares en crédito rural y 7.6 millones en contratos.
Respecto a la posibilidad de aplicar un programa similar de subsidio estatal para la agricultura en otros países, sobre todo en vista de las dificultades que muchos productores enfrentan en vista de la situación económica actual, Guedes expresa que “es muy difícil decirle a los países de Latinoamérica cómo hacer, cada uno tiene sus peculiaridades”. En nuestro caso, consideramos una experiencia muy positiva para la agricultura brasileña.
Por último, Guedes explica que los subsidios proporcionados por la banca brasileña se aplican básicamente a la parte agrícola y prácticamente para lo que es la tasa de interés en cuanto a los créditos y préstamos. Existen “algunos programas de apoyo, de precio, pero no son muy importantes”.
Afirma que la economía brasileña es la segunda menos subsidiada en todo el mundo en el caso de la producción agropecuaria. Esto según un estudio de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), que estudia las principales economías agrícolas del mundo y cuál es el subsidio.
Los cálculos de este estudio señalan que el porcentaje de la renta final del productor que proviene de recursos públicos alcanza su nivel más alto en Japón, con 54 por ciento, seguido de la Unión Europea con 34 por ciento. En menor cantidad, otros países mencionados son Estados Unidos, con 18 por ciento, México, con 10 y 12 por ciento. En los tres últimos lugares están Australia y Brasil, que oscilan entre 4 y 5 por ciento, y Nueva Zelandia, con apenas 1 por ciento.
El Banco do Brasil cuenta con 45 puntos de atención en 23 países, incluido México. En el país sudamericano hay cinco millones de establecimientos rurales, pero se calcula que únicamente tres millones son productores, según cifras no oficiales. Los principales productos de la agricultura brasileña con la caña de azúcar, el pollo, el frijol y el maíz.