Agro Global

En avicultura, México no quiere jugar con Brasil

Y es que el país sudamericano es el principal productor de pollo y pavo en Latinoamérica, el segundo de huevo en la región y ha sido el mayor exportador del mundo de carne de ave en los últimos cinco años.

Las exportaciones de Brasil el año pasado fueron de 3.15 millones de carne de pollo; México produce 2.8 millones, es decir: “ellos exportan más que lo que nosotros producimos”, afirma el presidente de la Unión Nacional de Avicultores (UNA), Jaime Crivelli.

El mundo se vuelve globalizado y México ha tenido retraso en su competitividad en todos los ámbitos, por ello debe tener cuidado en firmar tratados con Brasil y en particular por las asimetrías que existen entre ambos países, remarcó.

Por si fuera poco los brasileños cuentan con reservas estratégicas de granos y oleaginosas, ya que son grandes productores de soya en el mundo, lo que le da a su avicultura una ventaja respecto a otras naciones.

En el ala norte, los avicultores de México enfrentan a Estados Unidos, otro rival que desde la apertura comercial entre ambas nacionales envía sus embates de pierna y muslo hacia territorio nacional.

Jaime Crivelli refiere que el crecimiento de las importaciones y la sobreoferta obligó a los avicultores aztecas a ofertar en el segundo semestre del año pasado las piernas y muslos con una contracción significativa.

Mientras todos estos embates suceden, los que tendrían que ser los defensores nacionales, es decir, los legisladores, continúan sin tomar decisiones que beneficien al país, enfrascados en sus pugnas partidistas. Como dice Crivelli: “la incapacidad de tomar decisiones ante las principales fuerzas políticas de nuestro país ha implicado costos para todos”.

Pero los avicultores nacionales no sólo han enfrentado la competitividad de otras naciones, sino las crisis económicas recurrentes y el aumento de los precios de sus insumos. En septiembre del 2006 los precios del maíz se dispararon hasta llegar a los 300 dólares por tonelada en junio de 2008, lo que puso en riesgo la operación de las empresas.

Pese a todo la industria avícola ha logrado resistir y hasta mostrar algunas fortalezas. En pollo se observa una tasa de crecimiento anual de 4.8 por ciento, mientras que del huevo de 3.3 por ciento. Esto significa la creación de un millón cien mil empleos en todo el país.

También ha aumentado el consumo per cápita del pollo de 16.8 kilogramos en el año 1995 a 28 kilos en el 2009. Y en el huevo de 16. 3 a 22 en un mismo lapso.

Los precios de los productos avícolas son menores y han contribuido al poder adquisitivo del consumidor, apuntan los avicultores, quienes, de plano, rechazan aunque sea un amistoso con los avicultores brasileños.

 

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