Salud y Educacion

Migra la desnutrición de zonas rurales hacia las ciudades

Derivado de la crisis económica y la falta de políticas de Estado para atender puntualmente el problema, el Reloj de la desnutrición se ha estancado y nuestro país muestra niveles de desnutrición similares a los cinco países más pobres de América Latina, reflexiona el investigador.

Entrevistado por Imagen Agropecuaria con motivo del Día Mundial de la Alimentación, que se celebró el 16 de octubre, manifestó que “México presenta quizá uno de los peores escenarios posibles, porque concentra todavía zonas de alta prevalencia de desnutrición comparables a zonas africanas, básicamente en Chiapas y las zonas indígenas de estados como Chihuahua, Nayarit y Jalisco. Todos los estados del sureste donde hay población indígena presentan una alta prevalencia de desnutrición infantil, materna-infantil, y escasez de acceso a alimentos”.

Acota que si bien se ha ido reduciendo la desnutrición, en la proporción en que los grupos étnicos también han ido disminuyendo con respecto a la población total del país, todavía tenemos más de un millón de niños desnutridos, en familias campesinas, familias pobres e indígenas, sobretodo.

“Hay una especie de avance ficticio, porque ha ido disminuyendo la prevalencia nacional, pero en esa gran nación que es la población indígena mexicana, los cambios han sido muy pocos. Si comparamos nada más la población indígena contra sí misma, todavía presentan situaciones muy graves”.

El Reloj de la desnutrición no marca las horas

Al preguntarle sobre los indicadores del Reloj de la desnutrición, que diseñó el INSZ para medir avances y retrocesos en esta materia, el doctor Ávila Curiel expone que el avance se está deteniendo, esto con base en los estudios que han podido realizar en algunos estados, ya que es lamentable que el año pasado el DIF nacional debió realizar el Quinto Censo Nacional de Talla, pero la institución se negó “rotundamente a hacerlo, con argumentos irracionales”. Este censo nos permitiría calibrar nuestro Reloj y saber cómo iba evolucionando.

En el caso del DIF del Estado de México, no obstante, se hizo un censo de talla y peso de todos los niño y con eso calibramos el Reloj de la desnutrición de esa entidad; aunque los resultados no son alentadores, ya que en estimaciones previas esperábamos que hubiera alrededor de 100 mil niños desnutridos y nos encontramos con 150 mil, un aumento del 50 por ciento.

Sin embargo, lo interesante fue observar dónde se ubica ese excedente de niños desnutridos, que están localizados en asentamientos urbanos alrededor de los valles de México y de Toluca. No es propiamente la desnutrición interna del Estado de México, son los migrantes de otros estados que están llegando a radicar a esta entidad, creando asentamientos urbanos marginales, que están trayendo la desnutrición de otros lados.

–¿Digamos que la desnutrición está migrando a las ciudades?

–Está migrando a las ciudades en forma importante, por eso está aumentando la prevalencia de desnutrición en esos núcleos urbanos donde ya prácticamente no había; ahora ya encontramos desnutrición en Ixtapaluca, Coacalco o Ecatepec y otros 30 municipios de esas zona. Encontramos asentamientos humanos marginales donde esta población proviene del medio rural.

Abelardo Ávila platica que el año pasado también pudieron hacer algunos estudios muy puntuales en los municipios de alta desnutrición de los estados de Chiapas, en la zona de Oventic; en la región de la Montaña de Guerrero y en municipios de Oaxaca, donde “encontramos en todo los casos una persistencia altísima de desnutrición infantil; también hemos documentado la zona mazahua, donde hay un lento descenso de la desnutrición”.

Con base en las investigación que hemos hecho en el último año, subraya el experto, podemos decir que en las zonas de mayor prevalencia de desnutrición, ésta se mantiene altísima y no desciende; en otras su descenso es igual de lento como había venido sucediendo. Esto es preocupante. Esto hace suponer que si el Reloj de la desnutrición se está deteniendo en el descenso que mostraba, ahora vemos un horizonte más lejano para avanzar en la reducir la desnutrición en México, respecto a los datos disponibles hace cinco años.

–¿El impacto de la crisis que tuvimos el año pasado, se refleja en ese diagnóstico?

–Sí, sobre todo la crisis está golpeando más al medio rural, pero es una crisis puntual sobre una base de crisis permanente. Hay más problemas de acceso a los alimentos, pero la migración hace que a veces no se vea tanto, la gente no se quede en las comunidades a esperar morirse de hambre, se moviliza.

El cáncer de la desnutrición

Abelardo Ávila afirma que por otro lado hemos destruido nuestro sistema alimentario nacional, estamos importando la mayor parte de alimentos y la oferta alimentaria se transformó hacia alimentos chatarra. Esto trae como consecuencia que seamos el país más mal alimentado del mundo: con más sobrepeso y obesidad, conjuntamente; y segundo con más obesidad después de Estados Unidos.

Este es el peor de los escenarios –subraya–, porque está demostrado que una adulto obeso que fue un niño desnutrido presenta mayor daño metabólico, quienes sobrevivieron a épocas de muy alta desnutrición, 40 o 50 años después están pagando con enfermedades crónicas graves. Quienes pasan de la desnutrición a la obesidad tienen un riesgo de seis a siete veces mayor de desarrollar enfermedades crónicas en edades tempranas.

Ha habido una creciente penetración de alimentos chatarra, ya que estas comunidades cuando los beneficiarios reciben dinero de Oportunidades, estas transferencias económicas les sirven para ir a comprar refrescos y alimentos chatarra; esto provoca que a los ocho años de edad los niños tengan baja talla y estén obesos. Además, quienes reciben el apoyo tienen mayor prevalencia que quienes no lo tienen.

Ávila Curiel apunta que se abandonó el campo y se destrozó el sistema de producción de alimentos básicos y se tolera los alimentos chatarra. “Estamos creando una generación de niños que van a  tener gravísimos problema de salud a los 30 años, por la mala nutrición; en lugar de ser población productiva, será una población enferma, que estará demandando servicios de salud”.

Frente a quienes opinan que sacar los alimentos chatarra de la escuela no va a servir de nada, Abelardo Ávila considera que habría que liberar ese espacio de este tipo de productos y mandar un mensaje claro de que la población no debe consumirlos ni dentro ni fuera de la escuela; por desgracia ni siquiera se expulsaron estos alimentos de las escuelas. El resultado fue un listado de los alimentos permitidos nada más en raciones reducidas y esto no alterar el consumo y se sigue mandando el mensaje de que esos alimento se pueden comer, pero con moderación, pero no es así.

Añade que se tiene que proteger a los niños de la publicidad, orientar a la población sobre los peligro para la salud los daños, promover acciones de buena nutrición articulados con un sistema alimentario nacional.

El experto anota que México siempre ha sido una especie de paradoja, ya que se ubica entre tercer y cuarto lugar de países con mayor ingreso en América Latina, pero presenta niveles inaceptables de desnutrición infantil.

Cuando vemos las cifras de mortalidad infantil, encontramos que andamos en niveles por debajo de Bolivia y Guatemala, ya que la mortalidad en niños menores de 1 año es de entre 13 y 14 por cada mil nacidos vivos, y la posibilidad de sobrevivir después de los cinco años se ubica en 25 por cada mil nacidos vivos.

En este escenario, puntualiza Ávila Curiel, muchos de los Objetivos de Desarrollo del Milenio se cumplirán con solvencia, en el caso de desnutrición será “apenitas”, pero en el caso de la mortalidad materna no, lo cual nos habla de la enorme inequidad de género contra la mujer.

Las alternativas están en definir cuál es el proyecto de nación, hay ejemplos importantes de quienes no se sometieron a la “lógica brutal” de las políticas del Banco Mundial, como es el caso de Brasil, debemos pensar en que tenemos que tener hambre cero, hacer que los niños reciban efectivamente los recursos y cuidados para lograr una buena nutrición, concluye el especialista.

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