Obesidad en mujeres de ALyC duplica la de los hombres
Padecen obesidad 28% de las mujeres de la región, versus 18% en hombres: FAO
Santiago de Chile.–Las mujeres de América Latina y el Caribe (ALyC) no sólo enfrentan una mayor pobreza: su tasa de obesidad casi duplica la de los hombres, afectando en promedio al 28% de las mujeres de la región, versus el 18% de la obesidad promedio de los hombres.
Por ello, América Latina y el Caribe debe aumentar sus esfuerzos para detener el aumento de la pobreza y la obesidad de las mujeres en la región, señaló hoy la Organización de las Naciones Un idas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés).
Desde 1990, la proporción de mujeres pobres e indigentes en la región ha crecido tanto en áreas rurales como urbanas, a pesar de que las tasas generales de pobreza e indigencia se han reducido considerablemente.
Según datos de la CEPAL, el índice de feminidad de la pobreza indica que por cada 10 hombres pobres hay 12 mujeres pobres en las zonas urbanas, mientras que en las zonas rurales por cada 10 hombres pobres hay 11 mujeres en situación de pobreza.
Objetivos de Desarrollo Sostenible
A partir de este año, la comunidad internacional está implementando los Objetivos de Desarrollo Sostenible, ODS. El ODS 5 está centrado específicamente en lograr la igualdad de género y empoderar a todas las mujeres y las niñas.
Las metas de este objetivo incluyen eliminar todas las formas de violencia contra todas las mujeres, las prácticas nocivas -como el matrimonio infantil- y las formas de discriminación.
Para ello se debe reconocer y valorar los cuidados y trabajo doméstico no remunerado, y velar por la participación plena y efectiva de las mujeres en todos los niveles de la adopción de decisiones en la vida política, económica y pública.
“Para alcanzar un mundo sostenible e igualitario es necesario cerrar las brechas de género”, señaló Eve Crowley, Representante Regional Adjunta de la FAO para América Latina y el Caribe.
Empoderar a las mujeres rurales
Las mujeres rurales de América Latina y el Caribe son quienes enfrentan la situación más compleja en términos de su seguridad alimentaria y nutricional en la región.
Tienen menor acceso a activos como el crédito, la asistencia técnica, a la capacitación y a la tierra. En promedio, sólo el 22% de las explotaciones agropecuarias están a cargo de una mujer.
Según la FAO, en América Latina y el Caribe 59 millones de mujeres viven en zonas rurales; 20 millones son parte de la población económicamente activa y 4,5 millones son productoras agrícolas.
No obstante, las mujeres rurales trabajan más y ganan menos. “A nivel mundial, las mujeres trabajadoras siguen ganando un 24 por ciento menos que los hombres” explicó Crowley.
El 3 de marzo de 2016, el Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer adoptó una histórica recomendación general (GR 34) que brinda una guía a los gobiernos y clarifica sus obligaciones para que aseguren los derechos de las mujeres rurales, reconociendo sus contribuciones a la reducción de la pobreza, la seguridad alimentaria y el manejo sostenible de los recursos.
La Recomendación General No.34 sugiere programas y políticas concretas para promover los derechos de las mujeres rurales, y la FAO lideró el apoyo técnico para su formulación, junto al FIDA, el PMA y ONU Mujer.
La mujer al centro de las políticas públicas
En los países de la región se ha avanzado en la transversalización de género de las políticas públicas.
Actualmente, la FAO está apoyando el diseño y la puesta en marcha de una estrategia de género para el principal acuerdo regional de seguridad alimentaria: el Plan de Seguridad Alimentaria, Nutrición y Erradicación del Hambre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, CELAC.
El Plan de la CELAC busca acabar con el hambre y la malnutrición en todos los países al año 2025, y su estrategia de género garantizará los derechos de las mujeres rurales, potenciando sus aportes a la lucha contra el hambre.
“Esto permitirá que los países de la región fortalezcan la incorporación del enfoque de género en sus políticas públicas de seguridad alimentaria”, explicó Crowley.
Fuente: FAO