Rita Schwentesius Rindermann*
- Consejo Nacional de Producción Orgánica (CNPO) está dominado por grandes empresas y productores del agronegocio.
La producción orgánica inició en México en 1962 con la siembre de café en una finca de Chiapas. Esa hasta 1967 que la producción recibe el reconocimiento como orgánico para su exportación a Europa. Son los años del gran auge de la agricultura mexicana que se manifiesta en altos rendimientos, abundante producción y la posibilidad de exportar sobre todo trigo y maíz. La revolución verde con fertilizantes, riego, maquinaria y variedades de altos rendimientos son promovidos por el Centro Internacional de Mejora miento de Maíz y Trigo (CYMMIT); segundados por empresas paraestatales que ofrecen insumos y bancos con crédito accesibles y seguros son el esquema ideal para hacer México famoso mundialmente por su autosuficiencia alimentaria. En este ambiente, la producción orgánica con insumos no químicos, la aplicación de composta, el cuidado de la biodiversidad, variedades nativas, del agua etc. nada más se interpreta como romántico y de un a agricultura sin futuro, la palabra “algo para locos” hace la ronda.
No obstante, durante los años ochenta se cambian las cosas, la ilusión que se vivió en una economía basada en el petróleo barato y la eficiencia de las instituciones estatales se empezó a diluir. Nuevos vientos que revolvieron al mercado internacional llegan para campesinos y productores en forma inesperada, cambian el paisaje productivo a lo largo y ancho del país, y como si fuera poco se anuncia una crisis de larga duración. Un año realmente dramático fue 1989, cuando se importan alimentos como nunca que desplazan a la producción nacional. Es también el año del aumento de la tasa de interés a reales a una muy caros e impagables. El mismo año durante la navidad destruye una helada muy fuerte muchos de los cafetales mexicanos. El contexto de bajos precios a nivel internacional y la desaparición del Inmecafé dan el golpe de gracia a muchos productores.
En estas circunstancias son algunos productores de café que buscan una nueva alternativa de producción y vida en la producción orgánica. No faltan los compradores internacionales sobre todo de Europa y la aplicación de composta es fácil y permite aumentar un poco los rendimientos. Así, en los años 90 da inicio de la primera fase de inicio el movimiento orgánico en México, dominado por la producción de café por organizaciones campesinas indígenas. El Cuadro 1 resume el desarrollo de la producción orgánica en México con sus datos de superficies.
Durante los años 90 y primeros del siglo XXI nace la esperanza de que esa forma de producción pudiera ser una propuesta viable para dejar atrás la pobreza entre muchos campesinos de los estados de Chiapas y Oaxaca y abrirles el camino hacia una vida mejor. Pero ese fenómeno es empujado por ONGs y representantes de la Iglesia católica del extranjero. El gobierno mexicano no quiere entender el potencial que podría abrir la producción orgánica para un desarrollo rural justo en México. Es el Legislativo que con la Ley de Producción Orgánica trata en 2006 de empujar al gobierno y le presenta un marco posible de un Política de Fomento. Prácticamente obliga en 2007 a instalar un Consejo Nacional de Producción Orgánica, pero nada más como un órgano de consulta, que hoy en día sirve para legitimar las acciones que se acuerdan a puerta cerrada.
A partir de 2010 se registra un giro en el paradigma de la producción orgánica en México. Grandes productores encuentran su campo de negocio y de ganancias en la producción orgánica. La producción para la exportación se cimenta, pero con otro tipo de productores, productos y regiones. Ahora, es Michoacán que estadísticamente predomina el escenario con aguacate, frutillas, mango y muchos otros productos. Pero también Morelos se perfila como la base de una producción diversificada con granos, ajonjolí, frutas, etc.
Los productores que dominan al sector son grandes y su producción de hecho es de monocultivo, que en complicidad con agencias de certificación se etiqueta como orgánica aunque se contrapone a los principios más básicas de la agroecología que son los fundamentos de la producción orgánica.
También grandes agroindustrias, muchas del extranjero, encuentran en esa forma de producción sus futuras posibilidades de acumular ganancias; así aparece la producción de espaguetis, de jugos, pero también engordadores de ganados con sus feed lots en la lista.
En esa fase, el gobierno mexicano publica en 2013 los Lineamientos para la Operación Orgánica para orientar y legitimar quien en el futuro es un productor orgánico. El documento es una copia de la Norma de Estados Unidos y en parte de Unión Europea, porque son los destinos de la producción mexicana u son ellos que deciden qué y cómo se produce y transforma. Los Lineamientos son mal redactados, con errores, muchas contradicciones e incompletos, y, no por último, dan un amplio margen de interpretación para certificar y declarar producción convencional como orgánica.
En 2018, el CNPO está dominado por grandes empresas y productores del agronegocio. Su página en Internet (www.cnpo.gob.mx) ya no se actualiza desde agosto de 2015, ya no se convoca en forma pública, ya no se dan a conocer los protocolos de las reuniones en forma pública. Su más reciente reunión, que fue el 27 de junio de 2018 (las puertas se cerraron porque ya no hubo espacio), fue una gran fiesta de los oportunistas que se han apoderado del México Orgánico. La fecha es emblemática.
Pero la propuesta para el rescate del campo mexicano sigue más vigente que nunca e incluye a la producción orgánica, que ahora también debe rescatarse y regresar a sus orígenes.
*Centro de Investigaciones Interdisciplinarias para el Desarrollo Rural Integral (CIIDRI), Chapingo, rschwent@prodigy.net.mx
