Obtiene naranja orgánica hasta 400% más utilidad respecto a convencional; no hay políticas para incentivar su cultivo
No obstante que la producción de naranja orgánica en parcelas de Veracruz alcanza rendimientos de 48 toneladas por hectárea (ton/ha) y que logra utilidades de hasta 400% más respecto al fruto convencional al venderse con las jugueras a precio premium, las políticas y programas hacia este tipo de agricultura observan un rezago de 30 años en México respecto a otros países e incluso por deficientes esquemas de comercialización este ciclo hubo fruta que no pudo colocarse en el mercado.
La producción del cítrico esta rompiendo paradigmas en rendimientos, que incluso son muy superiores con respecto a las 14 ton/ha promedio nacional de fruto convencional, afirma el doctor Manuel Ángel Gómez Cruz, investigador del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias para el Desarrollo Rural Integral (CIIDRI). Pero lo que es incuantificable son los impactos positivos sobre el medio ambiente y la salud de los citricultores al prescindir de los agroquímicos.
En la cosecha 2019 registros de Papantla, Veracruz, muestran que con manejo orgánico y nivel tecnológico medio se tuvo un rendimiento de 48 ton/ha, con un precio de venta por tonelada de 2 mil 800 pesos y se logró una utilidad de 108 mil 400 pesos. Esto en una superficie de apenas 1.25 hectáreas!
En contraste, en manejo convencional y nivel tecnológico alto se obtuvieron 50 ton/ha y al productor se le pagaron mil pesos por tonelada, siendo la utilidad de sólo 20 mil pesos por ha, en una explotación de 50 hectáreas.
Si se compra entre productores de dos hectáreas de bajo nivel tecnológico, el orgánico obtuvo 28 ton/ha; mientras que el convencional 25 toneladas; pero la utilidad del primero fue de 58 mil 400 pesos contra mil 500 del segundo.
Gómez Cruz apunta que para este ciclo debido a al incentivo que da el precio de la naranja orgánica se estima que la producción de fruta orgánica en Veracruz pasó de 16 mil toneladas a 40 mil y no obstante que las jugueras cubrieron sus contratos, un 5% del fruto no encontró donde venderse.
“Hay demanda y productores, la producción esta en el campo, la demanda en las ciudades, pero falta lograr la integración, empacar, seleccionar, transportar, industrializar y distribuir”.
En el documento Propuesta de políticas públicas para el apoyo y fomento de la producción de naranja orgánica, ecológica y para el comercio justo en el Norte de Veracruz, Gómez Cruz junto con los investigadores del CIIDRI Rita Schwentesius Rindermann y Osciel Rodríguez Nieto (*), refieren que “el rezago del gobierno mexicano está 30 años atrás comparado con otras naciones, donde juega un rol fundamental como promotor, subsidios directos a los productores, financiamiento, compras institucionales de este tipo de productos…”
El Estado mexicano –subrayan– no ha reaccionado ante los cambios del sector, por ejemplo, para regular la entrada de productos del extranjero y que se comercializan de forma irregular en el país, así mismo no se tiene una estrategia para fomentar la citricultura orgánica y resolver los problemas en los cuales se encuentra inmersa, así como otras limitantes que el sector tiene.
El análisis refiere que la naranja es el fruto más popular en México, por lo que la superficie que se destina a su producción es de 251 mil 639 hectáreas sembradas en donde se producen mil 959 millones de toneladas. Veracruz es históricamente el principal estado productor de esta fruta con 75% de la superficie nacional cosechada en el 2018 (SIAP, 2018), cubriendo 166 mil hectáreas y aportando mil 551 millones de toneladas. Esta producción se localiza principalmente en el norte del estado, en los municipios: Tihuatlán, Álamo, Tuxpan, Cazones, Castillo de Teayo, Papantla, Tecolutla, entre otros.
En esta región, en los últimos años ha adquirido importancia la producción de naranja orgánica, diversas industrias (IQC, Citrex, Citrusper, etc.) han estado promoviendo dicha producción con el objetivo de responder a la creciente demanda de los países desarrollados como Estados Unidos, Canadá, la Unión Europea y los países Asiáticos.
Sin embargo, continúa el documento, en la actualidad presenta cuatro problemáticas importantes, y recientemente una más con la presencia de HLB y VTC. La mayoría de las universidades y centros de investigación se encuentran rezagadas ante la problemática que enfrenta el sector citrícola, existiendo una fuerte desvinculación y una limitada formación de recursos humanos que apoye verdaderamente a los productores.
Propuesta de política pública para la producción de naranja orgánica, ecológica y para el comercio justo
En dicho contexto y con la idea de contribuir a mejorar la situación de la producción de naranja, de la citricultura en general y de los citricultores en lo particular, la Universidad Autónoma Chapingo, a través del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias para el Desarrollo Rural Integral (CIIDRI), en coordinación con las organizaciones citrícolas de la región proponen a los gobiernos gobierno federal, estatal y municipal acciones de política pública.
Consideran que se requiere una política que reconozca las ventajas de la producción orgánica, ecológica y para el comercio justo. Que favorezca acciones estratégicas que apoyen el desarrollo de esta forma de producción, catalizando lo que los productores del norte de Veracruz han logrado avanzar en las últimas dos décadas.
Para ello, anotan los investigadores del CIIDRI se requiere promover la conversión de los sistemas de producción convencionales y naturales (tradicionales) hacia la agricultura orgánica-ecológica. Los apoyos son desconocidos por los productores y tienen una fuerte carga burocrática. Se necesitan tres años para que un productor pueda lograr su certificación como productor orgánico, por lo que en ese periodo no se tiene acceso total a los precios premium, además de que se requieren diversas inversiones durante este periodo, por lo que si el Estado participara más activamente en esta etapa que se presenta como una barrera, un mayor número de productores podría incorporarse en la citricultura ecológica dando un salto cualitativo y cuantitativo en la producción orgánica.
En este sentido, agregan es de vital importancia darle atención a instrumentar esquemas de crédito y financiamiento para el acceso a las nuevas tecnologías y enfrentar el proceso de transición, para adquirir maquinaria adaptada a los procesos de producción orgánica y para fomentar que se agregue mayor valor a los productos y no se comercialicen solo como materias primas.Otro punto es la conservación y mejoramiento de los suelos, donde se requiere impulsar la producción y reproducción de semillas de abonos verdes (leguminosas) con la intención de sustituir los herbicidas que afectan la salud de los trabajadores, productores, consumidores y de la misma tierra, que es el recurso más importante del citricultor.
Igual plantean promover la capacitación a campesinos innovadores y técnicos en la producción orgánica resaltando los temas más importantes en naranja, priorizando el uso de recursos locales, y a partir de ello, formar una base de capacitadores que difundan las tecnologías aprendidas a los citricultores del norte de Veracruz.
Los investigadores señalan, además, la necesidad de fomentar y apoyar el establecimiento de biofábricas para la producción de insumos agroecológicos a bajos precios. Los precios de los insumos que actualmente elaboran citricultores de la región, son muy económicos frente a los insumos convencionales, a saber.
Proponen no realizar ninguna aplicación masiva de agroquímicos que afecte la salud de las abejas, todo tipo de fauna benéfica y la salud de niños, jóvenes y adultos de las miles de comunidades de la región. Es de alta prioridad suspender definitivamente las aplicaciones de Malathion, que están realizando en la región porque está científicamente demostrado que este agroquímico es cancerígeno para los humanos y mortal para las abejas. También no se deben utilizar ninguno de los 140 agroquímicos prohibidos en muchos países por atentar contra la salud y el medio ambiente, pero que están autorizados para su uso en México (Bejarano, 2017).
Los expertos también resaltan que las compras de programas estatales y federales son un segmento que podría detonar el esfuerzo por parte del Estado en la promoción de alimentos sanos, además de un compromiso con una agricultura que trae grandes ventajas a la región. Las cantidades de alimentos que se mueven a través de este tipo de compras no son nada despreciables, aquí se incluye todo el consumo en las dependencias gubernamentales, hospitales, reclusorios, estancias infantiles, desayunos escolares, ejército, marina, entre otros. Esta iniciativa permitiría que los alimentos orgánicos, ecológicos y para el comercio justo sean más conocidos y se consolide un mercado interno. Se trata de que los recursos públicos prioricen la salud de los consumidores y además se difundan las ventajas de la producción orgánica.
La propuesta habla, entre otros planteamientos, de que la gran mayoría de los citricultores no tiene acceso a los apoyos de extensión por parte del gobierno federal, estatal y municipal, por lo que deben de buscarse nuevas formas que permita que estos programas lleguen a mayor número de citricultores. Los servicios de extensionismo, asesoría y asistencia técnica deben ser también impartidos por universidades y escuelas vinculadas con la agricultura de la región.
* Tesista de la Carrera de Agroecología