Conacyt debe tener presupuestos multianuales
El Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) debería de ser una agencia autónoma de los gobiernos, contar con presupuestos multianuales y no estar sujeto a los vaivenes sexenales, ya que la clase política suele no estar educada en la ciencia y no entiende que la inversión en este rubro da resultados a largo plazo.
Así lo expusieron especialistas que participaron en el webinar “El futuro de la ciencia”, organizado por la Universidad de Guadalajara y Jalisco a Futuro.
La investigadora de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), campus Xochimilco, Claudia Díaz Pérez, dijo que en la ciencia tienen que participar las universidades, la sociedad y el gobierno, y se tiene que pensar a largo plazo; sin embargo, los políticos suelen concentrarse únicamente en lo que da resultados inmediatos.
“Debemos de contar con agencias independientes de los cambios sexenales, con presupuestos multianuales, es fundamental. Conacyt tendría que estar fuera del escenario político, su dirección tendría que caer en gente técnico-especializada y no casada con la ideología del gobierno del momento”, comentó Díaz Pérez.
Explicó que mientras en 2018 México invirtió sólo 0.31 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), Sudáfrica invierte 1.8 del mismo PIB en ciencia; Turquía, 1. 3; Argentina, 1.56 y Corea del Sur, 4.53. Además, nuestro país tiene un investigador por cada mil trabajadores, en tanto que Argentina tiene 3, Sudáfrica 1.8, Polonia 5.5, Corea del Sur 13.8 y EUA 8.9.
Aunque México tiene 50 años con crecimiento de becas y posgraduados, nuestros inventores están trabajando en Estados Unidos; a esto se suma el que México es lugar doce en patentes a nivel mundial, pero 95 por ciento de esas patentes pertenece a empresas transnacionales.
El director del Planetario y Centro Interactivo de Jalisco Lunaria, Alfonso Islas Rodríguez, dijo que la carencia de recursos en ciencia ha sido sistemática, pues aunque lo recomendado es invertir 1 por ciento del PIB, siempre hemos rondado entre 0.3 y 0.5.
Denunció que del año 2000 a la fecha Conacyt se volvió un “Robin Hood al revés”: en lugar de dar los recursos públicos a las universidades públicas, se los dan a la iniciativa privada.
“Yo me asocié con un empresario para producir un antibiótico natural para curar la mastitis de las vacas, generamos una patente que doné a la UdeG. Pero el empresario no cumplió su promesa al Conacyt, tomó el dinero y faltó a su palabra. Es lamentable”, relató.
La investigadora del Instituto de Neurociencias de la UdeG, Esmeralda Matute Villaseñor, recordó que los países que tienen más desarrollo científico tienen mayor bienestar social.
“Si hay tantas cosas que aporta la ciencia, ¿por qué el país invierte tan poco? Porque el efecto de la inversión en ciencia no es a corto plazo, sino a mediano, y en México la cultura sexenal nos lleva a la fractura de proyectos que parecen muy prometedores; por eso requerimos de una cultura de inversión a largo plazo. Phillips es una empresa holandesa ubicada en Eindhoven; su fundador pidió al gobierno hacer una universidad tecnológica, él apoya a la universidad y da trabajo a los egresados. Pero en nuestro país atendemos lo urgente, no lo prioritario; se nos va el tiempo en cosas pequeñitas y no en lo grande”, indicó.
Otro problema a atender es la educación básica: “Para desarrollarnos como científicos debemos saber disentir, y si en educación nos piden únicamente memorizar no vamos a logarlo. Para llegar a la ciencia debes saber hacerte preguntas, tener pensamiento crítico”, apuntó Matute Villaseñor.
La investigadora del CUTonalá, doctora Rosa María Torres López, explicó que el Conacyt no está impulsando, sino que está recortando y frenando la ciencia básica; además, con la eliminación de 65 fideicomisos se da un golpe al financiamiento de la ciencia en México.
“Los gobiernos olvidan que la ciencia promueve el desarrollo económico. Veo el futuro de la ciencia muy desesperanzador; antes del COVID-19 ya se veía venir la austeridad, y lo grave es que le están quitando lo que apenas había”, dijo.
Y aportó un dato que habla de la desigualdad de género en la ciencia: “El 70 por ciento de las mujeres que estudiamos el posgrado en Astronomía en la UNAM han tenido dificultades para insertarse en la investigación o docencia, y están desempleadas o con trabajos poco remunerados. En cambio, sólo 1 por ciento de los hombres que estaban en el posgrado no tienen trabajo, y éramos mitad y mitad. Es un problema de género completamente desesperanzador en México”.