Sugiere FAO que el agua debe tener precio
En un contexto donde más de 3,000 millones de personas viven en zonas agrícolas con niveles altos o muy altos de déficit y escasez de agua, y casi la mitad de estas personas afrontan graves limitaciones, el informe El estado mundial de la agricultura y la alimentación (SOFA) de 2020, de la FAO, sugiere que “el agua debería reconocerse como un bien económico que tiene valor y un precio”.
El documento indica que “las prácticas consuetudinarias que han llevado a tratar el agua como un producto básico gratuito suelen crear ineficiencias de los mercados. En cambio, un precio que refleje el verdadero valor del agua envía una señal clara a los usuarios para que utilicen el agua de forma inteligente. Al mismo tiempo, el apoyo en materia de políticas y gobernanza para garantizar un acceso eficiente, equitativo y sostenible para todos resulta fundamental”.
Expone que “el punto de partida para cualquier estrategia eficaz de gestión y gobernanza del agua debería ser la contabilidad y auditoría del recurso. Sucesivamente, para gestionar la competencia en la demanda de agua, garantizar el acceso equitativo a esta y proteger los ecosistemas, serán necesarias unas instituciones y reglamentaciones eficaces que promuevan la coordinación entre los distintos actores”.
“Un pilar fundamental –subraya– de este enfoque es asegurar la tenencia del agua y de la tierra, que —en combinación también con mecanismos de comercio y de fijación de precios del agua— puede crear incentivos para un uso eficiente de los recursos hídricos. A menudo, las asociaciones de usuarios de agua de ámbito comunitario pueden contribuir a mejorar la gestión del recurso. No obstante, las soluciones deben adaptarse a las condiciones locales y deben ser ideadas por las partes interesadas pertinentes o junto con ellas”.
En un comunicado, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) indica que la disponibilidad de recursos de agua dulce por persona ha disminuido en más de un 20% durante los dos últimos decenios a nivel mundial, lo que subraya la importancia de producir más con menos, especialmente en el sector de la agricultura, el mayor usuario de agua del mundo.
Considera que la mejora de la gestión del agua, apoyada por una gobernanza eficaz e instituciones sólidas -incluida la seguridad en la tenencia del agua y los derechos sobre esta, que se sustenta en una sólida contabilidad y auditoría del agua- será fundamental para garantizar la seguridad alimentaria y la nutrición a nivel mundial y contribuir a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS),
“Con este informe, la FAO envía un mensaje firme: los déficits y la escasez de agua en la agricultura deben abordarse de inmediato y con audacia si queremos tomarnos en serio nuestro compromiso de lograr los ODS”, destacó el director general de la FAO, QU Dongyu, en el prólogo del informe.
El organismo señala que las vías de acción abarcan desde la inversión en la recogida y conservación del agua en zonas de secano hasta la rehabilitación y modernización de sistemas de riego sostenibles en zonas de regadío. Estas acciones deben combinarse con las mejores prácticas agronómicas, tales como la adopción de variedades de cultivos resistentes a la sequía y medios de gestión del agua mejorados, en particular instrumentos eficaces para la fijación de precios y asignación del agua, tales como derechos y cuotas sobre el agua, a fin de garantizar un acceso equitativo y sostenible. La contabilidad y auditoría del agua debe ser, no obstante, el punto de partida de cualquier estrategia de gestión eficaz.
El SOFA destaca que el logro de los compromisos convenidos internacionalmente respecto de los ODS, incluida la meta del Hambre Cero (ODS 2), “todavía puede alcanzarse”, pero solo si se hace un uso más productivo y sostenible del agua dulce y las aguas pluviales en la agricultura, que representa más del 70 % de las extracciones mundiales de agua.
“Los planes de gestión del agua deben centrarse en el problema y ser dinámicos”, recomienda el informe. En el SOFA se señala que la población pobre rural puede beneficiarse sustancialmente del riego y se apoya su ampliación cautelosa. Entre 2010 y 2050, se prevé que las superficies de riego cosechadas aumenten en la mayoría de regiones del mundo y se dupliquen con creces en el África subsahariana, lo que podría beneficiar a cientos de millones de personas en zonas rurales”.
Cartografía de la humedad
Según la FAO aproximadamente 1 200 millones de personas, de las cuales un 44 % se encuentra en zonas rurales y el resto en pequeños centros urbanos en el campo, habitan en lugares en los que la gravedad del déficit y escasez de agua plantea un desafío para la agricultura.
Alrededor del 40 % de estas personas vive en Asia oriental y sudoriental, y un porcentaje ligeramente mayor en Asia meridional. África septentrional, Asia central y Asia occidental también se ven gravemente afectadas -en torno a una de cada cinco personas viven en zonas agrícolas con niveles muy altos de déficit y escasez de agua, frente a menos del 4 % en América Latina y el Caribe, América del Norte, Europa y Oceanía-.
Un 5 % de las personas que viven en el África subsahariana lo hacen en condiciones similares, lo que supone que unos 50 millones de personas viven en zonas en las que la grave sequía tiene efectos catastróficos en las tierras de cultivo y pastoreo una vez cada tres años.
En torno al 11% de las tierras de cultivos de secano en el mundo, o sea, 128 millones de hectáreas, afrontan sequías frecuentes, como también alrededor de un 14 % de las tierras de pastoreo, esto es, 656 millones de hectáreas. Paralelamente, más del 60 % de las tierras de cultivos de regadío, o sea, 171 millones de hectáreas, se ven sumamente afectadas por el estrés hídrico. Un total de 11 países de África septentrional y Asia se enfrentan a ambos desafíos, lo que hace que resulte urgente y necesario adoptar una contabilidad sólida de los recursos hídricos, una asignación clara y tecnologías modernas, así como cambiar a cultivos que consumen menos agua.
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Disponibilidad de agua en el mundo
- En Oceanía, el volumen medio anual de agua dulce por persona en 2017 fue de unos 43 000 m3, mientras que en África septentrional y Asia occidental este valor apenas alcanzaba los 1 000 m3.
- Las mayores extracciones totales de agua per cápita se producen en Asia central, con casi 2 000 m3por persona en 2017, frente al África subsahariana, donde este valor es inferior a 130 m3.
- En los países menos adelantados, 74 % de la población rural carece de acceso a agua potable.
- Hay 91 países que cuentan con planes nacionales para el agua potable rural, pero solo nueve han asignado suficiente financiación para la ejecución de estos planes.
- Alrededor del 41 % del riego mundial se realiza a expensas de las necesidades de caudales ambientales, que son decisivos para respaldar los ecosistemas que desempeñan funciones de sustentación de la vida.
Fuente: FAO