El impacto global del futuro éxito de la acuicultura en alta mar, especialmente a largo plazo, vislumbra que se conciba como una nueva fuente de crecimiento de suministro de proteínas marinas saludables y de primera calidad, así como una excelente oportunidad de negocio para la industria acuícola y pesquera.
La correcta planeación y ejecución definirá el potencial para mejorar a gran escala la bioseguridad de la acuicultura, sostenibilidad y bienestar animal, al tiempo que se reduce su huella medioambiental, refiere el informe de RaboResearch, el centro de análisis de la entidad holandesa Rabobank: “A Deep Dive Into Offshore Aquaculture, ¿Will Offshore Aquaculture Bring Evolution or Revolution to the Seafood Industry?”, donde se revisa el panorama general de la acuicultura marina en alta mar, sus implicaciones en el desarrollo comercial y productivo, así como el impacto económico y medioambiental que representa su adopción a nivel global.
El documento expone que la acuicultura tradicional está experimentando limitaciones y complicaciones, derivadas de su rápido crecimiento y desarrollo en las últimas décadas. La ocupación de las mejores locaciones para el establecimiento de granjas, los máximos niveles de capacidad de crianza alcanzados en las ubicaciones, y los cambios restrictivos en las legislaciones ambientales, a la par del cambio climático y el desarrollo de centros turísticos en las zonas costeras, han complicado la operación acuícola, impulsando esfuerzos a encontrar alternativas viables que permitan continuar las actividades económicas.
Resultado de la innovación y el surgimiento de nuevas tecnologías, se han comenzado a desarrollar proyectos de acuicultura a niveles más profundos en el mar, que respondan las necesidades productivas, comerciales y ambientales de la crianza de especies marinas.
Por ejemplo, el cultivo de especies de salmón en Noruega prevé la ejecución de numerosos proyectos que plantean la adopción de esta nueva acuicultura, aspirando evolucionar el modelo de negocios tradicional que se ha seguido hasta la actualidad. La gran industria de cría de salmón noruego plantea una gran oportunidad de consolidar su fuerza en el mercado, prevaleciendo por encima de Alaska, Argentina, Rusia y Sudáfrica, dónde la temperatura permite la cría, pero no existe suficiente infraestructura que respalde la producción.
Otro caso es China, epicentro de la innovación de la acuicultura en alta mar, que en un periodo relativamente corto podría hacer competencia que rivalice con la producción de salmón europeo. Se espera que su ventajoso escenario comercial favorezca en un futuro a la acuicultura de alta mar y abra paso a la transformación de la industria pesquera, logrando la autosuficiencia de productos como mariscos y proteínas animal.
Obstáculos y consideraciones
Sin embargo, según el informe, existen tres limitaciones que impiden el desarrollo de las operaciones. Los dos primeros son relacionados con la tecnología a implementar: los altos gastos de capital para el establecimiento de las granjas mar adentro (capex), y los riesgos comerciales implicados.
Aunque, capex varía considerablemente de acuerdo con el tamaño y forma del proyecto a implementar, la escala, la energía del oleaje, la distancia desde la costa y la profundidad del agua, son factores que determinan la operación de la infraestructura y la tecnología a utilizar. El cultivo de salmón en Noruega, indica que el capex se encuentra en el rango de $11/ kg a $17/kg, bastante equiparable al rango de los principales proyectos de salmón de sistemas de recirculación acuícola (RAS) terrestres.
También, se señala que la reducción de costos operativos en la acuicultura es una ventaja frente a los menores costos de transporte de los sistemas RAS. El uso de energía eólica o la infraestructura de petróleo y gas podrían reducir parcialmente el gasto de capital. Si bien algunas granjas y proyectos de acuicultura en alta mar ya están en funcionamiento, la industria todavía está buscando el diseño óptimo de los modelos y se encuentra lejos de cualquier estandarización. Se espera que el gasto de capital en alta mar disminuya en el futuro, pero también es probable que la tecnología RAS también mejore.
Cabe señalar que la acuicultura en alta mar es una tecnología emergente de la que aún se esperan numerosas innovaciones. Para el caso del salmón se cuenta con la relativa ventaja de un sector con constantes innovaciones y desarrollo. En cambio, para China, el escenario es un poco más riesgoso operativamente, ya que la acuicultura marina está menos desarrollada y mucho más fragmentada en términos de especies, ya que decenas de ellas se cultivan en ambientes marinos.
Está claro que los riesgos operativos y de mercado son considerables. Sin embargo, dada la gran importancia estratégica de la acuicultura en alta mar, se pronostica que la industria permita el surgimiento de proyectos nuevos.
La tercera limitación, más orientada al área gubernamental que queda fuera del control de la industria son la legislación y los permisos ambientales. El paso de la acuicultura costera a mar adentro requiere la participación de instancias gubernamentales que regulen el transporte marítimo, el turismo, la pesca y la energía, así como el ejército, marina y guardias costeras. Para Estados Unidos representa un largo camino de modificaciones a la legislación, que en ocasiones también se complica por preferencias políticas; en cambio en China, cuyo gobierno ha estado interesado en el desarrollo de tecnología que favorezca las actividades pesqueras, se espera más apoyo.
Asimismo, es contemplada la posibilidad de realizar operaciones acuícolas en aguas internacionales, que beneficien al medio ambiente, suministrando productos del mar a la creciente población mundial, pero aún se debe estudiar la opción, ya que no existe un convenio internacional actualmente que regule al sector. Del mismo modo, es necesario realizar diversas evaluaciones de impacto ambiental que garanticen la seguridad y viabilidad de las actividades en mar abierto de manera sostenible
