Estudian métodos para acelerar procesos de degradación de pañales desechables
La investigadora del programa Cátedras Conacyt, Perla Xóchitl Sotelo Navarro, adscrita al Cinvestav, trabaja en una alternativa para el tratamiento de los residuos de productos higiénicos absorbentes y así contribuir a la reducción del impacto ambiental a lo largo de su ciclo de vida.
Los productos higiénicos pueden clasificarse según su disposición como pañales para bebés, calzoncillos para la incontinencia en adultos y compresas o tampones de higiene femenina. “Los pañales desechables son los productos más comunes dentro de este segmento; sin embargo, en México no se cuenta con una técnica para su tratamiento cuando se convierten en basura, por lo que son enviados a rellenos sanitarios con el resto de los residuos sólidos urbanos”, señaló la investigadora adscrita al programa de Doctorado Transdisciplinario en Desarrollo Científico y Tecnológico para la Sociedad.
Un pañal desechable común tarda en degradarse 500 años, pues además de contener alrededor de 35 por ciento de fibra de celulosa, el resto son materiales sintéticos no biodegradables, como el polietileno, polipropileno y un polímero sintético muy absorbente.
Con la finalidad de encontrar métodos que aceleren el proceso de degradación y evitar que los sitios donde se depositan este tipo de residuos se conviertan en focos de contaminación o infección, Sotelo Navarro propuso una logística para que los pañales desechables no lleguen a los rellenos sanitarios. Mediante personal especializado, se realizará la recolección directa, cada cierto tiempo, en sus lugares de generación (hospitales, guarderías y hogares), similar a lo que ocurre con los residuos biológicos infecciosos generados en pequeñas clínicas.
Una vez recolectados se llevarán a las plantas destinadas para el composteo o generación de biogás ya existentes, donde serían triturados para facilitar su degradación. Dadas las características del pañal desechable, se mezclará este desecho con residuos de jardinería, los cuales se introducirán en biorreactores aerobios (tambos de plástico con capacidad para 200 litros), cuyas mezclas contenidas se voltearán manualmente para su aireación.
En dicho proceso, la materia orgánica se descompone por la acción de microorganismos, principalmente bacterias y hongos, los cuales producen calor y garantizan la eliminación de patógenos al incrementarse por encima de los 60 grados centígrados.
Al final de la transformación se obtiene un producto que debe someterse a tamizado, con la finalidad de separar la parte plástica (30 por ciento) que puede ser reciclada o reutilizada, por ejemplo en procesos hidropónicos donde podría funcionar como soporte de las plantas (sustrato plástico); el mulch (un compuesto con las partes gruesas de los residuos de jardinería) y la composta, la parte fina.
También existen variaciones en el proceso, pues si los residuos son tratados dentro de un biorreactor con digestión anaeróbica, se pueden obtener productos finales con importantes beneficios económicos, sociales y ambientales, como lo son el biogás, para producir energía, y el digestato, un subproducto que sirve como fertilizante.
El impacto ambiental que supone la concentración de este tipo de productos en los lugares de desecho se traduce en factores de riesgo como la liberación no controlada de biogases, liberación de sustancias que afectan y contribuyen a la destrucción de la capa de ozono, contaminación de los suelos y de los cuerpos de agua, proliferación de fauna nociva y por lo tanto la transmisión de enfermedades.
A pesar de que este proceso solo está probado con pañales desechables para niños, pues estos aún se encuentran libres de químicos como los fármacos, con esta investigación se pretende utilizar esta logística y proceso de transformación en otros productos higiénicos, como lo son los pañales para adulto o toallas sanitarias femeninas y adaptarla a comunidades rurales autosustentables.
Desde el punto de vista ambiental y de salud pública, el manejo adecuado de los residuos en las etapas que siguen a su generación permite mitigar los impactos negativos sobre el ambiente, la salud y reducir la presión sobre los recursos naturales.