Trabajan para conservar cacerolita de mar
Con el propósito de generar conocimiento para la conservación de la cacerolita de mar en la península de Yucatán, en el Tecnológico Nacional de México (TecNM), campus Tizimín, se desarrolla una investigación para lograr este objetivo.
El científico Juan José Sandoval Gio, líder del proyecto, señala que la cacerolita de mar es una de las especies consideradas como fósiles vivientes. En condiciones naturales llega vivir de 20 a 40 años y medir 50 cm de largo. Se puede encontrar en la Península de Yucatán, Quintana Roo y Campeche.
El doctor en Ciencias Marinas señaló que su fascinación por la especie ocurrió desde temprana edad en el Puerto de Progreso, cuando encontraba cacerolitas en las playas.
Sandoval Gio comenta que cuando ingresa a la maestría, al estudiar aspectos inmunológicos en organismos marinos retoma a la especie, ya que es un modelo de inmunidad, “la forma en la cual se defiende en su entorno es muy arcaico pero muy efectivo”.
Cuando ingresa al TecNM Campus Tizimín y al encontrarse cerca de la Reserva Ecológica de Río Lagartos, donde abunda la especie, sometió un proyecto a la institución pidiendo la colaboración del investigador Héctor Ortiz del TecNM campus Chetumal.
El proyecto de investigación da inicio en el 2014 sobre la dinámica poblacional de la cacerolita de mar. Tiempo después, para el 2017, se conjuntan esfuerzos para realizar la investigación durante 4 años con financiamiento de Conacyt.
El biólogo Héctor Ortiz, explicó que la primera interacción que tuvo con la especie en su tiempo de estudiante, fue en una práctica de campo en las playas de Yucatán.
Sin tener idea de la existencia de las cacerolitas, al joven científico le impactó el momento en que conoció un lugar invadido de ellas. Fue en el TecNM Campus Chetumal que retoma el tema por el impacto que significaba conocer a la especie.
A consideración del biólogo, lo que hace especial a la cacerolita de mar es que ha conservado sus rasgos morfológicos a lo largo del tiempo. Los ancestros de esta especie datan de la era paleozoica. Algunos le llaman fósil viviente.
Sin embargo, Sandoval Gio, dijo que a la especie se le ha considerado en la biomedicina. En su sangre o hemolinfa absorben nutrientes que distribuyen alrededor del organismo. Sus metabolitos son como células, que cuando se les presenta un agente bacteriano forman un coagulo, dando pie a investigarse para la industria biomédica.
“Especialmente para control de calidad de dispositivos médicos en la elaboración de fármacos o de vacunas”, enfatiza.
De los lotes que se comercializan para vacunas, un número determinado se obtiene y se prueba con estos Limulus, el compuesto que permite aglutinar no solo en el ambiente natural sino también en ambiente artificial e industrial y si se detecta que se forma un coagulo se vería que hay una contaminación bacteriana, lo cual permitiría que el lote se desechara. Es entonces que las cacerolitas tienen esa forma defenderse y lo hacen de una manera muy eficiente.
A partir de que la Semarnat estableció que es una especie en peligro de extinción, no se puede capturar, sólo se puede utilizar para estudios. Pero se encontró que ha habido una disminución de la población debido a la explotación como cebo para la captura del pulpo, ya que tiene un olor y un sabor particular que atrae a los cefalópodos, sirviendo un pedacito de ella para varias pescas.
Por último, Juan Sandoval sugiere cambios en las normativas ambientales y Héctor Ortiz cree que puede surgir más gente interesada en el tema, ya que se ha estado trabajando en la divulgación de la ciencia y ha presentado ola problemática en muchos ámbitos, “falta mucho por hacer en la experimentación de la cacerolita de mar, sin poner en peligro su conservación”.