Reconocen tres sistemas chinos como patrimonio agrícola mundial
Tres sitios en China han sido reconocidos como Sistemas importantes del patrimonio agrícola mundial (SIPAM), se trata de una zona que produce té desde la antigüedad, una región en la que se cría ganado de forma nómada y un sistema de cultivo de secano que emplea bancales de piedra, debido a la forma singular en que utilizan las prácticas y los conocimientos tradicionales a la vez que mantienen una biodiversidad y ecosistemas únicos.
La designación se produjo en una reunión del Grupo Asesor Científico de los SIPAM celebrada en Roma. De acuerdo con los criterios de selección, los sitios deben revestir una importancia mundial, tener valor como bien público, contribuir a la seguridad alimentaria, la seguridad de los medios de vida, la agrobiodiversidad, los sistemas de conocimiento, los valores sociales y la cultura, así como constituir paisajes extraordinarios.
Los SIPAM, que celebran en octubre su 20.º aniversario, son un programa emblemático de la FAO. “Los SIPAM han demostrado su potencial como modelo de agricultura sostenible mediante su notable enfoque agroecológico. Representan una forma de revitalizar las comunidades rurales y de promover el desarrollo rural aprovechando las características únicas que poseen y que están integradas en sus sistemas agrícolas”, declaró Maria Helena Semedo, Directora General Adjunta de la FAO.
Hasta la fecha se han incorporado 18 sitios de China a la lista de sistemas del patrimonio agrícola mundial. En la actualidad, la red mundial del patrimonio agrícola de la FAO abarca 65 sistemas en 22 países de diferentes puntos del planeta.
Una zona que produce té desde la antigüedad
Se piensa que la producción de té en Anxi, comarca situada en la provincia sudoriental de Fujian, se remonta al siglo X. Su té más famoso, el denominado Tieguanyin (“diosa férrea de la misericordia”), surgió en el siglo XVIII y pertenece a la categoría del té oolong o semifermentado, entre el té verde y el té negro.
Entre los singulares conocimientos técnicos de los agricultores de la comarca cabe señalar sus prácticas perfeccionadas para gestionar el entorno natural y garantizar las mejores condiciones para el cultivo del té y la producción de hojas de té de una calidad excepcional. Gracias a este acervo se han salvaguardado la estabilidad y la sostenibilidad a largo plazo de los sistemas ecológicos de sus plantaciones de té y se ha convertido este producto emblemático en parte de la identidad de las comunidades locales.
Sistema nómada de pastizales
El sistema nómada de pastizales de Ar Horqin, en la región septentrional de China llamada Mongolia Interior, es la primera zona de patrimonio agrícola nómada que se designa en China y constituye un ejemplo mundial de cría de animales sostenible y gestión de tierras de pastoreo frágiles. Existen pruebas de que los primeros habitantes de la zona cazaban y llevaban una vida nómada desde el Neolítico. Más recientemente, la población de la región, mongola en gran medida, ha conseguido preservar su producción y estilo de vida nómadas tradicionales al mismo tiempo que se ha adaptado a un entorno cambiante.
La región posee una variedad de ecosistemas, como bosques, pastizales, zonas húmedas y ríos, con funciones ecológicas importantes. Para adaptarse al frágil entorno de los pastizales, los antepasados de los pastores de hoy adoptaron un estilo de vida típicamente nómada. Al cambiar constantemente de pastos para su ganado, garantizaron la protección de la vegetación y la utilización de los recursos hídricos, evitaron la degradación del suelo y el sobrepastoreo y proporcionaron un suministro continuo de productos pecuarios como carne y queso a las comunidades locales.
Sistema de bancales de piedra seca de Shexian
El sistema de bancales de piedra seca de Shexian, ubicado en la provincia china septentrional de Hebei, constituye un sistema agrícola de secano cuyos orígenes se remontan al siglo XIII. Las tierras de bancales de piedra, pese a encontrarse en un entorno montañoso y hostil, siguen contribuyendo decisivamente a hacer que la agricultura sea posible en las empinadas pendientes de esta árida región. La agricultura ofrece a los habitantes de la zona un medio de vida estable y sirve de modelo para una agricultura sostenible, ecológica y cíclica en esta zona septentrional de montañas calizas a pesar de la falta de suelo y de lluvia.
La comarca es famosa por las nueces y los árboles angélica chinos, pero en los bancales también se cultivan el mijo, la soja, el azufaifo negro y otros productos agrícolas y forestales. Gracias a esta variedad de cultivos y valiéndose de técnicas agrícolas ecológicas, las comunidades locales han logrado garantizarse durante siglos su propia seguridad alimentaria y bienestar, a la vez que han dado forma a un paisaje excepcional que es testigo de su capacidad para vivir en armonía con el entorno.