Dependencia de maíz creció en actual sexenio; México importa 21.6 millones de t en 2024
El gobierno de la Cuarta Transformación (4T), que esta por concluir, deja un gran pendiente en producción de maíz amarillo, cuyas importaciones al término del presente ciclo agrícola se estiman de manera preliminar, al mes de agosto de 2024, en 21.6 millones de toneladas (t).
Cifras del Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP) muestran que la dependencia fue en ascenso —justificada por una mayor demanda del sector pecuario— y si en el año agrícola octubre 2020-septiembre 2021 se compraron al exterior 15.8 millones de t de esta grano, para el siguiente ciclo se elevó a 16.6 millones de t.
De acuerdo con esta estadística para el ciclo 2022-2023 las importaciones de maíz amarillo se elevaron a 18.4 millones de t, en medio de la disputa comercial que sostiene México con Estados Unidos en torno al maíz transgénico.
La producción de maíz amarillo en México se mantuvo estancada durante el sexenio que termina, dado que en el periodo 2020-2021 apenas fue de 2.8 millones de t; para el siguiente año agrícola de 3.1 millones, el siguiente de 3.3 millones y para 2023-2024 se estima cierre en 2.9 millones de t, de acuerdo con los datos del SIAP.
Cabe mencionar que México es autosuficiente en producción de maíz blanco, pero ésta tampoco estuvo exenta de problemas durante el sexenio que fenece. En el año agrícola octubre 2020-septiembre 2021, el país produjo 24.2 millones de t; el siguiente ciclo bajo a 23.5 millones; en 2022-2023 se ubicó en 24.8 millones y para el cierre del presente ciclo el SIAP prevé una caída para colocarse en 20.5 millones de t.
El sector maicero de Sinaloa, que produce gran parte del maíz blanco que se consume en el país, ha enfrentado problemas de precios –que incluso derivaron en toma de viabilidades y del Aeropuerto de Culiacán a mediados de 2024– y de sequía –que el último ciclo desplomó la producción en 50%–, lo cual ha colocado a los productores en dificultades que han sido paliadas con cuantiosos recursos federales y estatales.
En el horizonte no se vislumbra una planeación para ordenar el mercado y acotar a las grandes empresas que especulan con la compra de maíz, dejando a los agricultores en manos del mercado, ese que mueven las grande firmas.
Lo anterior llevo al propio gobernador de Sinaloa, Ruben Rocha, durante las protestas señaladas, a declarar que “los verdaderos responsables de que sus cosechas se malbaraten” son Gruma, Cargill y Minsa, a las que acusó, incluso, de boicotear el programa gubernamental de comercialización de maíz.
Frente a un gobierno que inicia anunciando cambios en el sector agroalimentario, hay que recordar que en los llamados sexenios neoliberales una de las “soluciones” a los problemas de comercialización y abasto de mercado era importar grano del exterior a ínfimos precios; la tentación es grande para los empresarios y el propio gobierno federal –que antepone el problema inflacionario a cualquier otro– en un contexto de precio bajo; pero también hay que considerar que en el pasado ha habido crisis que afectan el ingreso de los agricultores, generando conflictos sociales y que, además, trastocaron el insumo principal de la tortilla, el maíz, un alimento esencial para los mexicanos, lo que incide al final en la inflación.
Producir lo que el país consume, es un buen deseo, pero a la luz de las cifras de importación de maíz amarillo no se han dado pasos firmes en esa dirección. Sin duda un gran pendiente para la próxima administración del “segundo piso de la 4T”.
