Frutas y Hortalizas

¿De dónde viene la calabaza de Castilla?

La Calabaza de Castilla es un cultivo originario de México que, sin embargo, no se produce a gran escala, pero tan típica en fiestas estadounidenses de Halloween o del día de la gran calabaza; tradiciones que poco a poco se han mezclado con el Día de muertos mexicano.

De acuerdo con datos de la Sagarpa, en el 2010 se sembraron mil 385 hectáreas de la variedad de calabaza de castilla, con un rendimiento promedio de 18 toneladas por hectárea, lo que se reflejó en un a producción de 24 mil toneladas.

El valor de la producción fue de 52 millones de pesos, mientras que el precio promedio en campo ascendió a  2.50 pesos por kilogramo.

El estado de Sonora es la entidad que aporta el mayor volumen de la producción nacional, con una participación del 60 por ciento; seguido de Guerrero con 16 por ciento, Michoacán con 9 por ciento y Baja California con 4 por ciento.

Toda la producción se comercializa en el mercado nacional y se tiene un consumo per cápita de apenas 200 gramos al año.

El ingeniero Sebastián Peña, director de frutales, hortalizas y ornamentales de la Sagarpa refiere que en México la Calabaza de Castilla generalmente se siembra junto con el maíz. No conozco a nadie que se dedique exclusivamente a producir ese cultivo, salvo los que siembran la variedad pipiana, que se utiliza habitualmente para la extracción de las pepitas o semillas, que nos comemos en forma de botanas o en platillos como el famoso pipián.

La cosecha de la calabaza se lleva a cabo en el mes de octubre, y puesto que a en estos días se celebra el Día de muertos, mucha gente la incorpora en sus ofrendas. Sin embargo, es en Estados Unidos donde tiene mayor presencia, destaca.

Existen 11 especies de calabaza, de las cuales  cinco se cultivan en México, una es la calabaza (cucúrbita  pepo), conocida popularmente como calabacita.; otra es la calabaza pipiana (cucúrbita argyosperma), de la cual se consumen  principalmente sus semillas;  también se produce el chilacayote (cucúrbita  ficifolia), que se come en forma de verdura cuando está tierna y se usa  para elaborar dulces cristalizados cuando está madura.

Peña Maldonado comenta que las otras dos especies son la calabaza kabosha  (cucúrbita máxima), de piel verde moteada, con firme pulpa anaranjada que es ideal para postres o platos salados; mientras que la de castilla (cucúrbita moschata), se utiliza para dulces y encurtidos, también se aprovechan las  pepitas enteras o molidas.

Durante la temporada de cosecha se elabora un postre con la variedad de castilla y piloncillo, que en muchas comunidades se consume en el desayuno acompañado de un vaso de leche, es muy rico y nutritivo.

La calabaza no es un cultivo lo suficientemente estudiado, se conoce poco de él y casi no hay datos sobre sus posibles aplicaciones en la industria. No hay ni información referente a las importaciones, ni siquiera existe una fracción arancelaria que la distinga.

Incluso la Organización de Naciones unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), que es quien tiene toda la información de la producción, distribución y consumo agrícola en el mundo, no tiene datos al respecto, al menos no de México, asegura el funcionario.

Puesto que no es un cultivo con alto valor en el mercado, ya que no rebasa los 15 pesos por kilo y los costos de producción oscilan entre los 5 y 8 mil pesos, dependiendo la cantidad de fertilizante y agroquímicos que se empleen, el margen de ganancia no es mucho.

Adicionalmente, es un producto perecedero que tiene una vida de anaquel no mayor a los dos meses, si no se vende pronto se pudre y esas son pérdidas para los productores y comercializadores, explica.

Con relación a la variedad pipiana, la que se produce en mayor medida, aunque no se cuenta con datos precisos, se esta trabajando en un mecanismo  para que la extracción de la semilla se realice en condiciones mas inocuas, que no intervenga mucho la mano de los productores.

También tenemos que avanzar en mejores prácticas de aprovechamiento de esta variedad, puesto que los productores, principalmente del sur del país, únicamente obtienen la semilla y desperdician el resto, lo abandonan en los mismos campos de cultivo.

Toda la pulpa se puede emplear como alimento complementario para la engorda del ganado equino, vacuno o porcino. Con la calabaza los cerdos suben rápidamente de peso y les sería más rentable a los productores, más ahora que el precio de los granos como el maíz está tan alto.

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ERNESTO PEREA

Periodista especializado en temas agropecuarios y agroalimentarios. Premio Nacional de Periodismo y Divulgación Científica, otorgado por el CONACYT. En la actualidad director del portal web www.imagenagropecuaria.com Autor del libro Voces y vivencias del movimiento orgánico Ha colaborado con las revistas editadas por el Grupo Expansión. Ha sido consultor de la FAO. Brinda servicios de comunicación, información, análisis y consultoría para diversas empresas e instituciones. Correo electrónico: editor@imagenagropecuaria.com

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