El titular de un boletín decembrino, como buen encabezado sensacionalista, pondera: “Registra campo el mayor crecimiento en más de 10 años”, y da pasó a un coctel de rudimentaria redacción nutrida de números: datos duros, afirman los neófitos. “En cuanto a producción de alimentos en general, esperamos llegar a una buena cifra: más de 197 millones de toneladas, esto representa más del 7 por ciento contra lo obtenido en 2009 (184 millones)”. Dice la voz impresa del responsable de la Sagarpa, Francisco Mayorga, y extiende el discurso a detalles: “En la parte agrícola estimamos cerrar en alrededor de 176 millones de toneladas (50 cultivos), en la pecuaria en 19 millones (incluye leche, que tuvo un buen repunte, carne en canal y huevo) y en pesca en aproximadamente 1.7 millones de toneladas”.
El documento que lleva el mensaje del funcionario del gobierno federal, es demasiado joven para citar, quizás para saber, que en 2008, año de la crisis alimentaria mundial, la misma dependencia dio a conocer una cosecha récord de 196 millones de toneladas de alimentos y declaró el compromiso de llegar a 200 millones de toneladas en la cosecha de 2009.
Otro de de esos boletines de la Sagarpa anuncia con bombo y platillos una cosecha buenísima de maíz. En la redacción se deja sentir optimismo pleno por los alcances obtenidos en 2010, el año que se fue en propósitos estadísticos atrincherados en el discurso cotidiano: “El abasto de maíz para consumo humano en México está garantizado. La Sagarpa informa que para 2010 se espera una cosecha total de 24.2 millones de toneladas del grano, de las cuales se estima que 22.5 millones correspondan a maíz blanco, cifra superior en más de cuatro millones a lo obtenido en 2009 en este segmento”.
Arrogante anuncio, que desdeña el reclamo de los productores de tortilla para elevar el precio del alimento, y sumerge en las sombras logros anteriores en producción de maíz, dados a conocer en lo que ahora parecen ser viejos boletines fechados en enero de 2009: “Alberto Cárdenas Jiménez (entonces titular de Sagarpa) explicó que durante el año agrícola 2008, los productores agropecuarios, acuícolas y pesqueros lograron las siguientes 14 cosechas récord: maíz, 25 millones de toneladas; naranja, 4.3; limón, 1.9; aguacate, 1.2; mango, 1.7; chile, 2.4; papa, 1.7; jitomate, 2.4; azúcar, 5.5 (segunda zafra récord); leche, 10.3; carne, 5.4; huevo, 2.3…”
Y como sea, con récord o con cifras superiores, las cosechas del cereal siguen flacas para satisfacer la demanda interna de 33 millones de toneladas del grano. Y aquello de la excedentaria producción de maíz blanco que garantiza el abasto para que los tortilleros dejen de pensar en aumentar el precio del tradicional alimento, es nota antigua: esa cosecha siempre ha sido satisfactoria. Y cómo pasar por alto que el mercado más grande para la tortilla, la Ciudad de México que concentra la quinta parte de la población nacional, se abastece con maíz amarillo ¡Aquí las tortillas blancas ni se conocen!
Otras hojas de papel gritan su verdad impresa; discurso, también, para engallar lideratos en el mismo sector: el campo mexicano, y desmaquillar con solventes de la misma fuente la jactancia oficial: “La situación económica es mucho más grave en el sector rural, donde el 37 por ciento de los 33.8 millones que lo habitan no recibe ningún ingreso, lo que comprende 12.5 millones de personas, en tanto que 25 por ciento recibe sólo un salario mínimo y representa casi 8 millones 450 mil habitantes”. Redactado así en el comunicado guadalupano, obvio emitido el 12 de diciembre, por los comunicadores de la Confederación Nacional Campesina, y atribuido al entrante presidente de la organización, Gerardo Sánchez García, diputado federal priísta por Guanajuato.
“Esos bajos ingresos, aunados al incremento de los productos de la canasta básica durante la administración de Felipe Calderón, han hecho que las familias que viven en el campo tengan una pérdida de 44.3 por ciento en su ya deteriorado nivel de vida, e incluso casi 30 millones no puedan adquirir la canasta básica completa”. Según estos números y visto en porcentajes, 26.7% de los mexicanos carecen de la dieta elemental para estar sanos y fuertes. Pero también retan la realidad que predican los boletines de Sagarpa: “Estamos viendo un comportamiento económico del sector agroalimentario muy positivo. El crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) primario nacional correspondiente al tercer trimestre de 2010 (8.9%) representa el mayor avance del sector en todo el sexenio, el cuarto mejor resultado en los últimos quince años y el más alto incremento para un tercer trimestre en más de una década”. Vaya, vaya, vaya, pues los boletines bien que dan sorpresas con su fiesta de números, porcentajes, estadísticas, euforia, reclamos y acusaciones, que no logran por más que quieran obligar al olvido. Lo que sí alimentan es la desconfianza y quiebran la confiabilidad en lo que pregonan. ¡Qué caray, que venga el 2011! Ya llegará su diciembre, para que se vaya.
