Irreal decir que 3 millones de personas comen mejor por Cruzada vs hambre
Cobertura administrativa con Oportunidades o el acceso a comedores comunitarios no significa que los beneficiarios ya no tengan hambre, experto.
La urgencia del gobierno federal de decir que tres millones de personas ya comen mejor resulta irreal, porque la cobertura administrativa con programas como Oportunidades o el acceso a comedores comunitarios, impulsados en el marco de la Cruzada Nacional contra el hambre, no significa que los beneficiarios ya no tengan hambre, expresó el investigador del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición “Salvador Zubirán” (INNSZ), Abelardo Ávila Curiel.
Esta declaración toma relevancia si se toma en cuenta que el experto cuenta con una experiencia de 30 años en el estudio y aplicación de programas en materia de nutrición y que además forma parte del Comité de expertos de la Cruzada.
En breve entrevista, realizada en el marco de la VIII Reunión del Grupo de Trabajo de la Iniciativa América Latina y El Caribe sin Hambre 2025, expresó que lamentaría, como sucede recurrentemente en México, que antes de construir la calidad técnica e institucional que se requiere para avanzar en el problema del hambre y la desnutrición, gane la obligación de presentar “éxitos” antes de las próximas elecciones intermedias.
En la administración federal, “hay urgencia en decir que hay menos hambre, que hay tres millones de personas que comen mejor, con los mismos programas que se tenía antes; eso no es real, eso es hablar de la población que están recibiendo algunas acciones asociadas a la Cruzada contra el hambre. No se puede decir que con el hecho de acceder al programa de oportunidades ya mejore en automático; que haya comedores no quiere decir que ya no tienen hambre. La cobertura administrativa se toma como si el beneficiario ya tuvo un efecto”.
Ávila Curiel reconoció que conforme a lo planeado en la Cruzada se ha ido avanzando en cuanto al número de acciones, lo que es la tarjeta sin hambre, los comedores, lo que nos preocupa es la forma de hacer el alineamiento de los programas y que los problemas no se resuelvan de fondo.
Los resultados –añadió– todavía están por verse, por lo que el Coneval está en proceso de evaluación del programa y en tres meses se tendrán los resultados. Con esta medición se verá si se están haciendo las cosas bien o no. “En lo personal soy escéptico de que estas medidas vayan a resolver los problemas de fondo, porque no se están integrando, articulando acciones, por ejemplo en la producción de alimentos, que corresponde a la Secretaría de Agricultura o el crecimiento económico, que involucra a la Secretaría de Hacienda”.
Consideró que sólo se está alineando lo que ya se hacía, solo se ajustan las mismas reglas de operación, se justan las modalidades de algunos programas como la Tarjeta Sin hambre, que sólo pueden usarla en alimentos y parte de la transformación de fondo es la garantía efectiva de otros derechos.
Falta reconsiderar muchos aspectos para aprovechar la sinergia de la integralidad de las acciones y comprometernos a resultados reales con sistemas para vigilar el crecimiento de los niños y observar que no se ha creado obesidad o daños a la salud.
En este sentido comentó que la recuperación de una persona adulta por desnutrición se puede lograr en días o pocas semanas, pero en el caso de los niños es mucho más complicado cuando hay desnutrición severa, por lo que en los dos primeros años se tiene que hacer un esfuerzo para prevenir esta desnutrición.
El punto más débil –recalcó– es el diseño y la capacidad institucional y técnica para integrar todas estas acciones. Ese es el esfuerzo que falta: capacidad, calidad y evaluación inteligente en tiempo real transparente y en forma oportuna.
