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Para solucionar males del mundo, la ONU prioriza la nada

En lugar de 169 metas, el presupuesto debiera centrarse en 19 que engloban los grandes males del mundo actual…

Reza el refrán que “el dinero lo puede todo” y pareciera que en ese tenor la Organización de las Naciones Unidas (ONU) consensuó en su 70 Asamblea General (septiembre 2015), en Nueva York, incrementar la ayuda económica a los países más pobres y en desarrollo, como la fórmula idónea para abatir los flagelos del mundo de aquí al 2030. Tal decisión es resultado de la experiencia obtenida de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) estructurados en 2000 para en 15 años reducir en 50 por ciento los principales males del planeta, y que a partir de la reunión del organismo internacional pasaron a ser Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

En opinión del Dr. Bjorn Lomborg, presidente de Copenhagen Consensus Center (CCC), esa estrategia de Naciones Unidas es un yerro de diseño y estructural, puesto que la ONU pretende rociar dinero así como así a una cantidad de metas (169) que por su diversidad no permitirán concretar logros específicos y sí propician la dispersión de los recursos con anémicos resultados.

Debido a la politiquería y el deseo de complacer a todos, el enorme presupuesto de 2.5 billones de dólares que manejará el organismo internacional como presupuesto para ayuda económica de los países pobres durante los próximos 15 años, rendirá cuatro veces menos de lo que podría hacerse con esa suma, esto de acuerdo a las estimaciones de Bjorn Lomborg, expuestas en la entrevista que concedió en Nueva York.

La propuesta del Copenhagen es que en lugar de las 169 metas a las que se destinará dicho presupuesto, los esfuerzos debieran centrarse en 19 temas que engloban los grandes males del mundo actual, porque el principal problema con la nueva lista propuesta por la ONU, el priorizar 169 cosas, es muy similar a priorizar la nada”.

Bjorn afirma que en lugar de aprender del relativo éxito obtenido con los ODM, Naciones Unidas está cambiando completamente el curso y trata de hacerle frente a todos los retos que se le ocurren. La nueva lista está fuera de foco y concentrarse en ella va a ser demasiado complicado para cualquier gobierno.

En el análisis el Copenhagen Consensus, elaborado por un panel que incluye varios economistas ganadores del premio Nobel, se precisa que al concentrar el presupuesto del que habla la ONU en 19 objetivos específico, que propone el CCC, por cada dólar invertido se podría lograr un beneficio de 15 dólares, a diferencia de por uno invertido, uno de beneficio, como sucederá con el proyecto de las 169 metas del organismo internacional.

De entre los problemas más importantes que habrán de enfrentarse en el mundo en desarrollo, Bjorn cita como ejemplo el acceso universal a la anticoncepción y la planificación familiar, que de acuerdo a la investigación del CCC tendría un costo de 3,600 millones de dólares, con lo que se evitaría cada año la muerte de 150 mil madres durante el parto y que queden 600 mil niños y niñas huérfanos.

Además, esto aumentaría proporcionalmente el número de personas en edad de trabajar. Empoderar a las mujeres con un mayor acceso a la anticoncepción generaría 120 dólares de beneficios sociales y económicos por cada dólar gastado en ese tema.

Otro objetivo que cita Bjorn es el de poner fin a la tuberculosis en 2030. Enfermedad que aún erradicada en los países ricos, a la fecha es una causa de muerte en las naciones pobres. El tratamiento es barato y eficaz. En la investigación del Consenso de Copenhaguen se muestra que ayudar a todos los que padecen este mal, costaría alrededor de 8,000 millones de dólares al año, pero eso proporcionaría beneficios por valor de alrededor 350 mil millones de dólares, es decir, 43 dólares por cada dólar invertido.

Lomborg considera que completando el tratado de libre comercio de Doha, como uno de los objetivos prioritarios para solucionar los problemas globales, se avanzaría de manera firme en el combate a la pobreza. Cita como ejemplo de esto que los países extraordinariamente poderosos como China, Corea del Sur, India y Chile han demostrado que la reducción de las restricciones al comercio desencadena décadas de rápido desarrollo, el aumento de los ingresos y la reducción de la pobreza.

Dice que un exitoso acuerdo comercial de Doha podría sacar a 160 millones de personas de la pobreza extrema en 15 años, lo que significaría beneficios de 2,000 dólares por cada dólar gastado en ese propósito.

De acuerdo a la CCC, otros objetivos que deben ser priorizados son el recortar los subsidios a los combustibles fósiles y esos recursos canalizarlos a educación y salud, lo que implicaría beneficios de más de 15 dólares por cada dólar gastado. Esto, también, permitiría reducir las emisiones de gases contaminantes en 20%.

Asimismo, se podrían aumentar los presupuestos para la investigación en el sector agrícola, con el objetivo de elevar los rendimientos en la producción de alimentos, lo que permitiría bajar los precios de éstos y evitar la deforestación que implica abrir más tierras a la agricultura.

Para el caso de México, Lomborg destaca un problema al que se le ha dado poca importancia no obstante la gravedad del mismo y las consecuencias que tiene en la población más pobre del país.

Se trata de la contaminación del aire en las viviendas de los habitantes de las regiones más apartadas del país, y que son, precisamente, las comunidades indígenas, donde cada año mueren alrededor de 13 mil personas por intoxicación con CO2, producto del uso de leña y carbón como combustibles para cocinar, esto de acuerdo a datos del Banco Mundial.

En la investigación del CCC, al respecto, se determinó que más de 16 millones (14% de la población total) de mexicanos cocinan con dichos combustibles y la contaminación que esto genera en los hogares es de 6 a 15 veces mayor que en las zonas urbanas, lo cual daña de manera severa la salud de esas personas.

Y a pesar de que la solución es verdaderamente simple, no se hace. Bastaría con sustituir los “fogones” por estufas artesanales mejoradas con chimenea o bien por las que queman gas LP, lo cual permitiría reducir el riesgo de enfermedad y muerte por contaminación del aire en los hogares de un 45% a 64%. Además de que se avanzaría en alcanzar los objetivos marcados para este tema por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y ello permitiría disminuir los riesgos de muerte hasta en 90%.

En promedio cada estufa de este tipo tiene un costo de 2,200 pesos, por lo que el presupuesto que se debería destinar a un programa específico para la sustitución de los fogones sería mucho más bajo que el que se ha destinado para la sustitución de los focos incandescentes, por lámparas fluorescentes que contienen mercurio, y que aunque no es un objetivo de los ODS, sí es un referente de cómo se invierten los recursos públicos.

Pero, bueno, como comenta Bjorn Lomborg, los gobernantes mexicanos tienen que ver la ridículamente larga lista de 169 objetivos propuestos por la ONU y preguntarse: ¿cuál de estos vamos a priorizar? ¿Cuáles son las inversiones que se van a realizar para obtener los mayores impactos en México?

Las respuestas quedan en manos de los tres niveles de gobierno, severamente cuestionados hasta ahora por su pobre desempeño como administradores públicos. En fin el mundo entra de lleno al Desarrollo Sostenible, esperemos que los funcionarios entiendan bien a bien este concepto.

 

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JUAN DANELL SÁNCHEZ

*Reportero mexicano especializado en temas agropecuarios, indígenas, de derechos humanos y desarrollo sostenible. jdanell@hotmail.com

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