Agricultura e inversión protegidos

Además de las ventajas agronómicas, el empleo de la agricultura protegida permite a los agricultores obtener mejores precios por sus productos agrícolas, ya que pueden producir fuera de temporada. Esto se traduce, evidentemente, en un mejor ingreso.
La necesidad de producir alimentos en forma más rápida y eficiente, protegiéndolos de los daños que generan climas extremos, son aspectos fundamentales para el surgimiento de la agricultura protegida.
Existen diversos factores que inciden sobre los cultivos cuando se desarrollan a campo abierto –señalan los agrónomos–, que dan como resultado bajos rendimientos. Entre éstos se encuentran baja fertilidad del suelo, enfermedades, plagas, competencia con otras plantas, condiciones climáticas poco favorables como falta de agua, bajas o altas temperaturas, así como métodos y técnicas inadecuadas de cultivo.
La agricultura protegida implica el uso de métodos y estructuras que permiten brindar a los cultivos condiciones favorables para su desarrollo, lo cual se traduce en altos rendimientos.
Los elementos enfocados a proteger cultivos son diversos. Los acolchados y cubiertas flotantes se emplean para cubrir terrenos agrícolas con cultivos; las cubiertas de mallas para disminuir luminosidad y evitar el daño de insectos y granizadas y los mini invernaderos o micro túneles para plantas y regiones con necesidades específicas.
Los invernaderos actuales cuentan con dispositivos automáticos y equipos para controlar los principales factores climáticos, volumen de riego, nivel de fertilizantes o humedad, por ejemplo.
No obstante las múltiples ventajas que brinda la agricultura protegida, en todos los casos se debe completar con sistemas eficientes de riego, así como cuidados y prácticas de cultivo apropiadas a cada cultivo.