Ecoturismo en el Distrito Federal
Se trata del gran trabajo ecológico que han realizado los ejidatarios de Magdalena Petlacalco, quienes han creado un interesante ecosistema hidrológico, aprovechando los pequeños manantiales de la zona.
En esta región del Eje Neovolcánico —arriba de los tres mil metros sobre el nivel del mar—, los ejidatarios de Magdalena se siguen rigiendo por acuerdos de asamblea, y uno de los puntos más importantes para ellos ha sido evitar la venta de sus tierras.
Esta decisión les ha garantizado mantener sus terrenos de bosque y ejidos fuera del control de los especuladores de tierras y de los taladores clandestinos, además de impedir el establecimiento de asentamientos irregulares y con ello la pérdida de zonas verdes.
Debido a la vocación que tienen por sus tierras, los habitantes del ejido Magdalena Petlacalco decidieron incorporarse al Programa de Pago por Servicios Ambientales Hidrológicos, y desde 2003 participan con una superficie de 298 hectáreas destinadas a la conservación de los bosques.
Esto es importante porque la región del Ajusco es parte esencial en la recarga de los mantos acuíferos, que están sobreexplotados en la ciudad de México, recarga en la que los bosques son una parte vital al ser no sólo un sustento para la biodiversidad de la zona, sino que nos proporcionan también otros servicios ambientales como las actividades recreativas y productivas.
Esta gran labor de los ejidatarios se ha reflejado en áreas como la vigilancia para evitar la tala ilegal, así como en obras de conservación de suelos y agua, mantenimiento a la reforestación y regeneración de bosques.
Sólida cultura forestal
Todo esto ha contribuido a fomentar en los ejidatarios y sus familias una sólida cultura forestal, que los ha llevado a iniciar otros proyectos productivos sustentables como las plantaciones forestales comerciales, la prevención y el combate de incendios forestales, y la creación de la reserva ecológica comunitaria.
Con estas acciones el ejido Magdalena Petlacalco ha contribuido en la disminución de ilícitos y recientemente emprendió una agresiva campaña informativa con anuncios y carteles, para invitar al público a denunciar a los taladores clandestinos.
Y con su proyecto ecoturístico en marcha de campamento de montaña denominado “La Cañada”, el ejido pretende aprovechar los parajes boscosos, la red de caminos y senderos, las ollas de agua, los arroyos y riscos, para mejorar los servicios que ya ofrece.
El proyecto, instalado con apoyo del Programa de Desarrollo Forestal, busca crear áreas especializadas en campamentos de uso no intensivo, que permitan conservar y restaurar los abundantes recursos naturales del lugar.
Con todas estas actividades, los ejidatarios de Magdalena pretenden evitar la erosión de las tierras que usan para sembrar, detener la erosión de laderas, capturar agua de escurrimientos superficiales y generar mayor humedad para el desarrollo de especies forestales.
Saben que todo esto favorece la preservación de uno de los pocos pulmones verdes de la capital, beneficia el desarrollo de especies forestales, incrementa la sobrevivencia de los árboles y previene los incendios forestales.
Magdalena Petlacalco es un ejemplo de que el desarrollo puede ir de la mano con el cuidado y preservación de los recursos naturales, siempre y cuando haya voluntad política y disposición de la sociedad para trabajar.
Si un fin de semana visitas la cumbre de la zona conocida como Ajusco-Chichinautzin, ahí encontrarás el trabajo de todo un grupo social transformado en una serie de cascadas, un río de agua muy limpia y un pequeño lago donde puedes alquilar una lancha y lanzarte a remar.
Los habitantes del ejido Magdalena Petlacalco se preocupan por conservar su cultura rural y por su trabajo en beneficio de sus bosques, ecosistemas indispensables para la sustentabilidad de la ciudad de México, y esperan el apoyo y la reciprocidad de las autoridades para que el proyecto se fortalezca y permanezca.