Presionan para experimentar con maíz modificado genéticamente
Subrayó que en este tema “seremos extremadamente cuidadosos para trabajar, tal como lo indica la ley cuyo reglamento se publicará en las próximas semanas”.
Así respondió el titular de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa) a las organizaciones cenecistas que acusan a la institución de detener el proceso que abrirá, al final de cuentas, las puertas a la siembra comercial de transgénicos en México.
El funcionario aclaró que, por el contrario, “las indicaciones son sacar ese reglamento; nosotros no tenemos problemas con él”.
Agricultores del norte del país pertenecientes a la Confederación Nacional de Productores Agrícolas de Maíz de México (CNPAMM) señalaron que el atraso del país en el uso de la biotecnología de los transgénicos no se debe a un desacuerdo entre productores, sino a “un conflicto de intereses de parte de la industria de los agroquímicos y el miedo del gobierno a enfrentar el poder económico de esas empresas transnacionales”.
La afirmación de dicha organización perteneciente a la Confederación Nacional Campesina (CNC) —entidad de filiación priista— es incongruente, ya que las mismas empresas que venden agroquímicos son las promotoras de los transgénicos.
“La Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación, es la única dependencia federal que está frenando la publicación del reglamento para iniciar las pruebas experimentales con maíz transgénico”, señaló en días pasados Perfecto Solís, presidente del Consejo Estatal de Productores de Maíz de Tamaulipas.
En su gira de trabajo realizada el jueves pasado por la Universidad Autónoma Chapingo, el secretario reiteró que la posición de la Sagarpa ante la utilización de biotecnología de los transgénicos es la de abrirse “poco a poco y con mucha seguridad, pero siempre dando preferencia a la semilla mexicana”.
Aseguró que los transgénicos no son la panacea, pero sabemos perfectamente que el primero que se verá beneficiado es el productor al reducir de 20 a 30 por ciento los costos de producción y aumentar su rendimiento de 25 a 35 por ciento; y en segundo lugar se beneficiará el consumidor al cual le llegarán productos con precios más bajos e inocuos, apuntó.
Por su parte, Héctor Carlos Salazar, secretario general de la CNPAMM, indicó que con la introducción de las nuevas herramientas biotecnológicas, 25 por ciento de los productores llamados de “transición” se verán altamente beneficiados permitiéndoles su entrada a los circuitos comerciales.
Desarrollo de razas criollas de maíz
Parte de la estrategia de las empresas promotoras de los transgénicos para allanar el camino hacia éstos es el pacto entre Monsanto y la CNPAMM para crear un banco de germoplasma de maíces criollos.
Al ser cuestionado al respecto, Carlos Salazar afirmó que ese banco no será propiedad de ninguna de las empresas participantes; “será de los productores y estará resguardado por las universidades públicas del país quienes realizarán la colecta y la caracterización de las razas y criollos para después desarrollarlos e introducirlos al mercado; serán productos que generarán regalías para las universidades donde se educan la mayoría de los campesinos del país”.
Ese convenio, firmado el pasado 18 de abril por la CNPAMM y la empresa Monsanto, establece un marco de cooperación para contribuir a la promoción, conciliación y desarrollo de la cadena productiva maíz y la creación de un banco nacional de germoplasma para proteger a las razas criollas de maíz mexicano; “contribuirá a reducir la brecha biotecnológica que existe en el país”.
El proyecto maestro que será definido para conservar los maíces mexicanos, pretende la recolección de razas y criollos nativos de México para su conservación en un banco de germoplasma nacional; así como su caracterización para identificar sus usos alimenticios, industriales y químicos que permitan ubicarlos en nichos de mercado específicos que les den valor agregado posibilitando la mejora de las condiciones de vida de los productores de maíz más pobres del país.
Asimismo se busca rescatar los centros antropológicos donde se han encontrado vestigios arqueológicos del maíz y elaborar un catálogo de razas y criollos de maíces mexicanos para alentar la cultura y conservación de una riqueza natural que México ha entregado al mundo, detalló Carlos Salazar.
Organizaciones como Greenpeace se oponen al uso de transgénicos porque consideran que generará contaminación genética de variedades tradicionales por polinización y del suelo, con la toxina Bt; pérdida de la biodiversidad; desarrollo de resistencias en insectos y hierbas, además de de efectos no deseados en otros organismos.