El organismo refiere que las autoridades mexicanas se han negado a prohibir las importaciones de maíz procedentes de Estados Unidos que no cuentan con un sistema de segregación de maíces transgénicos y convencionales y “se empeña en promover las siembras experimentales de maíz transgénico en nuestro país pese todas las evidencias científicas de riesgos de los transgénicos”.
Greenpeace consideró que las autoridades mexicanas deben seguir el ejemplo del gobierno austriaco, el cual prohibió la importación del maíz transgénico MON 863, producido por la transnacional estadounidense Monsanto, luego de que un estudio reportó que las ratas alimentadas con esta variedad “presentan cambios en la composición de su sangre y daños en órganos internos: altos índices de toxicidad en hígado y riñones”.
Según el organismo, “este es otro descubrimiento más de los riesgos que los transgénicos representan en la salud humana y animal. La prohibición del gobierno Austriaco al MON 863 fija un precedente importante que el gobierno mexicano debe tomar en cuenta. Greenpeace exige a las autoridades mexicanas anteponer la seguridad de los consumidores mexicanos sobre los intereses comerciales de empresas como Monsanto.”
El maíz genéticamente modificado MON 863 ha causado controversia desde mayo del 2004, cuando el diario francés Le Monde reportó que ratas alimentadas con el maíz MON 863 reportaron cambios en la composición de su sangre y daños en órganos internos, apunta Greenpeace.
Sin embargo, agrega la organización, a pesar de todas las controversias científicas, la Comisión Europea aprobó el maíz transgénico en enero del 2006 para consumo humano y animal dentro del mercado europeo.
