El crecimiento de los invernaderos en nuestro país se desarrolla de una manera rápida pero desordenada, debido a que no hay una cultura de producción bajo condiciones controladas; la gente construye invernaderos sin antes recibir una capacitación pensando que es muy fácil producir en ellos, razón por la cual fracasan, aseguró el doctor Felipe Sánchez del Castillo, investigador de la Universidad Autónoma Chapingo (Uach).Un estudio realizado por investigadores de la Uach, en tres estados del centro de la República, afirma que 60 por ciento de los pequeños y medianos productores que producen bajo invernadero fracasan y sólo un 20 por ciento de ellos tienen éxito.La primera causa de ello se encuentra en la falta de conocimiento, capacitación y asesoría técnica de los productores que deciden emplear estas nuevas tecnologías y en segundo lugar se encuentran los problemas de mercado, comentó Sánchez del Castillo.En entrevista para Imagen Agropecuaria, el experto -quien tiene un amplio reconocimiento por su trabajo en tecnología de invernaderos- manifestó que hace falta formar personal técnico capacitado para acompasar el rápido crecimiento que viven los invernaderos en nuestro país y es que “desgraciadamente hay mucho charlatán”.Afirmó que las grandes empresas se apoyan en técnicos provenientes del extranjero, mientras que los pequeños productores no reciben asesoría y si la tienen es “del que vende agroquímicos en la esquina; gente que tiene conocimientos muy parciales de todo el contexto que se debe manejar”.Mencionó que un grupo de investigadores de la Uach -donde él participa- ha trabajado directamente con la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa) formando técnicos especializados en la construcción y manejo de invernaderos, los cuales a su vez capacitan a los productores, sin embargo, “no es suficiente, hacen falta más técnicos preparados para afrontar los problemas de México”.Respecto a la investigación en tecnologías de invernaderos en nuestro país, destacó que sí se hace. pero “poca y con muchas dificultades”, ya que las universidades públicas no cuentan con la infraestructura y los recursos necesarios, quedando así en manos de las empresas privadas.