Ante los desafíos globales que espera la agricultura en el año 2020, la secretaria tesorera del Consejo Internacional sobre Políticas de Comercio en Agricultura y Alimentación de Estados Unidos (IPC) por sus siglas en inglés, Tamara White, considera que entre otras cosas será necesario evaluar los incentivos que se dan a la producción de biocombustibles de primera generación, con miras a desarrollar incentivos para los de segunda, puesto que ya están teniendo varias repercusiones.En el marco del Foro Global Agroalimentario 2008, evento que realiza cada año el Consejo Nacional Agropecuario (CNA), Tamara White, aseguró que los biocombustibles demuestran un enorme potencial para resolver el problema de los gases efecto invernadero y una solución ante la disminución del suministro de combustibles fósiles en el mundo, sin embargo, los incentivos que se dan a la producción de biocombustibles de primera generación (con maíz y soya) han traído ciertas repercusiones, por lo que tendrían que ser evaluados.De acuerdo con Tamara White, el único beneficio de la producción de etanol a partir de maíz ha sido la caída en la producción de algodón durante el último año en los Estados Unidos, ya que ahora los agricultores están plantando más hectáreas de maíz y frijol soya. “Pero la mala noticia para esos agricultores es que debido a que han aceptado el mismo tipo de programa agrícola –que les garantiza un determinado precio- recibirán un precio mucho menor por su producto al que vamos a ver en los próximos cinco años”, señaló.La primera generación de biocombustibles, que se obtienen a partir de maíz y aceite de colza, se ha creado a través de diferentes programas gubernamentales que dan incentivos fiscales para su elaboración; pero “probablemente ésta no sea la mejor manera de apoyar; quizá lo mejor sea pensar en desarrollar nuevos incentivos para los biocombustibles de segunda generación, donde hay cultivos muy prometedores como la jatropha”, indicó la secretaria tesorera del IPC.Por otra parte, enlistó los retos que enfrentará la agricultura para el año 2020, donde se encuentra: la falta de tierra cultivable; restricciones energéticas; limitaciones en los recursos naturales; escasez de agua; cambios climatológicos; mayor demanda de alimentos e interconexión de mercados. Por lo que la consejera internacional recomendó que tanto el gobierno como el sector privado de los países inviertan en investigación, desarrollo y transferencia de tecnología agrícola en las áreas rurales, para mantener y elevar la producción de una manera sustentable.Además recordó que es indispensable que todos los países trabajen para facilitar el comercio, eliminando las barreras arancelarias y los subsidios agrícolas que distorsionan el mercado, “ya que oscilar entre el proteccionismo y el regionalismo pone en peligro el enfoque en las mayores ventajas que se logran mediante procesos multilaterales”, manifestó Tamara White.Los cultivos de segunda generación se pueden elaborar a partir de paja del trigo, la celulosa de la caña de azúcar, las cáscaras de algunos granos, hasta el rastrojo de maíz.
