Alberto Cárdenas Jiménez, secretario de Agricultura, expresó que se abrirá la puerta poco a poco a esta tecnología pero, matizó, con el “máximo rigor científico, técnico y ambiental”.En paralelo, puntualizó, el gobierno federal desarrolla un programa para proteger maíces criollos en diversas regiones del país y comentó que como parte del Sistema Nacional de Recursos Genéticos se contará con un banco de germoplasma para conservarlos in situ y ex situ, donde Sagarpa aportará 300 millones de pesos.Cárdenas Jiménez anotó que el reglamento de la Ley de Bioseguridad y Organismos Genéticamente Modificados (LBOGM) da la pauta de cuándo se darán permisos para prueba experimental, las fases piloto y la comercial. Por lo que proyectó que en dos o tres años pensaríamos salir de manera comercial en lugares que se determinen previó análisis y con las medidas de bioseguridad requeridas.Advirtió que si no se acatan los reglamentos no habrá permisos, pero confió en que se cumplan y así “dar el paso para que el país transite de manera responsable a la era de la biotecnología”.El secretario de Agricultura comentó que el debate de si le entrabamos o no a la biotecnología agrícola ya pasó y se dio cuando en 2005 se legisló en la materia.Manifestó que para un país que tiene déficit de granos como el nuestro, la biotecnología es una herramienta importante, “si lo hacemos correctamente, sin apresurarnos, sin brincarnos ningún tiempo y forma, vamos a dar pasos certeros”.Destacó que los transgénicos ya se desarrollan en 55 países, donde se cultivan más de 115 millones de hectáreas. Hasta ahora, agregó, en ninguna parte del mundo se han encontrado que los Organismos Genéticamente Modificados (OGM) repercutan en salud de las personas, “a nadie le ha salido nada raro en su cuerpo”.El secretario ejecutivo de la Comisión Intersecretarial de Bioseguridad de los Organismos Genéticamente Modificados (Cibiogem), Ariel Álvarez Morales, añadió que las modificaciones al reglamento de la LOGM –que se publicaron el viernes pasado en el Diario Oficial de la Federación-- son el primer paso que permitirá la experimentación en México con maíces genéticamente modificados. Pero, acotó que de ninguna manera esto es un permiso tácito para la experimentación ni para la comercialización de éstos.Precisó que existen 25 solicitudes para iniciar las experimentaciones, las cuales deberán ser analizadas por la Sagarpa y la Semarnat, donde habrá un análisis de riesgo y un dictamen, por lo que no necesariamente todas deberán ser aprobadas.A pregunta expresa sobre las empresas qué han presentado solitud para experimentar con maíces transgénicos, contestó que en la actualidad la Cibiogem no tiene los nombres, pero añadió que en cuanto la Sagarpa los reciba se canalizarán al organismo y se harán públicas en las páginas de internet de ambas dependencias.Expuso que se tendrán que determinar cuáles son áreas consideradas como centros de origen y diversidad genética, que serán establecidas como zonas libres de OGM. Al respecto, detalló que el artículo 5º transitorio del reglamento establece que mientras no se tengan los acuerdos que determinen centros de origen, los sitios de siembra se establecerán en colaboración o consulta con el INIFAP, la Conabio y otras instituciones académicas.Sobre la denuncia ciudadana presentada por diversas organizaciones ante la Comisión de Cooperación Ambiental (CCA) por la presunta omisión del gobierno mexicano en la aplicación de la legislación en la materia en el caso de siembra ilegal de maíz transgénico en Chihuahua, Ariel Álvarez dijo que el gobierno federal trabaja para contener estos ilícitos y tener un protocolo de actuación coordinada, un documento que guíe a las dependencias involucradas --las secretarías de Agricultura, de Medio Ambiente y de Salud--, “para que esto no prolifere”.Desde 2005, recordó, cuando se publicó la LOGM, existe la voluntad del país de explotar el área de la biotecnología, “ese es el paso irreversible”; cuáles OGM vamos a utilizar, eso tendrá que determinarse por factores como la bioseguridad e inocuidad y que estos productos demuestren que tienen mejores cualidades para el productor.La promesa de los transgénicos es ahorros en herbicidas, agroquímicos, y agua, además de elevar la productividad.