Biotecnologia

Violó gobierno legislación: Green Peace

“Es evidente que la modificación al reglamento no se hace para obtener evaluaciones científicas; esto está encaminado a acelerar el proceso de comercialización de maíz transgénico”, señaló en entrevista Aleira Lara, coordinadora de la campaña de Agricultura Sustentable y Transgénicos de Greenpeace.

El grupo ecologista argumenta que el hecho de que el decreto haya sido firmado por el Presidente y cinco secretarios de Estado demuestra que hay una nueva “línea presidencial”, después de la reunión que tuvo Felipe Calderón, el 29 de enero en Davos, con Hugh Grant, presidente de la compañía fabricante de semillas transgénicas Monsanto.

Aleira Lara sostiene que, además de haber evadido el requisito de consulta a la ciudadanía, el decreto publicado este viernes pasó por alto el mandato que tiene el Gobierno de la República en los artículos 86 y 87 de la Ley de Bioseguridad para proteger los centros de origen del maíz.

“Este no es el último round. Nosotros tenemos recursos legales que vamos a seguir manteniendo porque no podemos permitir que el propio gobierno pase encima de la legislación.

“A partir de este sábado el gobierno empezará a recibir las solicitudes de quienes quieran realizar siembras experimentales de maíz transgénico y muchos ciudadanos vamos a vigilar esas solicitudes, así como lo que se haga en los tres estados que más han apoyado la adopción de estos cultivos: Sinaloa, Sonora y Tamaulipas”, añadió Lara.

No se puede controlar el flujo de esos productos: UNAM Las preocupaciones legales de los ambientalistas coinciden con otra preocupación de los científicos: existe nueva y sólida evidencia de que no se puede controlar el flujo de semillas genéticamente modificadas, lo que es una amenaza objetiva a plantas nativas en sus centros de origen.

El pasado 24 de febrero, unos días antes de que firmara el nuevo decreto el presidente Felipe Calderón, la revista más prestigiada del mundo en química molecular y medio ambiente, llamada Molecular Ecology, publicó una investigación de tres años que demuestra, con diferentes métodos y experimentos, que sí hay contaminación de transgénicos en la Sierra Juárez, de Oaxaca.

Con ello se puso fin a una polémica de ocho años en la que se debatía si semillas genéticamente modificadas podrían o no llegar clandestinamente a las parcelas mexicanas.

La investigación fue firmada por nueve científicos de México, Estados Unidos y Holanda, encabezados por Alma PiñeiroÂ?]Nelson y Elena ÁlvarezÂ?]Buylla, del Instituto de Ecología de la UNAM. También avalan el estudio el Cinvestav (del Instituto Politécnico Nacional), el Colegio de la Frontera Sur, la Universidad de California en Davis y la Universidad de Wageningen.

“Después de este estudio, nosotros queremos insistir ante el gobierno en que es fundamental descubrir cuáles fueron las fuentes desde las cuales llegaron esos transgenes a  los centros de origen e implementar controles más estrictos”, indicó vía telefónica la doctora ÁlvarezÂ?]Buylla.

“El maíz que está entrando al país como ‘no etiquetado’ puede ser la fuente de contaminación, pero urge identificarlo en este momento en que todavía se puede frenar y revertir esta contaminación en los centros de origen del maíz”.

La primera sospecha de que maíz transgénico se estaba mezclando con maíz criollo en los centros de origen fue en 2001 en un estudio del mexicano Ignacio Chapela publicado en la prestigiada revista Nature, donde se  identificó que algunas semillas de maíz colectadas en sembradíos serranos tenían en su genoma la secuencia promotora 35 S, la cual inconfundiblemente distingue a un transgénico porque originalmente se extrajo de un virus.

Este artículo tuvo como respuesta una fuerte campaña de críticas a la investigación de Chapela, al grado que la revista Nature publicó un artículo retirando el respaldo al mexicano. La nueva y más robusta investigación de nueve científicos llegó a las mismas conclusiones que Chapela en 2001.

Por el momento, el único punto en el que coinciden el gobierno, los ecologistas y los científicos es en que resulta indispensable evitar que algunos tipos de maíz, que actualmente se están modificando en laboratorios de Estados Unidos para producir algunos medicamentos o insumos químicos, se mezclen con los granos de maíz que se usan para alimentación humana o animal.

Eso queda prohibido en el artículo 67 de decreto emitido ayer. Ninguna otra experimentación con maíz transgénico está prohibida.

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ERNESTO PEREA

Periodista especializado en temas agropecuarios y agroalimentarios. Premio Nacional de Periodismo y Divulgación Científica, otorgado por el CONACYT. En la actualidad director del portal web www.imagenagropecuaria.com Autor del libro Voces y vivencias del movimiento orgánico Ha colaborado con las revistas editadas por el Grupo Expansión. Ha sido consultor de la FAO. Brinda servicios de comunicación, información, análisis y consultoría para diversas empresas e instituciones. Correo electrónico: editor@imagenagropecuaria.com

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