Biotecnologia

Arranca siembra experimental de maíz transgénico en México

Para la realización de esta etapa experimental se utilizaran maíces con mejoras genéticas con resistencia al ataque de insectos, así como para el combate de malezas. Destaca que estas tecnologías ya se han utilizado comercialmente en varios países del mundo, en los cuales han sido avaladas por las correspondientes autoridades sanitarias durante la última década.

En la actualidad, México importa, procesa y consume alimentos genéticamente modificados desde hace más de 12 años, lo que equivale hoy en día a cerca de 10 millones de toneladas de maíz por año, que en su inmensa mayoría es transgénico.

Esta fase pone fin a 11 años de moratoria a la experimentación con maíz mejorado genéticamente en el campo mexicano. El reto será recuperar el tiempo perdido e igualar la productividad que países como Estados Unidos, Canadá, Argentina, Brasil y España han logrado, en los poco más de los 14 años que se siembran y comercializan los cultivos transgénicos en el ámbito mundial.

Desde octubre, mes en el que inició la siembra experimental en el estado de Sonora, la industria de biotecnología ha realizado -de manera responsable y atendiendo todas y cada una de las medidas de bioseguridad que establece la Ley- los ensayos experimentales con maíz transgénico. A partir de ese momento, los equipos técnicos recabarán los datos y la información pertinente que permita disipar dudas, demostrar los beneficios, así como la adaptabilidad de la tecnología al campo mexicano, a fin de poder generar las bases científicas para la toma de decisiones futuras.

El marco regulatorio mexicano en materia de organismos genéticamente modificados es uno de los más rigurosos del mundo, mismo que fue construido a lo largo de diez años de discusión y aportes de los distintos actores involucrados, que dieron forma a las estrictas normas de bioseguridad y procesos que conforman la Ley de Bioseguridad de los Organismos Genéticamente Modificados (LBOGM) y su reglamentación. “Ahora que el marco está completo, México está listo para entrar de lleno a la experimentación de la biotecnología agrícola”, apuntó el doctor Ángel Saavedra, Especialista Regulatorio para México y el Caribe de la empresa Dow AgroSciences.

Por su parte el doctor Eduardo Pérez Pico, Director de Desarrollo de Tecnologías y Asuntos Regulatorios Latinoamérica Norte de Monsanto afirma que México cuenta con las bases científicas y regulatorias para convertirse en un parámetro internacional en el uso y aprovechamiento responsable de la biotecnología moderna, y con este propósito, la generación de conocimientos y de capacidades nacionales debe ser una prioridad. Añadió que la industria desarrolladora de biotecnología en semillas tiene absoluta disposición para trabajar con centros públicos de investigación biotecnológica y dar un paso adelante en el desarrollo de tecnología mexicana, de acuerdo a los cultivos y necesidades del campo que establezca la política pública de la secretaria de agricultura.

México cuenta con más de 12 años de experiencia en el cultivo de algodón y soya biotecnológicos, periodo en el cual, los beneficios agronómicos, medioambientales, sociales y de derrama económica, han podido demostrarse, en el contexto de un manejo seguro de estas tecnologías. Del mismo modo, la adopción del maíz genéticamente modificado, en los casos que la Ley lo permite, no representará riesgo alguno para la conservación de las razas y variedades de maíz mexicano, puesto que la legislación claramente establece que se respetarán las regiones de origen y diversidad de estas especies.

El uso de estas tecnologías en otros países ha incrementado –en un rango del 10 al 25%- los rendimientos de los agricultores; ha permitido un uso más eficiente de los agroquímicos, al tiempo que cuenta con un control eficaz de plagas y malezas, lo cual ha generado ahorros que varían entre el 15 y el 30% de los costos por uso de plaguicidas.

El maíz transgénico comenzó a sembrarse comercialmente en Estados Unidos en 1996. En la actualidad, son 20 los países que lo siembran en una extensión total de 37.3 millones de hectáreas (fuente: reporte ISAAA 2008).

Estos cultivos han demostrado importantes beneficios al medio ambiente, a la productividad y principalmente a la economía de los agricultores que lo utilizan, sin haber presentado en los 14 años de uso comercial ningún indicio de impacto negativo a la salud humana, animal o a la biodiversidad, de acuerdo con información de la Organización Mundial de la Salud.

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ERNESTO PEREA

Periodista especializado en temas agropecuarios y agroalimentarios. Premio Nacional de Periodismo y Divulgación Científica, otorgado por el CONACYT. En la actualidad director del portal web www.imagenagropecuaria.com Autor del libro Voces y vivencias del movimiento orgánico Ha colaborado con las revistas editadas por el Grupo Expansión. Ha sido consultor de la FAO. Brinda servicios de comunicación, información, análisis y consultoría para diversas empresas e instituciones. Correo electrónico: editor@imagenagropecuaria.com

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