Empuja Monsanto fase piloto para siembra de maíces transgénicos
Para finales de noviembre, Monsanto espera luz verde para que sus tres solicitudes de siembra de maíz transgénico en Sinaloa puedan pasar a fase piloto, además lanzará dos solicitudes más para el caso de Tamaulipas, que tendrían respuesta de parte de las autoridades en enero del 2011.
José Manuel Madero, director general de Monsanto, aseguró que ha concluido de manera satisfactoria la fase experimental del maíz transgénico, con una inversión equivalente a un millón de pesos por hectárea, con una siembra total de 10 parcelas. Estamos experimentando con tecnología que se aplica en 26 países a nivel mundial desde hace 14 años, y aún es válida, aseguró.
Para la entidad tamaulipeca las áreas de siembra en fase piloto –antesala del cultivo comercial– irán de dos a cinco hectáreas.
Del total del maíz híbrido que se siembra en México, Monsanto aporta 12.5 por ciento de semillas, pero con la tecnología transgénica espera crecer en forma importante, sobre todo cuando este lista la semilla tolerante a sequía.
Monsanto invierte 12 millones de dólares al año en México y, aun cuando el proceso para abrir la siembra de maíces transgénicos tiene la oposición de grupos ambientalistas, organizaciones y científicos, la compañía asegura que la inversión no está en peligro, “sólo esperamos el tiempo establecido por la Ley de Bioseguridad, estamos dispuestos a seguir invirtiendo”.
El director de Monsanto consideró que es necesario dar la opción a los productores para que elijan sí desean usar la tecnología, ya que en el caso de Argentina se ha multiplicado su productividad desde que liberó la siembra de transgénicos, hace 14 años.
Trajo a colación que la tercera parte del área cultivable de México se siembra maíz, de la cual sólo 25 por ciento está tecnificada, por lo cual el rendimiento de la producción es de 2.8 toneladas por hectárea, muy reducida si es comparada con la producción de 9 toneladas por hectárea de Argentina y las 11 toneladas por hectárea de Estados Unidos.
Los índices revelan que en el 2030 la demanda de maíz como alimento aumentará en 76 por ciento y en 70 años el área cultivable de se reducirá en un 50 por ciento. Para satisfacer estas necesidades México debería no sólo duplicar sino triplicar la producción, aseveró José Manuel Madero, quien agregó que necesitamos producir más en menor área, necesitamos tecnificar al campo.
Pero es imprescindible tomar en cuenta que el 85 por ciento de la población que se encuentra en el campo se encuentra en pobreza ¿cómo podría tener acceso a esta tecnificación?, se cuestionó a Madero, quien argumentó que la tecnificación tiene un costo, pero triplica el valor que se obtiene en la cosecha.
Lamentó que teniendo los recursos para activar la economía de sector rural, el próximo año México importará 12 millones de toneladas de maíz, es decir, pagamos a otros países, principalmente a Estados Unidos, 30 mil millones de pesos, en vez de a los pequeños agricultores mexicanos.
El directivo de Monsanto concluyó que México puede ser exportador de maíz a nivel mundial y “están dadas las condiciones para aplicar esta tecnología en el campo mexicano, sólo es cuestión de que exista la regulación y que el agricultor decida apostarle a la tecnificación”.
Monsanto cuentan con 22 mil empleados en el mundo, pensando en el éxito y una mejor la calidad de vida del agricultor, con una propuesta de duplicar rendimientos, mayor producción en una menor área y con menos de la tercera parte de inversión en insumos.