Biotecnologia

¿Etanol a partir de desperdicios agrícolas o forestales?

Ante la falta de excedentes de caña de azúcar o de maíz en México, y sus complicaciones para poder destinarlos a la producción de etanol, una alternativa es la producción de biocombustible a partir de desechos agrícolas o forestales.

El Cinvestav Unidad Irapuato, que realiza estudios en esta materia con apoyo de dos empresas, calcula que por cada hectárea de granos cultivada se obtienen unas 10 toneladas de desechos que se pueden destinar para producir etanol.

Tan sólo en la región del Bajío, donde se cultivan unas 500 mil has de cereal es posible producir  alrededor de 500 millones de litros de etanol por año, “no es cualquier cosa, y sólo con desechos agrícolas”, expresa en entrevista con Imagen Agropecuaria la doctora Virgina Montserrat Orencio Trejo.

Como responsable del proyecto de producción nacional de etanol a partir deresiduos agrícolas del Cinvestav, expone que “los residuos agroindustriales representan una fuente renovable de energía, pues se obtienen en cantidades enormes y constituyen una materia prima barata. Además, cualquier residuo agroindustrial puede ser convertido en diversos productos con mayor valor agregado, incluyendo sustitutos de derivados petroquímicos y combustibles”.

Los residuos –platica– pueden proceder además de esquilmos, de madera podrida, hojas secas e incluso excremento animal. En sorgo, maíz y trigo se pueden producir alrededor de mil litros de etanol por hectárea.

Ni maíz ni caña

La especialista refiere que la caña y el maíz son alternativas que han sido muy exitosa en los casos de Brasil, pero no es una posibilidad real para nuestro país. No tenemos excedentes de maíz ni de azúcar como para poder para pensar en hacerlo a gran escala. Los brasileños lo han podido hacer, pero tienen 30 años produciendo caña, su superficie cultivada y los avances que han tenido en  producción son muy importantes. En el caso de Estados Unidos sabemos de la capacidad científica y económica que tiene esa nación –además de las ventajas naturales para producir maíz.

La producción de etanol a partir de esos cultivos en nuestro caso no es una opción, no podríamos producirlo, no es costeable, sostiene la investigadora. Por eso se piensa en alternativas biológicas, blancas o verdes, que no sean tan agresivas con el medio ambiente, agrega.

Cuestionada sobre el potencial productivo que se atribuye a la caña de azúcar para producir etanol, comenta que es muy bueno pero no en el caso de México, donde está muy castigada la producción, hay mucha política al respecto y no tenemos las condiciones para poder pensar en eso. Los rendimientos son bajos y llevaría más tiempo hacerlo de esa manera.

Por eso, la doctora Virgina Montserrat remarca que la alternativa es utilizar lo que ya es desecho para muchos, reciclarlo y hacer una tecnología amigable con el medio ambiente.

Matiza que el bagazo de caña de azúcar también es una opción, si pudiéramos darle un manejo integral, es decir, aparte producir azúcar y mieles. Así resulta muy atractivo.

Otro aspecto que debe tomarse en cuenta en la producción de etanol condesechos es la zona en que éstos se producen, se tiene que hacer localizado de acuerdo a cada lugar, dependiendo si es agave, cascarilla de arroz o desechos de madera, se requiere una planeación regional.

El proyecto del Cinvestav nació hace año y medio a iniciativa de dos empresas (Alcesa y Tetramin) que están interesadas en producir etanol, el instituto tiene la infraestructura y las compañías hacen una aportación económica. Hasta el momento han invertido 2.5 millones de pesos.

Virgina Montserrat subraya: estamos en una fase importante, sabemos que hacer y cómo, se necesita dinero, el año pasado fue difícil para la economía del país y las empresas se comprometieron y cumplieron; hemos pedido apoyo del gobierno del estado, pero seguimos en pláticas, señala la investigadora.

Expone que muchas veces la gente pregunta qué tan rentable es el proyecto y quiere que todo este listo, pero estos procesos requieren años de trabajo. Necesitamos ver qué pasa con la investigación y desarrollo en México; necesitamos invertir en esto.

Orencio Trejo considera que casi existe una barrera entre la academia y la industria, pero en este caso las empresas realmente le están apostando a la biotecnología, porque tienen claro que tienen  que ver otro tipo de tecnologías y están planeando a largo plazo.

Por el momento, el Cinvestav concluye la primera fase de aislar e identificar microorganismos que puedan crecer en estos residuos y después poder aislar las enzimas que se necesitan y poder trabajar con termoquímicos para degradar los residuos. Sigue empezar a hacer pruebas a una escala mayor y seguir probando con otras enzimas, el proceso es largo, anota la especialista.

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