Evaluar transgénicos necesario para su aceptación o rechazo
En una conversación con Imagen Agropecuaria, el especialista, catalogado como uno de los creadores de las plantas transgénicas en el mundo, considera que es necesario evaluar si la tecnología sirve o no en México y en los experimentos en maíz creo que vamos por un buen camino, están bien diseñados y siguen las medidas de bioseguridad necesarias. A partir de los resultados, tanto el gobierno como la sociedad, podrán tomar decisiones más informadas sobre si aceptamos o no los transgénicos.
Comenta que si ya se vio que no hay problema en Brasil, Argentina China, la India, los Estados Unidos, Canadá, Egipto o Sudáfrica, “pues probemos en México. Creo que puede tener beneficios muy importantes, si se hace la evaluación de manera correcta, y si escogemos la tecnología adecuada para nuestro país”.
-¿Hay sectores que afirman que los transgénicos afectarán a los maíces criollos?
-Todavía no he encontrado un argumento que presenten de cómo van a afectarlos. No veo ningún ejemplo claro para poder entender porqué van a afectar a los maíces criollos de una manera distinta que los puede afectar los híbridos convencionales. Se están cruzando todos los días y se han mantenido durante los últimos 60 años, desde que hay variedades comerciales de híbridos en este país.
Al preguntarle por qué en las solicitudes de las empresas para realizar experimentos no existe ninguno con resistencia a sequía que se necesita en nuestro país, Herrera Estrella dijo que en México todavía no, pero es el que sigue. Los de sequía son más difíciles, entonces tardaron más en generarlos, es un problema mucho más complejo la sequía que la resistencia a insectos o enfermedades. Creo que para el año que entra se probarán aquí. Monsanto dice: para qué experimento en México si no me dejan venderlo y voy a experimentar con los que yo ya estoy vendiendo y que me los van a comprar, porque además ya están aprobados para consumo en México.
-¿Qué pasa con los maíces que tiene el Cimmyt e INIFAP, que realizó uno resistente a sequía? ¿Por qué eso no se trabaja?
-Eso pregúntales a ellos. Si tienen material que son resistentes a la sequía y que no son transgénicos, pues no tienen ningún obstáculo para comercializarse. ¿Por qué no están en el mercado? Es muy fácil atacar a Monsanto y a todos ellos, qué para qué queremos los transgénicos si todo lo podemos resolver nosotros con el proceso natural; si lo pueden hacer, entonces, adelante. Todos estaríamos felices que con los procedimientos convencionales se generen las variedades que se requieren cada cultivo. ¿Sí, pero en dónde están?
Hay gente del INIFAP –recalca– que ataca a los transgénicos, que no se necesitan. Está bien, reemplácenlos con sus variedades, muy sencillo; ellos no tienen que pasar los experimentos de toxicidad, ni de alergenicidad, análisis muy costosos. Ellos nada más lo sacan al público, no tienen que probarlo con nadie.
-¿Los transgénicos no acentúan la dependencia tecnológica, justamente por la falta de inversión e investigación en México y que sean unas empresas las que aprovechen ese conocimiento?
-La dependencia tecnológica ya está desde hace mucho tiempo, porque dependemos de ellas para variedades comerciales en maíz, chile, soya y tomate, ya compramos a las multinacionales la semilla. Los transgénicos no cambian eso. Lo preocupante es que ni para variedades convencionales ni para transgénicos estemos tomando las acciones para que se generen las investigaciones y desarrollo tecnológico nacionales que se requieren y que existan empresas del país que lo puedan incorporar, producir y vender. Esa es la gran preocupación, si no lo hacemos nosotros, la dependencia va a seguir para siempre. Ahorita son transgénicos, al rato disgénicos o mapeo por asociación. Tampoco podemos competir en todo, tenemos que ver cuáles son los cultivos estratégicos.
Papel del Estado y productores en la investigación
Herrera Estrella considera que en Sagarpa hay suficiente dinero y si en el 2008 subsidio al sector azucarero con unos 3 mil 700 millones de pesos, porqué no usar 1 por ciento de ese monto para investigación, es decir, 37 millones de pesos por año. En 10 años ya hubiéramos invertido 370 millones de pesos, nada más en caña de azúcar, lo mismo para aguacate, lo mismo para maíz y otros cultivos importantes.
Respecto a la inversión de parte de los productores que en algunos otros países está muy integrado a centros de investigación, expone que primero debemos de mostrarles a éstos los beneficios que pueden obtener y que los aproveche durante ciertos años y luego que aporte recursos paulatinamente, hasta que ocurra como en los Estados Unidos, que hay cultivos totalmente subsidiados por productores.
Por ejemplo, la Asociación de Productores de Soya o los productores de aguacate en California, prácticamente subsidian todos los proyectos de mejoramiento genético en las universidades americanas.
Necesitamos una política de Estado bien planeada, subraya el experto, el papel de éste es empujar, invertir y luego los que van a hacerlo son los productores y las empresas.
Sobre si las empresas mexicanas tendrían capacidad de competencia frente a grandes empresas trasnacionales, Luis Herrera afirma que por ahora no, pero considera que planificando, tecnificando y asociando con estos nuevos programas de investigación, sí habría la posibilidad de desarrollar empresas competitivas, como existen en Brasil.
-¿Su propuesta es que ahora los investigadores pasen a otro eslabón de la cadena y se vuelvan empresarios?
-Sí, efectivamente. Empresario en el sentido de fundar empresas, no volvernos empresarios en el manejo de la empresa; incubadores y creadores de empresas, porque de lo que hacemos nosotros a laboratorio a que pueda existir un producto asimilable por las empresas, se requiere todo un proceso de innovación… Necesitamos que una empresa profesional se dedique a hacer todo eso…Esta parte no la tenemos en México, las empresas que tenemos no están en posibilidades de hacerlo, ni los centros de investigación. Tenemos dos alternativas: o se lo licenciamos a Monsanto o hacemos empresas que hagan el siguiente paso.
El presupuesto federal para el Langebio es de aproximadamente 5 millones, en proyectos competitivos de Sagarpa, Conacyt, instituciones extranjeras, entre otros, deben ingresar unos 50 millones de pesos adicionales. Quintuplicamos lo que nos da el gobierno federal directamente.
-¿Monsanto cuánto invierte en el Langebio?
-Estamos negociando con ellos. De empresa todavía tenemos relativamente poco, porque estamos en el proceso de definir si crear nuevas empresas o licenciamos. Estamos decidiendo que rumbo tomamos: mantenemos a la tecnología o creamos nuestras propias empresas, donde haya beneficios para la institución, para el país y para los investigadores. En el Cinvestav hemos tenido en el pasado participación de Monsanto con proyectos que varían en tamaño, alrededor de 2, 3 o 5 millones de pesos. Monsanto ha de invertir al año 5 mil millones de pesos en investigaciones de este tipo.
Expone que hay muchos investigadores que no les interesa colaborar con empresas porque hay toda una corriente que dice que la investigación es para generar conocimientos y que no tienen por qué inclinarse al desarrollo tecnológico, ni por qué darle las aplicaciones, sino simplemente generar conocimiento.
-¿Usted se inclina por que la empresa invierta?
-Por supuesto, creo que las investigaciones básicas entre mayor calidad y mayor trascendencia tengan, mayor impacto tecnológico van a tener tarde o temprano, por lo tanto debemos de estar abiertos, tenemos que estar alertas para saber cuáles son las aplicaciones de nuestros descubrimientos para protegerlos e interactuar con las empresas para el desarrollo tecnológico.