Manuel Martínez de Leo, director en jefe de Aserca (Apoyos y Servicios a la Comercialización Agropecuaria) puntualizó que se tiene que generar valor agregado para el frijol, que llegue a manos de los productores y reducir la cadena de intermediarios, porque podemos ver en el mercado que un kilo de frijol cuesta 27 pesos y se lo pagan al productor en 10.
El aumento en los precios es lo que deprime el consumo, ya que la gente prefiere, por ejemplo, comprar un kilo de pollo que cuesta hasta cinco pesos menos que el frijol.
Al ser entrevistado en el marco del foro Campo: La Nueva Era Agrofinanciera, Francisco Mayorga expresó que la demanda de frijol en el mercado no corresponde a las variedades que se producen en México, y el hecho de que no se produzcan esos tipos de frijol es responsabilidad fundamental de los productores y los gobiernos estatales.
La Sagarpa –agregó– siempre ha dado apoyos en materia tecnológica para modernizar el sector y hacerlo competitivo. En 2001 se contó con un fideicomiso de garantías liquidas en cada estado frijolero, pero algunos de ellos no gastaron ni un peso de ese dinero, y que ahora lo tienen integro, porque nunca tuvieron la decisión o los proyectos para gastar.
También se construyeron cuatro plantas de beneficio de frijol con la más alta tecnología, dos de ellas se entregaron a Zacatecas y las otras a Durango. Las primeras nunca han funcionado, tienen 6 o 7 años paradas. Por eso, el funcionario federal consideró que hay mucha responsabilidad de los gobiernos y las organizaciones al no haber trabajado intensamente en modernizar este sector.
En contraparte, Durango tiene varias historias de éxito en cuanto a la comercialización del frijol, pues varias organizaciones de productores que aglutinan a más de cinco mil productores les permite procesarlo y llegar a mercados importantes en México y en el exterior, representados por una marca en ocasiones.
En Estados Unidos, por ejemplo, se ha incrementado el consumo de frijol, pero este es un frijol procesado, al que sólo hay que calentar o agregarle agua para poder consumirlo. “Ese es el camino hacia donde tenemos que ir,” comentó Martínez de Leo.
El funcionario federal expuso que el problema del frijol no es tanto la producción, sino el costo que tiene, porque muchas veces se debe transportar grandes distancias para su comercialización y ello incrementa su precio.
Estados como Veracruz que es un centro de producción de frijol y de consumo del mismo tiene altos estándares de rendimiento. Los precios no suben porque no tiene el valor agregado de transportación y la cadena de intermediarios es más corta, explicó Manuel Martínez de Leo.
