Pierden productores de miel y café ante grandes acopiadores
Papantla, Veracruz.- Apicultores rematan su miel y vende por debajo del costo de producción a grandes acopiadores, mientras que cafeticultores obtienen 8 centavos de cada taza de café que se vende en Starbucks, expusieron participantes del 4to Encuentro Nacional Indígena, organizado por la Central de Organizaciones Campesinas y Populares (Cocyp).
Ante la falta de organización y canales adecuados para la comercialización de miel, apicultores de Yucatán rematan su miel a acopiadores en 16 o 17 pesos por kilo, cuando su precio es de unos 30 pesos, señaló Justo Pastor Cunche Caamal, dirigente de la central campesina en Yucatán.
Los acopiadores –precisó– son grandes empresas privadas o del gobierno, como Apícola Maya, Mi Miel, Miel Oaxaca, Miel Maya, Miel Yucatán o Miel Unido, que pagan a “como caiga” y luego exportan el producto, envasado y etiquetado, hacia Alemania, Estados Unidos o Chile, donde obtienen entre 50 y 60 pesos por kilo.
Los apicultores no ganamos nada porque estamos rematando, por eso pedimos comercio justo por la miel de calidad que producimos, expresa Cunche Caamal.
No obstante que se han organizado en dos cooperativas, que aglutinan unos 20 productores de miel, la mayoría de apicultores vende en forma individual, “la gente vende a quien llegue primero y pague primero”, subrayó.
Un tambor tiene 300 kilos y un apicultor produce dos o tres tambores cada 15 días, por lo que almacenar la miel por mucho tiempo no es posible, porque fermenta y se va acumulando azúcar, por eso se ven en la necesidad de malbaratar su producto; sólo cuando la colocan en botellas de kilo obtienen mejor precio.
Los apicultores quieren buscar el mercado directo, pero le piden envasar la miel. De hecho hay oportunidad de colocarla en Alemania. Con este propósito, pidieron un crédito para una envasadora, pero la Sagarpa no ha respondido; no obstante, consideran que hay posibilidad de aterrizar el proyecto.
Cafeticultores excluidos
En el encuentro platicamos con Ángel Ruíz, coordinador del Museo nómada del café, quien expuso que en este cultivo podemos observar la mayoría de las formas de exclusión en el campo de México, es el producto que tiene más intermediarios, además al productor le pagan el quintal a mil 500 pesos y de una taza del aromático que se vende en Starbucks, por ejemplo, al productor sólo le llegan 8 centavos,
El también egresado de Desarrollo en Gestión Intercultural de la UNAM, explicó que el objetivo del museo es vincular productor con el consumidor final de café. La idea surge en la academia, hicimos una exposición y la empezamos a llevar a diferentes plazas y exposiciones para ser un puente entre ambos sectores.
Trabajan con seis comunidades ubicadas en la Montaña de Guerrero, la Huasteca Potosina y piensan extenderse a otras de Tapachula.
Hemos logrado conciencia en el consumidor y queremos fortalecer esta relación con los productores; eventualmente se hacen vínculos con compradores de mayor volumen, anota el gestor intercultural.
Con la idea de ir a donde se requiere el conocimiento y no que la gente vaya a las universidades, con el Museo nómada explicamos los motivos ambientales, sociales, nutrimentales, económicos, éticos y culturales, de porque deberían tomar café, remarca Ángel Ruíz.
Si hacemos una radiografía cultural del café, encontramos que en su sabor trae el sudor de miles de campesinos mexicanos, pero a pesar de esto tiene un sabor agradable y al consumirlo uno retribuye el esfuerzo de las comunidades.
En el 4to Encuentro Nacional Indígena también se abordaron temas como el papel de la mujer en la soberanía alimentaria, medicina tradicional, medio ambiente, radios comunitarias, uso de redes sociales y también se realizaron talleres y actividades culturales.