Derecho a la alimentación no debe ser una caridad del Estado o una política clientelista: FAO
Propone el director general de la FAO, José Graziano da Silva, un frente parlamentario para convertirlo en un derecho ciudadano.
El director general de la FAO, José Graziano da Silva, consideró que para respaldar la Cruzada Nacional contra el hambre (CNvsH) existe la necesidad de crear un frente parlamentario para que mediante leyes se torne la alimentación en un derecho del ciudadano y no sea una caridad, un regalo del Estado o una política clientelista.
En rueda de prensa conjunta con el titular de la Sagarpa, Enrique Martínez y Martínez, el representante del organismo internacional se refirió a que para convertir las políticas de seguridad alimentaria en una
política de Estado, se requiere de un gobierno políticamente comprometido, que pacte con las fuerzas políticas y sociales; un acuerdo para blindar los programas de todo tipo de intervención político-electoral, donde el hambre está por encima de temas de coyuntura; y tener recursos asignados para la implementación efectiva de programas, así como una estructura de ley e instituciones que lo respalden.
Al respecto, recordó que este miércoles se reunión con legisladores de la Cámara de Diputados y de Senadores, a quienes les planteó la necesidad de crear un frente parlamentario para respaldar la Cruzada en leyes y “se torne el derecho a la alimentación en un derecho del ciudadano mexicano y no una caridad, no un regalo del Estado, no una política clientelista”
En su intervención el titular de la Sagarpa destacó que en la “gran reforma para el campo” que prepara el gobierno federal un aspecto muy importante es hacer el análisis profundo de nuestras leyes, donde no necesariamente se requiere tener más, sino que éstas sean mejores, ya que el sector está sobre-reglamentado; hay cientos de leyes y de normas que en lugar de estimular la producción la inhiben; tenemos que integrarlas y analizar cuáles se contraponen, cuáles se complementan o se duplican.
Apuntó que la dependencia trabaja en la reingeniería de los diversos programas y algunos como el PESA necesitarán alguna adecuación mínima; el Procampo “sí necesita una cirugía mayor” para que se convierta en un estímulo para quien más lo necesita, no en una acción asistencial y sea un motor de la productividad del campo. En esto, agregó, se tomará en cuenta la opinión de la FAO.
Martínez y Martínez también afirmó que los programas en el aspecto político-electoral están blindados. “Estamos convencidos en la Secretaría que las elecciones se ganan con buenos candidatos, con ofertas políticas, con buen desempeño; no con programas”.
Graziano da Silva destacó que en la reunión con funcionarios de la Sagarpa se acordó revisar el PESA, para que pueda tener esa inserción con la política social, porque el esquema con el que trabaja “es un buen camino para las salidas productivas, que tanto estamos buscando en las políticas sociales”. Además anunció que el programa se llevará a Centro América dado los resultados exitosos que a tenido en México.
Destacó que la participación de FAO en la CNvsH responde a una llamada del gobierno mexicano y tiene que ver con el diseño de políticas públicas, donde se buscará tratar de buscar más sinergias entre éstas y una mejor coordinación; la evaluación y monitoreo de la implementación de políticas dentro de la
Cruzada; y la cooperación con países del sur para impulsar países en desarrollo tecnológico, sobre el área de agricultura, pesca y alimentación.
José Graziano destacó que en las reuniones que ha sostenido con representantes del gobierno federal y legisladores, quedó muy claro que el éxito de la política social depende mucho de encontrar las salidas productivas para los pobres y “no hay duda que el sector agrario es fundamental para el éxito de la Cruzada contra el Hambre, porque la gran mayoría de los extremamente pobres, de los que tienen una carencia alimentaria están en zonas rurales”.
Enfoque dual de programas
La representante de la FAO en México, Nuria Urquía Fernández, consideró muy importante que exista un enfoque dual, que los enfoques productivos acompañen a los enfoques sociales para asegurar un mayor impacto, donde está la coordinación de programas productivos como el PESA, con programas sociales como la Cruzada.
Indicó que el PESA está en 300 de los 400 municipios de la Cruzada, es decir, en todos los municipios rurales, y lo que es necesario a nivel local es esta coordinación entre los programas productivos y los sociales que hasta ahora han ido caminando un poco por caminos paralelos.
Recordó que la crisis de los precios de 2008 afectó la pobreza alimentaria, que empezó a dispararse a partir de 2006 y llegó a casi un 18 por ciento de la población, por lo que el gobierno mexicano hizo una modificación constitucional en la cual se reconoce el derecho a la alimentación, y en este momento hay varias iniciativas legislativas parlamentarias para traducir eso en una ley. Además de eso –resaltó– con la CNvsH se hace el reconocimiento político de la importancia de la seguridad alimentaria.
En este marco presentó el libro “Panorama de la seguridad alimentaria y nutricional en México 2012”, y afirmó que a iniciativa de la Sagarpa y con la colaboración de la Sedesol, el Instituto Nacional de Salud Pública, investigadores del Coneval y la Universidad de Sonora, se ha realizado “una fotografía” de la situación actual de la seguridad alimentaria mexicana.
Nuria Urquía expuso que el problema en México no es de oferta, dado que la disponibilidad de alimentos en calorías es superior a 3, 200 calorías por persona, uno de los niveles más altos del mundo; sino es un problema de carencia, de acceso. Así, observamos que hay un 22 por ciento que tiene una carencia severa o muy severa de alimentos en el país.
Por otra parte, añadió, la desnutrición en este país está muy concentrada, hay un problema muy fuerte de polarización, no sólo desde el punto de vista productivo, sino también de la pobreza. El 50 por ciento de quienes carecen de alimentación están concentrados en siete entidades (Oaxaca, Chiapas, Guerrero, Veracruz, Puebla, Estado de México y Yucatán ) y en 128 municipios.
Respecto al tema de la desnutrición y obesidad, la representante de la FAO en México anotó que es esencial ya no sólo en la Cruzada, sino en la política pública de educación nutricional, sobre todo para los niños y sus madres, que son las que realmente deciden lo que comen los infantes.
En relación a la participación del sector privado en la Cruzada, expresó que fue una decisión del gobierno mexicano y en un objetivo tan noble como eliminar o erradicar el hambre de un país, no podemos eliminar a nadie, este sector es bienvenido siempre y cuando los objetivos sean los mismos para todos. “Tenemos que olvidarnos de ideologías, tenemos que olvidarnos de dónde viene la ayuda, tenemos que focalizarnos en el objetivo y ahí, ser un poco positivos. Considero que hay que apoyar. Si después se desvía, pues habrá que corregir”.
Nuría Urquía afirmó que trabajan con la Sedesol y el CONEVAL para definir exactamente cuáles van a ser las metodologías y lo indicadores a medir, pero consideró que lo que es importante es que haya un monitoreo y una evaluación no sólo por parte de la FAO, sino también por los organismos de la sociedad civil, porque esa es una forma también de validar los procesos que se inician desde el Estado.