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¿Por qué impulsar la agricultura familiar?

En muchos lugares del mundo la agricultura familiar ha sido olvidada y abandonada por las administraciones públicas; no obstante, sigue siendo la base de la producción de alimentos.

La agricultura familiar, una realidad presente en todos los continentes, se encuentra hoy sometida a grandes retos y a fuertes incertidumbres. Y, sin embargo, a pesar de que en muchos lugares del mundo los hombres y mujeres agricultores familiares han sido olvidados y abandonados por las administraciones públicas, siguen siendo la base de la producción sostenible de alimentos para avanzar hacia la seguridad y la soberanía alimentarias, de la gestión medioambiental del territorio rural y marino, y de su biodiversidad…

La agricultura familiar garantiza la alimentación, porque el 70 por ciento de los alimentos en el mundo es producido por los agricultores familiares; es clave para luchar contra el hambre y la malnutrición; además las pequeñas explotaciones agrarias son a menudo más productivas y sostenibles por unidad de tierra y energía consumida.

Esta actividad genera bienestar, dado que 40 por ciento de los hogares del mundo dependen de la agricultura familiar como forma de vida. De los 3,000 millones de habitantes rurales en los países en desarrollo, 2,500 millones pertenecen a familias dedicadas a la agricultura.

La agricultura familiar combate la pobreza y es al menos el doble de eficaz que otros sectores productivos en la prevención de ésta. El crecimiento del PIB originado en la agricultura es al menos el doble de e?caz en reducir la pobreza que el crecimiento del PIB generado en otros sectores.

El crecimiento agrario y rural también bene?cia a los pobres de las zonas urbanas, por la abundancia y cercanía de los alimentos.

Este tipo de agricultura protege la biodiversidad y alberga un gran potencial de conservación de variedades locales. A lo largo de la historia hemos utilizado unas 7,000 plantas para suplir las necesidades básicas. Hoy en día no más de 150 especies son cultivadas comercialmente, de las cuales 30 constituyen 90 por ciento del aporte calórico a la dieta humana y solo cuatro (arroz, trigo, maíz, patata) representan más de la mitad de esa contribución calórica.

La agricultura familiar, además de ser fuente de agrodiversidad, puede garantizar su preservación mediante el empleo de variedades de semillas y razas ganaderas autóctonas bien adaptadas a los diversos entornos.

Otro aspecto a considerar dentro de la agricultura familiar es que las mujeres suponen cerca de la mitad de la mano de obra agrícola en los países en desarrollo. En la mayoría de los casos, la mujer cocina y pone la comida en la mesa, comercializa los productos de la explotación y se ocupa de la salud de la familia. Ella es la primera educadora de sus hijos, a los que da a luz.

Las mujeres aportan una proporción considerable de la mano de obra agrícola en los países en desarrollo. La FAO estima esta cifra en 43 por ciento, mientras que UNIFEM calcula entre el 60-80 por ciento.

 

Fuente: Alimentar al mundo, Cuidar el planeta. Publicación editada por el Foro Rural Mundial y el Programa Fida Mercosur Clae, en el marco del Año Internacional de la Agricultura Familiar 2014.

 

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