Arroz de alto rendimiento para reducir exportaciones
Con 52 años de experiencia en la investigación agrícola enfocada al estudio del arroz, Leonardo Hernández Aragón y un equipo de investigadores del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP), desarrollaron dos variedades de arroz mexicano de alta productividad, con el cual buscan revertir la dependencia del exterior que tiene México en este cereal.
Una de las variedades alcanza rendimientos superiores a las ocho toneladas por hectárea (ha) y se cosecha en 130 días; la otra alcanza siete toneladas por ha en superficie de riego y seis en áreas de temporal, pero tiene la ventaja de ser más precoz, 120 días, explica el experto, quien en noviembre pasado recibió la distinción de Doctorado Honoris Causa por parte de el Colegio de Postgraduados.
En México –expresa en entrevista—se consume básicamente grano delgado, el cual representa alrededor del 80 por ciento de la demanda nacional, pero lo tenemos que importar y “nos cuesta una fuga tremenda de divisas”. La otra parte del consumo es grano grueso, Milagro Filipino, que se produce en el país,
De ahí el interés del INIFAP, de los productores de arroz y del Conacyt (Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología) en impulsar el desarrollo de estas dos variedades de grano que ya se están liberando, señala el investigador.
Por ahora, agrega, estamos en etapa de entregar la semilla básica a los productores del Consejo Mexicano del Arroz, quienes se encargarán de sembrarla y en dos años habrá suficiente para cultivar por lo menos 20 o 30 mil hectáreas en el país.
Hernández Aragón considera que dichas variedades tienen asegurado su cultivo, porque los productores ya las conocen tanto en la vertiente del Pacífico como en la zona del Golfo de México y “les ha gustado y sólo están esperando que haya semilla suficiente para su cultivo”.
El especialista en este cereal rememora que desde 2006 un grupo de diez investigadores empezaron a realizar ensayos con arroz y en 2014 concluyeron el proceso con la obtención de estas dos variedades de alto rendimiento, que se pueden cultivar en cualquier lugar del país.
Leonardo Hernández apunta que el rendimiento nacional frente a competidores de otros países “anda mal” y de ahí la razón de hacer esta investigación para superar ese “bache” en que nos encontramos.
En México –subraya– tenemos personal capacitado, sólo requerimos apoyo. Afortunadamente el Conacyt está brindando financiamiento a nuestros proyectos y con el impulso de la Sagarpa y el INIFAP poco a poco lograremos, si bien no equipararnos con los mejores productores del mundo, sí ser menos dependientes de las importaciones.
La trayectoria de este investigador experimentado es basta y no obstante que ya liberó la variedad Sinaloa A-68, primera de riego en el continente americano, que trabajó en el mejoramiento de diversas variedades para Sinaloa e inició el programa de arroz de temporal en el trópico húmedo, con la generación de las variedades de temporal: “Campeche A-80”, “Cárdenas A-80” y “Chetumal A-86”, ahora tiene en puerta el desarrollo de dos nuevas variedades con grano un poco más largo, como el que México importa de Vietnam.
De este último proyecto, el investigador dice con optimismo: “estamos en etapa de producción de semilla original y en un año se entregará a los productores”.
Leonardo Hernández Aragón expresa que la investigación requiere de recursos económicos, pero “creemos que los resultados pagan perfectamente el esfuerzo de inversión”.
