Ecoflor es una microempresa pionera en la producción de flores comestibles, la cual gracias al trabajo de 20 años de Don Mauro Chávez Muñoz ha logrado consolidarse y abastecer el creciente mercado de consumidores que buscan alimentos saludables, exóticos o degustar un buen platillo gourmet.
El cuidado que pone este floricultor en el cultivo de cada una de las especies que hay en sus pequeños invernaderos o microtúneles, ubicados en San Gregorio Atlapulco, Xochimilco, se traduce en flores de alta calidad que garantizan a sus clientes –principalmente restaurantes y distribuidores– desde cinco hasta tres semanas de vida de anaquel, dependiendo de la variedad de flor de que se trate.
A prueba y error, con registros puntuales de las flores que entregaba a sus primeros clientes y con ayuda de expertos en el manejo de la flor, Don Mauro logró desarrollar una logística, con tiempos de hidratación y de madurez de las flores, que hace posible extender la vida de este alimento durante el proceso de traslado hasta su destino, donde servirá de base para que el chef prepare platillos únicos por los sabores que brindan las flores comestibles, que van desde dulces, ácidos o hasta picantes.
Hoy, la empresa ya envía sus flores desde Xochimilco hasta Cancún, Monterrey, Guadalajara, Querétaro, Puebla y Veracruz, entre otros, y puede hacerlo a cualquier estado de la República. “Mi prueba más fuerte siempre fue Cancún, porque si lográbamos mandar flores a este destino y que éstas se conservaran en buen estado, a pesar del calor de ese lugar, entonces podemos exportar a cualquier país del mundo”.
Sin embargo, plática Don Mauro, este proceso no ha sido fácil porque en México no existe infraestructura y personal capacitado para manejar este producto que es muy delicado , además que los agentes aduanales revisan los paquetes meticulosamente y esto afecta el estado de la flor. No obstante, la empresa Ecoflor encontró maneras de que su producto se conserve, por lo que fuera del Distrito Federal nunca se entrega a domicilio, sino a través del Servicio Ocurre, donde generalmente tienen aire acondicionado y el paquete se conserva en buen estado, hasta que el cliente va directamente a recoger su pedido.
Comenta que los principales consumidores en el caso de Cancún son los turistas, porque a decir del productor los mexicanos consumimos más comida “chatarra” y en México no existe la cultura de comer flores como en Estados Unidos, donde se conoce como florifagia, o en Europa, lo que es la cocina Mediterránea. En nuestro país unos cuantos comienzan a consumirlas, pero hacen falta estrategias para extender su consumo, sobre todo a partir de tener proveedores confiables, que ofrezcan flores comestibles saludables.
Respecto a la certificación orgánica que exigen algunos compradores el productor señala que él realiza una producción basada en los procesos de ionización del agua que usa en sus cultivos, el control natural de plagas y enfermedades y la fertilización a base de compostas, si la planta está bien nutrida estará sana y no se enfermará.
Un sello orgánico sólo es un papel que sirve sobre todo para exportación, pero cuando los clientes ven la forma en que Ecoflor produce flores, se convence de que es un producto saludable y de calidad y confían en lo que se llevan”.
Esto convenció a cadenas hoteleras como Nikko y J.W Marriot a comprar flores comestibles de Ecoflor para deleitar a sus clientes. Ecoflor ya cuenta con distribuidores, quienes ven en este negocio un gran potencial.
Por otra parte, Chávez Muñoz advierte sobre el hecho de que en centrales de abasto y mercados locales se ofrecen flores más baratas al consumidor como si fueran comestibles, por lo que recomienda tener cuidado, ya que si éstas son de ornato pueden tener residuos de agroquímicos y ocasionar daños a la salud. Por ello insiste en que quienes deseen conocer su sistema de producción pueden hacer un recorrido por sus parcelas para que certifiquen que se producen en forma natural, sin químicos y bajo un sistema orgánico biodinámico, donde se toma en cuenta el movimiento de los astros y la la naturaleza de plantas y un manejo biológico de la fauna.
Este productor, que resiste con sus cultivos el crecimiento de la mancha urbana, cuenta que descubrió el mundo de las flores comestibles por causalidad, ya que conoció a un extranjero que le habló de esto e incluso se asoció con él, aunque como en esa primera experiencia no vendió sus flores, terminó por abandonar. Pero Don Mauro no claudicó y hoy su microempresa se ha consolidado como prácticamente la única proveedora de flores comestible en el Distrito Federal, donde todavía hay tierras agrícolas en una zona que en el pasado fue una zona chinampera altamente productiva, Xochimilco.
Don Mauro recuerda que desde la época de Moctezuma –antiguo gobernante de los mexicanos– se consumían flores en México, pero hoy en los tiempos modernos desgraciadamente nos ha invadido mucho la cultura de la televisión y nos han llenado de comida chatarra, rápida y sin valor nutricional, lo que ha generado obesidad y sobrepeso en la población.
