Montañas proporcionan agua a la mitad de la población mundial
“Los suelos de montaña son particularmente susceptibles al cambio climático, la deforestación, las prácticas agrícolas no sostenibles y los métodos de extracción de recursos que afectan a su fertilidad, provocan la degradación de la tierra, desertificación y desastres como inundaciones y deslizamientos del terreno, lo que conduce a la pobreza”, advierte el Director General de la FAO, José Graziano da Silva
El libro “Comprender los suelos de montaña” publicado por la FAO ofrece una perspectiva técnica de la gestión sostenible de los suelos de montaña, que albergan una amplia gama de actividades humanas, desde el cultivo de la quinua en los Andes a las estaciones de esquí europeas, pasando por la recolección de plantas medicinales en el “techo del mundo”, la cordillera del Pamir en Tayikistán.
En colaboración con la Secretaría de la Alianza para las Montañas, la Alianza Mundial por el Suelo y la Universidad de Turín, la publicación contiene una serie de estudios de caso de todo el mundo que cubren los aspectos humanos, productivos y geológicos.
Se trata de una contribución al Año Internacional de los Suelos 2015 de las Naciones Unidas, que busca concienciar sobre la importancia de preservar un recurso natural fundamental que alberga nutrientes y microorganismos que hacen posible la agricultura y la vida vegetal.
El libro tiene como objetivo “promover la gestión sostenible de los suelos de montaña en nombre de los pueblos de montaña, que a menudo son marginados, excluidos en los procesos de toma de decisiones y programas de desarrollo, y están cada vez más afectados por los desastres relacionados con el suelo”, escribe Ermanno Zanini, experto en glaciares y riesgos naturales y profesor de la Universidad de Turín.
Café cultivado bajo sombra y cartografía de alta tecnología
El libro describe las principales características de los sistemas de suelos de montaña, sus valores ambientales, económicos y sociales, las amenazas a las que se enfrentan y su patrimonio cultural. Los estudios de casos proporcionados por miembros de la Alianza para las Montañas incluyen cómo el café cultivado bajo cubierta forestal mejora la conservación del suelo, así como el sorprendente poder de almacenamiento de carbono de la costa escocesa batida por el viento, la viabilidad de la agricultura itinerante en las colinas de Chittagong de Bangladesh y las inusuales turberas de Lesotho.
También se explican dos programas de asistencia de la FAO, que condujo a un sistema agroforestal de roza y mantillo, que ha sustituido el sistema de roza y quema en amplias zonas de Centroamérica, y una cartografía de alta tecnología de los puntos más expuestos a la erosión en Viet Nam, que ha permitido a los agricultores a cambiar la forma en que atienden los cafetales, reduciendo notablemente la escorrentía del suelo.
Otros estudios de caso se centran en la geología del suelo. Uno en Nepal sugiere que la plantación de árboles y pastos locales de crecimiento rápido y de hoja ancha que fija el nitrógeno, es una estrategia de conservación más eficaz que la siembra tradicional de bosques de pinos, ya que la cubierta vegetal rápida evita que en los suelos agotados de la región se formen costras de arcilla que no conservan agua en la estación seca, y que además aumentan los riesgos de deslizamientos del terreno durante el monzón.
Un análisis de la rápida disminución de los pastores dedicados a la cría de vacas “bargur” en el sur de India, debido principalmente a la normativa que les niega el acceso a los bosques, ejemplifica el valor de un ecosistema complejo y los servicios sociales que han ofrecido durante siglos, incluyendo un patrón de pastoreo cíclico inusual que proporciona a los agricultores estiércol de forma oportuna y reduce los riesgos de incendio en los bosques de las tierras altas. La disminución del número de pastores ha obligado a los campesinos locales a utilizar más insumos químicos en sus campos, permitiendo a especies invasoras reemplazar la flora y pastos nativos, y ha hecho aumentar la caza furtiva en las zonas forestales.
Otro capítulo analiza el impacto de los deportes de invierno sobre los ecosistemas alpinos, señalando que el uso de tractores con orugas para compactar la nieve reduce su capacidad de aislamiento, congelando el subsuelo. Por otra parte, la carga de nutrientes de la nieve artificial es diferente a la de la nieve real, lo que puede afectar a las variedades de la flora de verano tras el deshielo.
Los pueblos de montaña son custodios de tradiciones y promotores de innovaciones
El sobrepastoreo en el oeste de México se ha abordado mediante la promoción del cultivo de agave. La planta sirve para fijar el paisaje, permitiendo a otros cultivos crecer con mayor éxito, mientras que los agricultores han podido reducir sus rebaños, gracias a los ingresos obtenidos por la venta de agave a los fabricantes de mezcal y el tequila.
Los suelos de montaña son generalmente menos fértiles que en las tierras bajas. Las laderas empinadas aceleran la erosión, con amplios efectos perjudiciales en los ecosistemas aguas abajo.
Mientras que los paisajes de montaña pueden ser hábitat hostiles, el resultado de su abandono por los seres humanos suele ser adverso. Más del 40 por ciento de las granjas en los Alpes europeos fueron abandonados en las dos últimas décadas del siglo XX, lo que provocó que los bosques se expandieran donde antes había pastizales. Los investigadores han constatado que el resultado neto es una capacidad de almacenamiento de carbono inferior para las emisiones de gases de efecto invernadero producidas en otros lugares.
“Los beneficios de suelos de montaña sanos van más allá de las zonas montañosas y contribuyen al bienestar del mundo entero”, escribe uno de los expertos de suelos de la FAO, Ronald Vargas, en el capítulo final.
Fuente: FAO