Ostiones de diseño
Vicente Guerrero Herrera es un conquistador de mercados y también un “diseñador” de ostiones. Con su empresa Granja Ostrícola Nautilius, ubicada en San Quintín, en Baja California, comercializa ostión fresco vivo hacia Los Ángeles, San Francisco y San Diego, en Estado Unidos, donde exportan 99.9% de su producción.
Ostrícola Nautilius produce entre 350 mil y 380 mil docenas anuales de ostión (unos 4 millones de ostiones) el objetivo es llegar a un millón de docenas en los próximos tres años. Guerrero no teme penetrar cualquier mercado, porque asegura que la calidad es más importante que el precio.
Por eso tiene en mente llegar con ostión “calidad premium” a Francia o Dubai, donde una pieza se paga hasta en 4 dólares–, destinos a lo que estima colocar 50 por ciento de su producción en los próximos años, según demande el mercado.
“Hay mercados nuevos y podemos estar en París, que es alcanzable sobre todo por el memorándum de entendimiento entre México y la Unión Europea; pero mi meta es ir a Dubai, vender ostión de calidad extra suprema, con marca casi exclusiva para ese mercado”.
La experiencia en Estados Unidos le ha enseñado que se debe comercializar a través del “ojo azul”, es decir de un americano, porque allá desconfían de los mexicanos. Los estadounidenses con leyes o sin nada son proteccionistas, expresa.
Esto del Tratado de Libre Comercio nos preocupa un poco por el endurecimiento de las autoridades en frontera; vivimos el proteccionismo de manera permanente; pero competimos con los mejores productores americanos y la calidad con Trump o sin Trump se va imponer en el mercado”.
Para exportar la empresa cumple los requisitos de Cofepris y con el sistema Hazard (Analysis Critical Control Point), que establece parámetros específicos sobre seguridad de los alimentos. El agua y los procesos de siembra tienen certificación, “que no ha sido complicado obtener”.
El hombre que habla a los ostiones
Durante 35 años Guerrero aplicó los sistemas tradicionales de cultivo, pero un día decidió explorar qué hacían otros países y terminó por diseñar una tecnología propia que aprovecha la energía del viento para que en el agua mueva las artes de cultivo en lugar de hacerlo en forma manual; y usa la energía solar en horas específicas sobre el cultivo, lo que al final da más vida de anaquel al ostión, que tiene consistencia muscular y concha porcelanizada.
En el método de siembra –subraya Guerrero– salimos de un ostión fijo en concha a uno libre, individualizado desde su nacimiento; en genética brincamos de un ostión diploide (que desova y se reproduce) a un triploide (que sólo engorda). La semilla cuesta 30% más, pero a cambio obtienes una alta calidad de carne y reduces la variación de tamaños.
Guerrero promueve su arte de cultivo con otros acuacultores y ya integró a tres empresas de San Quintín, además considera que otras de Sonora, Sinaloa y Nayarit tienen factibilidad para formar un pool y enviar ostión calidad premium hacia China –proceso que llevará tres años–, donde se pueden colocar de 500 a 700 toneladas en una etapa inicial. El ostricultor considera que el mercado puede crecer tanto como calidad ofrezcas.
La firma trabaja líneas de innovación con universidades y durante su desarrollo ha invertido unos 10 millones de pesos y en el corto plazo incorporará un ojo electrónico que dará rapidez y exactitud a la selección del tamaño del ostión, para cual invertirá unos 110 mil dólares, con lo que colocara a la par de plantas en Europa. “Sino invertimos en innovación el mundo nos rebasa por la izquierda”, manifiesta el ostricultor.
Vicente Guerrero apunta que sus ostiones tienen vida de anaquel de diez días, consistencia de muscular, concha porcelanizada y son de diseño, según las necesidades del mercado “les hablo y les digo cuanto quiero que crezcan y engorden”.