Crean Fondo para acabar con resistencia a los antimicrobianos

Con el objetivo de acabar con la resistencia a los antimicrobianos (RAM), la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE) y la Organización Mundial de la Salud (OMS)- han lanzado el Fondo Fiduciario de asociados múltiples y que tiene una contribución inicial de 5 millones de dólares del Gobierno de los Países Bajos.
El Fondo Fiduciario para la RAM operará durante cinco años, hasta 2024, y su objetivo es impulsar los esfuerzos para apoyar a los países en la lucha contra la amenaza inmediata de la RAM, posiblemente la amenaza más compleja para la salud a nivel mundial.
La resistencia a los antimicrobianos es la capacidad natural de las bacterias y otros microbios para desarrollar resistencia a los medicamentos que utilizamos para tratarlos, en un proceso que se acelera con el uso inapropiado o excesivo de productos farmacéuticos diseñados para matar patógenos no deseados en humanos, animales y cultivos.
El aumento de la RAM supone una amenaza que se ha descrito como un “tsunami silencioso”. Los microorganismos resistentes a los medicamentos son responsables de unas 700 mil muertes al año, cifra que podría aumentar a 10 millones de fallecimientos anuales si no se toman medidas.
“Combatir la resistencia a los antibióticos es esencialmente una cuestión de cambio de comportamiento. No estoy hablando de lavarse las manos más a menudo, sino de garantizar que los antibióticos se receten con menos facilidad y que se cambien los métodos de trabajo para reducir la posibilidad de que las bacterias resistentes se propaguen”, señaló el Ministro de Sanidad y Deporte de los Países Bajos, Bruno Bruins. “Esta cuestión es tan importante que merece recibir prioridad en la agenda política internacional – añadió-. El Fondo Fiduciario de asociados múltiples que estamos lanzando nos ayudará a hacerlo, porque el problema es demasiado grave para que los países lo aborden por sí solos”.
“Desgraciadamente, las fronteras no detienen a las bacterias. Pero al aunar nuestros esfuerzos y conocimientos, podemos ayudarnos mutuamente a combatir la RAM”, señaló Carola Schouten, Ministra holandesa de Agricultura, Naturaleza y Calidad Alimentaria. “Todavía hay margen -aseguró- para mejorar la forma en que se utilizan los antibióticos en la producción ganadera”.
“La FAO está dedicada por completo a ayudar a eliminar el hambre, la inseguridad alimentaria y la malnutrición y a producir alimentos inocuos para una creciente población mundial de manera sostenible”, señaló la Subdirectora General de la FAO para el Clima y los Recursos Naturales, Maria Helena Semedo. “Los antimicrobianos son herramientas necesarias para garantizar la seguridad alimentaria, pero deben utilizarse de manera responsable, añadió.
“Este nuevo Fondo Fiduciario supone un nuevo e importante compromiso para combatir la resistencia a los antimicrobianos. La RAM representa un grave obstáculo para alcanzar la cobertura sanitaria universal y una amenaza para el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible”, señaló a su vez Zsuzsanna Jakab, Directora General Adjunta de la OMS.
Petición de fondos
El llamamiento para financiación inmediata es de 70 millones de dólares EEUU, que se utilizarán para apoyar a los países y la implementación del plan de trabajo tripartito de la RAM 2019-2020, en particular para prestar apoyo técnico a los países que elaboran planes de acción nacionales sobre la RAM y para ampliar las acciones a nivel local.
Entre los resultados finales que busca el Fondo Fiduciario para la RAM destaca un mundo en el que las enfermedades infecciosas pueden seguir siendo tratadas con antimicrobianos eficaces e inocuos y en el que la resistencia se vigile y controle de forma más pausada. El camino hacia el éxito incluye actividades que van desde la sensibilización y elaboración de planes de acción nacionales hasta la vigilancia de las tendencias de la RAM y garantizar unas pautas más responsables en la venta y uso de antimicrobianos.
La inacción, debido a deficiencias en las políticas o en la implementación, amenaza con hacer que las infecciones comunes sean más difíciles de tratar y que los procedimientos y tratamientos médicos que salvan vidas conlleven mayores riesgos.
La falta de respuesta podría también incrementar la inseguridad alimentaria y la pobreza rural, cuando las enfermedades animales ya no puedan tratarse eficazmente con medicamentos veterinarios.