Medio Ambiente

Pérdida de biodiversidad riesgo para el sistema alimentario

La biodiversidad que sustenta nuestros sistemas alimentarios está desapareciendo, lo que pone en grave peligro el futuro de nuestros alimentos y medios de subsistencia, nuestra salud y medio ambiente, revela un informe de la FAO.

El estudio “El estado de la biodiversidad para la alimentación y la agricultura en el mundo”, advierte que una vez perdida esta biodiversidad -es decir, todas las especies que sustentan nuestros sistemas alimentarios y a las personas que producen nuestros alimentos- ya no puede recuperarse.

La biodiversidad para la alimentación y la agricultura incluye a todas las plantas y animales -silvestres y domésticas- que nos proporcionan alimentos, piensos, combustible y fibra. También abarca la mirada de organismos que apoyan la producción alimentaria a través de los servicios ecosistémicos, lo que denominamos “biodiversidad asociada”. Aquí figuran todas las plantas, animales y microorganismos (como insectos, murciélagos, aves, manglares, corales, praderas marinas, lombrices, hongos y bacterias que habitan en el suelo) que mantienen los suelos fértiles, polinizan las plantas, purifican el agua y el aire, mantienen sanos a peces y árboles, y combaten las plagas y enfermedades de los cultivos y el ganado.

El informe, elaborado por la FAO bajo la dirección de la Comisión de Recursos Genéticos para la Alimentación y la Agricultura, examina todos estos elementos. Se basa en información proporcionada de manera específica para este estudio por 91 países y en el análisis de los últimos datos a nivel mundial.

“La biodiversidad es fundamental para salvaguardar la seguridad alimentaria mundial, sostener dietas saludables y nutritivas, mejorar los medios de subsistencia rurales y reforzar la resiliencia de las personas y comunidades. Tenemos que utilizar la biodiversidad de forma sostenible, para poder responder mejor a los crecientes desafíos del cambio climático y producir alimentos de una forma que no dañe a nuestro medio ambiente ambiente”, aseguró el director general de la FAO, José Graziano da Silva.

“Menos biodiversidad –añadió- significa que las plantas y los animales sean más vulnerables a plagas y enfermedades. La pérdida creciente de biodiversidad para la alimentación y la agricultura, agravada por nuestra dependencia de cada vez menos especies para alimentarnos, está llevando nuestra ya frágil seguridad alimentaria al borde del colapso”.

La base de nuestros sistemas alimentarios, gravemente amenazada

El informe denuncia la disminución de la diversidad vegetal en las explotaciones agrícolas, el aumento del número de razas ganaderas en peligro de extinción y el incremento de la proporción de poblaciones de peces que padecen sobre pesca.

De unas 6 000 especies de plantas que cultivamos para obtener alimentos, menos de 200 contribuyen de manera sustancial a la producción alimentaria mundial, y tan sólo nueve representan el 66 por ciento del total de la producción agrícola.

La producción ganadera mundial se basa en unas 40 especies animales, de las cuales sólo un puñado nos proporciona la mayor parte de la carne, leche y huevos. De las 7 745 razas de ganado locales (que se dan en un solo país) registradas en el mundo, el 26 por ciento está en peligro de extinción.

Casi un tercio de las poblaciones de peces están sobreexplotadas y más de la mitad han alcanzado su límite de explotación sostenible.

La información de los 91 países que han aportado datos revela que las especies silvestres para la alimentación -y otras muchas que contribuyen a los servicios ecosistémicos vitales para la alimentación y la agricultura-, están desapareciendo rápidamente, incluidos los polinizadores, los organismos del suelo y los enemigos naturales de las plagas.

Por ejemplo, los países informan que el 24 por ciento de casi 4 000 especies silvestres alimentarias –sobre todo plantas, peces y mamíferos- están disminuyendo en número. Pero es probable que la proporción de alimentos silvestres en declive sea aún mayor, ya que se desconoce el estado de más de la mitad de las especies de alimentos silvestres existentes.

El mayor número de especies de alimentos silvestres en declive se encuentra en países de América Latina y el Caribe, seguidos de Asia y el Pacífico y África. Esto podría ser, sin embargo, resultado de que las especies silvestres para obtener alimentos están más estudiadas en estos países que en otros.

Muchas de las especies de la biodiversidad asociada también se encuentran gravemente amenazadas. Aquí se incluyen aves, murciélagos e insectos que ayudan a controlar plagas y enfermedades, la biodiversidad del suelo y polinizadores silvestres, como abejas, mariposas, murciélagos y aves.

Los bosques, pastizales, manglares, praderas marinas, arrecifes de coral y los humedales en general –todos ellos ecosistemas clave que prestan numerosos servicios esenciales para la alimentación y la agricultura y son el hábitat de innumerables especies- también están disminuyendo rápidamente.

Principales causas de la pérdida de biodiversidad

Las causas de la pérdida de biodiversidad para la alimentación y la agricultura que citan la mayoría de los países que aportan información son: los cambios en el uso y la gestión de la tierra y el agua, seguidas de la contaminación, la sobrepesca y la sobreexplotación, el cambio climático, el crecimiento demográfico y la urbanización.

En el caso de la biodiversidad asociada, si bien todas las regiones informan de que la alteración y la pérdida de hábitat son amenazas importantes, otros factores clave varían de una región a otra. Se trata de la sobreexplotación, la caza y el furtivismo en África; la deforestación, los cambios en el uso de la tierra y la intensificación agrícola en Europa y Asia Central; la sobreexplotación, plagas, enfermedades y especies invasoras en América Latina y el Caribe; la sobreexplotación en el Cercano Oriente y África del Norte, y la deforestación en Asia.

El informe destaca a su vez el creciente interés por las prácticas y enfoques favorables a la biodiversidad. Un ochenta por ciento de los 91 países indican que utilizan una o más de estas prácticas y estrategias, como: agricultura orgánica, manejo integrado de plagas, agricultura de conservación, gestión sostenible de los suelos, agroecología, gestión sostenible de los bosques, agrosilvicultura, prácticas de diversificación en la acuicultura, el enfoque ecosistémico de la pesca y restauración de los ecosistemas.

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