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Refugio de aves migratorias, Ciénegas del Lerma

Las Ciénegas del Lerma son un conjunto de humedales de agua dulce ubicados al oriente del Valle de Toluca. Estos humedales, divididos entre tres lagunas, dan origen al Río Lerma y desde hace más de 50 años son una fuente de agua potable para la Ciudad de México y el Valle de Toluca.

Son ecosistemas únicos fuertemente impactados por el crecimiento urbano, industrial y comercial del Valle de Toluca en los que permanece una alta riqueza biológica y que provee de servicios ambientales vitales para el sostenimiento de las comunidades humanas, atributos que permitieron en 2002 su declaratoria como Área Natural Protegida federal con categoría de Área de Protección de Flora y Fauna.

Asimismo, las Ciénegas del Lerma cuentan con una designación internacional como sitio de importancia internacional para la conservación de las aves migratorias (Sitio RAMSAR), además de ser considerado Área de Importancia para la Conservación de las Aves en México (AICA).

Durante cada periodo invernal el APFF Ciénegas del Lerma se visten de gala, al recibir una gran cantidad de aves migratorias de numerosas especies procedentes de latitudes septentrionales del continente, en un espectáculo sin igual. El final del verano es el principio de la inmigración, cuando un sinnúmero de aves comienzan su migración hacia el sur en busca de temperaturas bonancibles. Con el inicio del otoño los primeros visitantes hacen su arribo; en primer lugar hacen su aparición pequeñas especies como las aves playeras y chorlos.

Entrado el otoño y hasta mediados del invierno la inmigración incrementa en especies y número de organismos, apareciendo en escena alrededor de 34 especies diferentes de patos, aves rapaces, zambullidores, garzas, aves canoras e incluso gaviotas y pelicanos. Entre las especies más comunes están el pato golondrino (Anas acuta), pato calvo (Mareca americana), pato tepalcate (Oxyura jamaicensis), monjita (Himantopus mexicanus), agachona (Gallinago delicata), patas amarillas menor (Tringa flavipes), falaropo (Phalaropus tricolor), aguililla cola roja (Buteo jamaicensis), halcón peregrino (Falco peregrinus), pelicano blanco (Pelecanus erythrorhynchos), avioncito (Tachycineta thalassina).

Para muchas de estas aves migratorias, las Ciénegas del Lerma representan un sitio de tránsito, descanso y recarga de energía en su viaje a destinos más al sur, por lo que durante el otoño e invierno puede apreciarse una alta dinámica en la composición y abundancia de especies. En tanto, para otras aves, las Ciénegas del Lerma son su destino final para pasar el invierno y donde completarán alguna fase de su ciclo biológico.

La mayoría de estas especies se reproducen en el hemisferio norte durante la primavera y verano para luego realizar un extraordinario viaje migratorio al sur para pasar el invierno. A través del marcaje con anillos, se ha descubierto que las aves migratorias invernantes en las Ciénegas del Lerma vuelan alrededor de 3,000 kilómetros o más, procedentes de lugares como Saskatchewan o Alberta Canadá, Dakota del Norte en los Estados Unidos e incluso de Alaska.

El número de aves migratorias que llegan anualmente en el otoño-invierno a las Ciénegas del Lerma ha ido en detrimento y está ligado a las amenazas que se presentan en el sitio. El principal factor es la pérdida de la superficie de humedales, que hasta el día de su decreto como Área Natural Protegida Federal en 2002, habían perdido el 90% de su superficie para la apertura nuevos campos agrícolas y para proveer de agua potable a la Ciudad de México. La pérdida de hábitat en las Ciénegas del Lerma ha seguido sucediendo convirtiendo humedales de agua abierta, tulares y zonas con vegetación acuática en áreas de cultivo, zonas urbanas e infraestructura carretera.

Otras amenazas son la disminución de hábitat por el crecimiento desmesurado de plantas acuáticas exóticas (ej. Lirio acuático) e invasoras como el tule redondo (Schoenoplectus sp), la quema de tulares que además afecta a otra fauna que habita en ellos, la introducción de peces exóticos como carpas, la cacería furtiva, el envenenamiento accidental por el uso de pesticidas en los campos de cultivo alrededor de los humedales e incluso el impacto con automóviles en las nuevas vías carreteras.

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