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“Virus del hambre” ocasionaría más muertes diarias que Covid-19: Oxfam

Para finales de año, el hambre provocada por el Covid-19 podría causar la muerte de hasta 12,000 personas al día, potencialmente más que la enfermedad, advierte un nuevo informe  ‘El virus del hambre’ publicado hoy por Oxfam.

El organismo refiere que hoy los diez “puntos críticos del hambre” son: Yemen, República Democrática del Congo (RDC), Afganistán, Venezuela, las zonas sahelianas del África occidental, Etiopía, Sudán, Sudán del Sur, Siria y Haití.

El documento indica que la tasa de mortalidad diaria por Covid-19 a nivel mundial alcanzó su punto más alto registrado en abril de 2020, con algo más de 10,000 muertes diarias.

Revela que 121 millones de personas más podrían acabar al borde de la hambruna a finales de este año a consecuencia de los impactos del colapso económico y social provocado por la pandemia, como el desempleo masivo, la alteración de la producción y los suministros alimentarios, y la reducción de la ayuda humanitaria.

Chema Vera, director ejecutivo interino de Oxfam, señaló que “los gobiernos tienen que contener la propagación de esta enfermedad mortal, pero es igual de importante que adopten medidas para evitar que la pandemia mate de hambre a tantas personas como la enfermedad, o incluso más,” ha dicho Vera.

Manifestó que, “el Covid-19 es la gota que ha colmado el vaso para millones de personas que ya tenían que hacer frente a los efectos de los conflictos, el cambio climático y la desigualdad, y a un sistema alimentario disfuncional que ha empobrecido a millones de productores y productoras de alimentos, y de trabajadores y trabajadoras de ese sector.

En contraste, los más ricos siguen obteniendo beneficios: ocho de las mayores empresas de alimentación y bebidas han pagado a sus accionistas dividendos por un valor de más de 18 000 millones de dólares desde enero de este año, a pesar de que la pandemia ya se estaba extendiendo por todo el mundo. Esta cifra es diez veces superior a la cuantía que las Naciones Unidas ha solicitado para evitar que la gente siga pasando hambre.”

El informe destaca la aparición de nuevos epicentros del hambre, en países de renta media como la India, Sudáfrica y Brasil, donde millones de personas que ya antes tenían dificultades para sobrevivir se encuentran ahora en una situación límite debido a la pandemia.

En Brasil, por ejemplo,  existen millones de trabajadores y trabajadoras pobres, que apenas tienen ahorros o prestaciones sociales en los que apoyarse, han perdido sus empleos o ingresos a consecuencia del confinamiento. A finales de junio, tan solo se había distribuido un 10% del total de la ayuda económica comprometida por el gobierno federal, que además ha favorecido sobre todo a las grandes empresas, en lugar de a los trabajadores y trabajadoras y a las pequeñas empresas, que son más vulnerables.

En India, las restricciones a los viajes han impedido que los agricultores y agricultoras puedan contratar a trabajadores y trabajadoras migrantes, que son absolutamente esenciales en el punto álgido de la temporada de cosecha. Esto ha hecho que la mayoría de ellos hayan tenido que dejar sus cosechas pudriéndose en los campos. Los comerciantes tampoco han podido ir a recoger los productos forestales cultivados por las comunidades tribales, lo cual ha privado hasta 100 millones de personas de su principal fuente de ingresos para el año.

Yemen: La pérdida masiva de empleos en los países del Golfo ha hecho que, durante los primeros cuatro meses de 2020, los flujos de remesas se hayan reducido en un 80 %, una cantidad equivalente a 253 millones de dólares. El cierre de las fronteras y de las rutas de suministro ha generado escasez de alimentos y ha disparado sus precios, en un país que importa el 90 % de los alimentos que consume.

Para Chema Vera “los Gobiernos pueden salvar vidas ya, financiando íntegramente el llamamiento humanitario de las Naciones Unidas para el Covid-19, garantizando que la asistencia humanitaria llega a quienes más la necesitan y cancelando los pagos de deuda de los países en desarrollo, para así liberar fondos que permitan financiar los sistemas de protección social y de atención de salud de esos países.

Para poner fin a esta crisis del hambre, los gobiernos también deben construir sistemas alimentarios más justos, sólidos y sostenibles, que antepongan los intereses de los productores y productoras de alimentos, y de los trabajadores y trabajadoras agrícolas a los beneficios de las grandes empresas de alimentación y agronegocios,” añade.

“Desde el inicio de la pandemia, Oxfam ha proporcionado asistencia alimentaria y agua potable a 4,5 millones de las personas más vulnerables del mundo, gracias a su colaboración con 344 organizaciones socias en 62 países. Nuestro objetivo es recaudar 113 millones de dólares adicionales para financiar nuestros programas, de manera que podamos llegar a un total de 14 millones de personas”.

 

Kadidia Diallo, productora de leche en Burkina Faso, contó a Oxfam que el Covid-19 nos está haciendo muchísimo daño. Darles de desayunar a mis hijos se ha vuelto difícil. Dependemos totalmente de la venta de leche y, con el cierre de los mercados, ya no podemos venderla. Si no vendemos leche, no comemos.” 
Las mujeres y las familias encabezadas por mujeres tienen más probabilidades de pasar hambre, a pesar de desempeñar un papel fundamental como productoras de alimentos y trabajadoras del sector agrícola.

 

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