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Cafeticultura de México requiere replanteamiento estratégico; tiene alto impacto social y económico

-Plantea senadora Susana Harp iniciativa de Ley de Fomento a la Cafeticultura

  • Propone crear Instituto Nacional del Café (INCAFE), entidad robusta que fomente política cafetalera

Con un valor de mercado estimado en alrededor de 13.8 mil 853 millones de dólares y un alto impacto social en más de 500 mil productores, 85% de ellos indígenas, la industria del café en México requiere de un replanteamiento estratégico en cuanto a la integración de los sectores de la cadena productiva y los apoyos de parte del Estado, a fin de garantizar mayor atención, fomento, sostenimiento y rentabilidad en el sector.

Así lo señala la iniciativa con proyecto de decreto que expide la Ley de Fomento a la Cafeticultura, que tiene por objeto normar y fomentar la producción, distribución y comercialización del café, establecer criterios para impulsar la calidad del producto en todas las fases de la cadena, así como crear el Instituto Nacional del Café (INCAFE), como organismo público desconcentrado de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader), con personalidad jurídica, patrimonio propio y autonomía técnica y administrativa. El organismo tendría múltiples atribuciones y definiría toda la política cafetalera de México, en coadyuvancia con los actores del sector.

La propuesta impulsada por la senadora de Morena, Susana Harp Iturribarría, expone que: “la cafeticultura mexicana requiere de una nueva institucionalidad y políticas públicas adecuadas que contribuyan a que los productores de café recuperen los costos de producción y tengan una utilidad adecuada, además de un intercambio basado en relaciones de comercio justo y procesos industriales de café con transparencia, equidad y apegados a normas que regulen los procesos e incentiven la calidad, a efecto de que los consumidores accedan a un café de excelencia y bien preparado”.

El documento señala que factores como la volatilidad de los precios y la presencia de plagas, como la roya impactan al sector productivo, por lo que considera, “relevante concebir un nuevo modelo de productivo para el sector del café que tenga como centro la integración de la cadena productiva, la asociacionismo de los productores de café, la generación de esquemas de financiamiento y el aprovechamiento de los beneficios que representa la producción del grano, entre ellos, los servicios ambientales que genera su producción, la protección del ambiente en la siembra de café orgánico.

La iniciativa destaca la necesidad de contar con un padrón actualizado y completo de productores de café. Según un estudio de la Cámara de Diputados, en el último censo agrícola se registraron 515,000 productores, de los cuales 85% eran indígenas y 95% cultivaba menos de tres hectáreas, muchos de ellos, menos de una sola hectárea, lo cual se traduce en un mercado muy segmentado. En tanto, La Asociación Mexicana de la Cadena Productiva del Café, A.C. (AMECAFE) cuenta con datos de un padrón con 550 mil productores y 685 mil hectáreas cultivadas.

El planteamiento es que el INCAFE sea un organismo que articule a los productores, genere políticas públicas específicas y contribuya a administrar los recursos disponibles para el fomento de la producción del café, ya sean de origen fiscal o los generados por los propios integrantes de la cadena productiva. El organismo promoverá la integración de un esquema de comercialización que contribuya a generar precios “remunerativos y justos”.

Así, uno de los planteamientos es establecer un Comité de Precios, a cargo de INMECAFE, el cual definirá “cada día o, cuando menos, una vez a la semana, un precio de referencia para las compras de café pergamino convencional, atendiendo los precios de los mercados relevantes, el tipo de cambio del día, el diferencial o la prima de diferencia del café mexicano y un monto promedio ponderado de gastos de comercialización”. También establecerá precios para café cereza y cafés especiales.

El INCAFE conjuntamente con la SADER acordarán acciones para fortalecer económicamente al Fondo de Estabilización de Precios del Café, y buscar nuevas aportaciones las cuales podrán ser de naturaleza fiscal, de los productores o de otros sectores de la cadena productiva del café, con el objetivo de otorgar apoyos a los productores aportantes cuando los precios sean bajos o, en su caso, para el manejo de coberturas de precios y de garantías de crédito para la comercialización de café, apunta la iniciativa propuesta por Susana Harp.

El texto plantea la existencia de un Plan Rector para el Desarrollo de la Cafeticultura y abunda en la necesidad de “promover la conformación de fondos de aseguramiento de producción, cosecha, y de coberturas de precios; que permitan reducir los riesgos de la actividad cafetalera”.

En materia de financiamiento, refiere que la Sader, a través del INCAFE, deberá promover con la banca de desarrollo y la banca comercial el establecimiento de líneas de crédito, con tasas preferenciales, que atiendan los diferentes aspectos de la actividad cafetalera, comercialización industrialización, instalación de cafeterías, almacenamiento de café y coberturas de precios, entre otros.

La iniciativa refiere que alrededor del 90% de los cafetales en México se cultiva bajo sombra de árboles, lo cual proporciona beneficios ambientales, como son la protección de la biodiversidad, la conservación de suelos en cuencas hidrológicas, producción de oxígeno y captura de carbono, entre otros.  Por ello, mandata a las instituciones correspondientes,

propiciar un mecanismo de pago por servicios ambientales que desarrollen sistemas agroforestales con cultivos de café bajo sombra”.

Café 100% mexicano

La propuesta incluye la promoción y el el fomento en el consumo nacional del “Café 100 por ciento mexicano”, que con 1.5 kilos per cápita anuales sigue siendo bajo, pero que ha crecido con el auge de nuevas cafeterías que manejan un café de mayor calidad, mejor preparado y que ha llevado a que cerca del 50 por ciento del consumo nacional sea utilizando café tostado y molido. En el comercio exterior, INCAFE desarrollará un programa de promoción para impulsar la marca “Café de México” como producto de calidad reconocido en el mercado nacional e internacional.

Asimismo, la iniciativa detalla que el INCAFE, conjuntamente con la SADER y las secretarías de Hacienda y Crédito Público y de Economía, “establecerán acciones para evitar la entrada ilegal de café al país. Se vigilará que las exportaciones de café no incurran en prácticas desleales de comercio o violación a la reglamentación comercial vigente de conformidad con los acuerdos comerciales y las reglas aplicables de la Organización Mundial de Comercio”

Incluso enfatiza que se sancionará administrativamente al productor, distribuidor, industrializador o comercializador, que registre, anuncie o venda como mexicano café procedente de otro país; registre, distribuya, industrialice o comercialice café introducido al territorio nacional de manera irregular”;  o bien adultere café de grano y lo comercialiceo como café puro; elabore o venda café tostado que no cumpla con las normas de ley; elaborare o venda productos cuya presentación al público haga suponer a los consumidores falsa o engañosamente que se trata de café, entre otras prácticas.

Las sanciones consistirán, “en la pérdida temporal de los derechos que otorga el Registro Nacional de Productores, Industriales, Comercializadores, Exportadores e Importadores de Café y Cafeterías y una multa de hasta el cien por ciento del valor de la negociación efectuada, sin perjuicio de la responsabilidad penal o sanciones administrativas por virtud de otras leyes y reglamentos”.

Súper INCAFE

Entre diversas otras atribuciones de INCAFE estarían elaborar y mantener actualizado el Registro Nacional de Productores, Industriales, Comercializadores, Exportadores e Importadores de Café y cafeterías; establecer un sistema de información básica sobre precios y mercados; asesorar en materia de administración de riesgos del mercado de café; supervisar el cumplimiento de los procesos de certificación y verificación y la gestión de pago por servicios ambientales ante la Semarnat.

El Sistema Nacional de Información de la Cafeticultura en México tendrá por objeto analizar, documentar, identificar y proveer de información oportuna a todos los actores que participan en la cadena productiva del café y, en su caso, a los agentes interesados, sobre los componentes económicos, estadísticas agropecuarias, regionalización, zonas cafetaleras de cultivo y áreas naturales protegidas y de conservación, así como proporcionar asistencia técnica sobre fuentes de financiamiento, desarrollo tecnológico, servicios técnicos, agroecológicos e industriales del sector cafetalero.

El texto destaca que el INCAFE, en coordinación con la Sader, impulsará la investigación, capacitación y asistencia técnica de los productores y de todos los actores de la cadena productiva de la cafeticultura mexicana, con el fin de mejorar los rendimientos y la calidad que están relacionados con: la renovación de las plantaciones; la producción y mejora de las variedades de café; la prevención, manejo y el ataque de plagas y enfermedades; y la aplicación de insumos para la nutrición.

Relevancia económica de la producción del café

El valor comercial del mercado de grano de café se estima, entre exportaciones e importaciones, en 366 millones de dólares, con independencia de los recursos que generan la comercialización de servicios asociados a la industrialización y venta del café. El valor del mercado en el año de 2019 se estimó en 13 mil 853 millones de dólares, detalla la exposición de motivos de la iniciativa.

Recuerda que en México 12 entidades federativas producen el aromático, donde destacan los estados de Chiapas, Veracruz, Puebla, Oaxaca, Guerrero e Hidalgo. El país se encuentra entre el 5° y 6° lugar mundial en superficie cultivada y ocupa el onceavo lugar en cuanto a producción.

Apunta que la actual administración, “bajo una perspectiva distinta, destinó en el año de 2020, 816.1 millones de pesos en apoyos directos para productores de café, a través del Programa Producción para el Bienestar, cuyos recursos beneficiaron a 163 mil 226 personas dedicadas a esta actividad.

A través del Programa de Rescate del Sector Cafetalero se destinó un subsidio de 5 mil pesos anuales por productor de café, lo cual se encuentra lejos de alentar la producción, pues con esos recursos difícilmente se pueden resolver los problemas de productividad, asistencia técnica, atención de plagas o adquisición de semilla de calidad”.

 

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