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Llaman a conformar alianza continental para enfrentar la creciente inseguridad alimentaria

En un evento paralelo a la Cumbre que se realiza en Los Ángeles, el director general del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), Manuel Otero, llamó a conformar una alianza continental para enfrentar la creciente inseguridad alimentaria.

La convocatoria fue hecha en el foro “La crisis alimentaria global y las Américas”, en el que la Administradora de la Agencia de Desarrollo Internacional de Estados Unidos (USAID), Samantha Power, anunció una ayuda humanitaria de 331 millones de dólares a El Salvador, Honduras y Guatemala, los países de Centroamérica más afectados por el alza de los precios de la comida, las migraciones rurales y el cambio climático.

Los panelistas discutieron acciones y propuestas que deben ser llevadas adelante en las Américas por los gobiernos, el sector privado, la sociedad civil y la academia frente a las crisis superpuestas del conflicto bélico en Europa del Este, la pandemia de Covid-19 y el cambio climático, un escenario que genera aumentos en los precios de los alimentos y de la energía, y crisis en el comercio de fertilizantes, con consecuencias especialmente delicadas para las poblaciones de los países más vulnerables de América Latina y el Caribe.

“No puedo pensar que haya un tema más importante que éste en el mundo de hoy. Estamos viendo los precios de alimentos más altos en toda una generación y la crisis es severa. Las sociedades nos están reclamando a los líderes de los sectores público y privado que trabajemos juntos para enfrentarla”, dijo Samantha Power.

“Ya antes de la guerra en Europa –agregó- el número de personas con hambre y desnutrición estaba aumentando y nos señalaba que estábamos en la dirección incorrecta”.

La alta funcionaria anunció nuevos fondos adicionales, por 331 millones de dólares, para ayuda alimentaria y humanitaria a países de América Latina y el Caribe. Precisó que el aporte será para los países del llamado Triángulo Norte Centroamericano -El Salvador, Guatemala y Honduras-, “donde millones enfrentan inseguridad alimentaria”.

Señaló también que se ayudará a Haití, donde un 40 por ciento de la población requiere asistencia alimentaria, y a Colombia, donde la inflación en alimentos alcanzó los dos dígitos entre 2021 y 2022.

Power añadió que en los próximos días se harán nuevos anuncios sobre asistencia alimentaria a Venezuela, tanto para personas vulnerables que viven en el país sudamericano como para venezolanos migrantes y refugiados en otras naciones de la región.

“Con la invasión de Rusia, fueron removidas unas 27 millones de toneladas de trigo, maíz y cebada del mercado mundial de alimentos. Sólo este año, hasta 40 millones de personas en el mundo pueden ser empujadas a la pobreza y el hambre por la guerra”, afirmó Power.

“Sabemos que la crisis no será solucionada con asistencia alimentaria, porque se requieren soluciones de largo plazo a través de inversión en agricultores para que puedan producir más. Por otro lado,
esta crisis representa también una oportunidad para las Américas, que producen la tercera parte de los alimentos en el mundo y puede producir aún más”, señaló la responsable del USAID.

Power también afirmó que el gobierno del presidente Joseph Biden está trabajando para que los países de las Américas puedan desprenderse de la dependencia de Rusia en cuanto a la provisión de fertilizantes y, a través de la ciencia y la innovación, incrementen sus rendimientos a pesar del cambio climático.

El IICA quiere una alianza continental contra la inseguridad alimentaria

Manuel Otero, a su turno, expresó la necesidad de crear una alianza continental para enfrentar la inseguridad alimentaria. “A través de ella, el continente americano podrá proyectarse al mundo y asumir su
responsabilidad como garante de la seguridad alimentaria y de la sostenibilidad ambiental globales. También significará más empleo, más ingresos y mayor calidad de vida. Necesitamos más instituciones y más inversiones”, afirmó.

Otero explicó que América Latina y el Caribe fue la región del mundo más afectada en lo económico y social por la pandemia, a lo que se sumó el impacto de eventos climáticos extremos cada vez más frecuentes y, ahora, las consecuencias de la guerra en Europa del Este con el aumento en precios de alimentos, energía y fertilizantes.

El director general del IICA explicó que América es un continente heterogéneo, con grandes productores de alimentos, como Brasil, Argentina, Estados Unidos y Canadá, y otros que son importadores y además sufren las consecuencias del cambio climático. Nombró, en ese sentido, a los países del Triángulo Norte Centroamericano, a los del Caribe Oriental y a Haití.

“Es esencial –señaló- que desvinculemos el conflicto bélico de la producción, las exportaciones y el abastecimiento de alimentos. El derecho a la alimentación es sagrado. Tenemos que asegurar financiamiento a nuestros agricultores, que son 16.5 millones, sobre todo pequeños productores”.

Finalmente, Otero mencionó la necesidad de aumentar el comercio intrarregional y de aumentar las inversiones en investigación y ciencia para elevar los índices de productividad.

Por su lado, el canciller hondureño, Enrique Eduardo Reina, afirmó que su gobierno recibe “con beneplácito el anuncio del gobierno de Estados Unidos sobre la ayuda alimentaria y humanitaria a Honduras. Es un buen mensaje el apoyo a todas las Américas y potenciar la relación con la región. Ahora lo importante es ver cómo trabajamos juntos para poner en acción esta ayuda para que se traduzca en beneficios para nuestras poblaciones más pobres y más necesitadas”.

Reina dijo que Honduras es uno de los países más vulnerables ante el cambio climático y afirmó que los últimos huracanes que azotaron el país provocaron miles de millones de dólares de pérdidas en sus zonas más productivas.

“Conocemos esta realidad –agregó- y sabemos que el Estado tiene que trabajar en ella. Pero también creemos que los proyectos de cooperación del IICA y el USAID son muy valiosos para generar resiliencia”, dijo el Ministro.

“Necesitamos acción, inversión y comunicación. Si no accionamos y no invertimos la situación no cambiará. Y si no nos comunicamos para encontrar mecanismos de cooperación conjunta será muy difícil
transformar la realidad”, concluyó.

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