Pequeños mezcaleros afrontan escasez de agaves y alto pago de impuestos
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Mercado nacional e internacional crece
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Demanda genera sobreexplotación de especies y las pone en peligro de extinción
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Morelos a un amparo de obtener denominación de origen
Tepoztlán, Morelos.- Don Pablo Arellanes Ramírez, productor de agave y mezcal, camina de tres a siete horas en los cerros de Santa Catalina Minas, Oaxaca, con el propósito de hallar los agaves silvestres que serán materia prima para elaborar su mezcal que, dada su exquisitez, ha llegado hasta las mesas de Nueva York, mediante un comprador que probó la bebida, quedó encantado y decidió comercializarlo en Estados Unidos.
Con sus 64 años a cuestas, su rostro quemado y de grietas profundas, sus manos amarillentas y artríticas –como el mismo las describe–, con marcas de quemaduras por el proceso que realiza en su palenque Tierra Blanca para elaborar su bebida ancestral No les digas a papá, el agavero se sincera –al tiempo que invita una prueba de este tobalá al visitante– y platica los vericuetos de sus actividad.
Desde desde 1995 incursionó en la producción de agave, Don Pablo maneja 14 variedades de mezcal y las de mayor demanda son tobalá, tepestate, arroqueño, marteño y el coyote. Son los agaves que dilatan más en crecer.
La platica con el productor se realizó en el marco del Primer Encuentro Nacional de Productores de Agave, cuya sedes fueron los municipios de Tepoztlán y Tepalcingo, Morelos, en el cual participaron productores de 14 entidades del país, como Oaxaca, Guerrero, Puebla, Hidalgo, Michoacán, Guanajuato, San Luis Potosí, Tamaulipas, Zacatecas y Durango.
El año pasado el mezcal y el tequila –que también es un mezcal— se colocaron en segundo lugar entre las exportaciones agroindustriales, al generar 4 mil 360 millones de dólares, según datos del Sistema de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP), de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader).
Sentado en su stand, donde exhibe sus mezcales, Don Pablo expresa que por la gran demanda hay mucho agave que ya esta en “punto de extinción”, como el tepestate, tobalá, el coyote, el arruqueño, tobasiche y el marteño, que ya es raro encontrar. “Otros dilatan 25 o 22 años para madurar y por más que yo le eche ganas solo voy a poder cortar lo de tres generaciones de un maguey”.
Fui afortunado de ver mucho agave, había agaves para escoger. Ahorita, déjeme decirle que el agave se esta escaseando, porque los jóvenes ahorita ya piensan que el mezcal es mucho negocio y todo mundo hace palenques; pero jamás se acuerdan que la materia prima se nos va acabar sino le echamos kilos”.
El productor acepta con resignación, “sí es cierto que nos lo estamos acabando, porque dilatan mucho para madurar…y dado si tiempo de maduración es más el que cortamos que el que sembramos. Sembramos bastante, pero dilata mucho para madurar, y apenas estamos reproduciéndolo”.
Tras invitar una prueba de tepestate al reportero, Arellanes Ramírez recuerda que cuando empezó “escogíamos el mezcal que nos gustaba y el que no se quedaba, se echaba a perder; ahora todos los productores de mezcal no estamos dejando perder el agave, porque estamos en una situación difícil”.
–¿Qué van hacer cuando se acabe ese agave?
–Pues tendremos que conformarnos con los agaves más comunes, ya no hablaríamos de variedades, porque ahorita con la demanda todo mundo quiere degustar más y más variedades. Hay algunos mezcales que antes no se hacían, jabalí, tepestate y coyote, porque los ancestros decían que no sabía bien. A las nuevas generaciones les encantan porque tienen aroma muy rico. Como hemos percibido que dan muy buen producto, entonces todo mundo sacó los silvestres y como no los sembramos eso va a tronar; porque al no haber semilla o hijuelos, dónde vamos a reproducirlos. La vemos dura, porque esto va a más difícil.
“Mezcales” baratos e impuestos afecta a pequeños productores
Hay tres tipos de mezcal: el ancestral, el artesanal y el industrial, “que esta demasiado barato”. Una botella de este último, “que no debería llamarse mezcal”, vale 100, 150 pesos. “No debería llamarse mezcal porque no es de agave, es revuelto de sabor de agave, con agua, pero en realidad no puede llamarse mezcal. Los venden en tiendas comerciales, Oxxo, Walmart”.
“El gobierno se esmera por que todos los palenques tengan lotes de mezcal certificado, pero los intermediarios y clientes no lo quieren porque esta muy caro; quieren a granel, barato para poder vender. Pagan un precio muy bajo al productor y ellos ganan el doble. Ganan más ellos que nosotros”, manifiesta Don Pablo.
“De nada sirve que tengamos la denominación de origen, un mezcal certificado, si el gobierno se queda con 73% y a nosotros nos deja 27% ¿Cree qué sea un negocio? No. Por eso muchos compañeros no quieren certificar ni su palenque ni el producto, porque hay que darse de alta en Hacienda y uno esta dentro del padrón y ahí viene el impuesto”.
En el Primer Encuentro Nacional de Productores de Agave –realizado del 2 al 5 de febrero pasado– también platicamos con varios mezcaleros, entre ellos Cristian Moreno, productor poblano, quien explica que para elaborar su mezcal ancestral utiliza piletas en piso, mampostería de arcilla y concretó, además que destila en ollas de barro y serpentinas de cobre.
En 1987, rememora, Carlos Salas, su suegro, empezó a producir mezcal, al que le llamó “11 Latidos”, por el número de hijos que tuvo. Él lleva seis años produciendo mezcal en Zapotitlán Salinas, en la región de la Reserva de la Biósfera Tehuacán-Cuicatlán. Produce pequeños lotes, máximo mil litros, que comercializa localmente y en la capital de Puebla o el municipio de Cholula.
Los productores certificados están regulados por el Consejo Regulador del Mezcal,
tenemos, gastos, todo esta caro, la leña, el agave, hay que pagar impuestos, botellas corchos, etiquetas y publicidad”, se quejan los mezcaleros. Lo más complicado es el SAT (Servicio de Administración Tributaria), por los elevados impuestos y la burocracia, remarcan.
Morelos a un amparo de obtener la denominación de origen
Morelos tiene una produccion de alrededor de 40 mil litros de destilado de agave, con un valor comercial de unos 50 millones de pesos. Esta actividad brinda empleo a más de 20 mil familias y esta dentro de la declaratoria de denominación de origen (DO), donde se incluyeron 23 municipios de los 36 de la entidad.
La titular de la Secretaría de Desarrollo Económico y del Trabajo (SDEyT), Ana Cecilia Rodríguez González, explica que al iniciar la presente administración estatal había ocho amparos en tribunales –para que Morelos no obtuviera la DO mezcal- y solo queda uno en trámite. Esta situación no permite ponerle mezcal a nuestra bebida, por lo que se vende como destilado de agave.
Con la pandemia los tribunales cerraron, pero ya empezaron a darse respuestas, por lo que la funcionaria confía en que la resolución se emita lo mas pronto posible.
El mercado de mezcal crece cada día más, con la producción de estados como Oaxaca, Guerrero, Hidalgo, que están dentro de la DO. Con el encuentro no competimos sino nos complementamos, hay más de 70 marcas exhibidas. Existen destilados de más de 60 variedades distintas, precisa Rodríguez González, durante el encuentro.
Los mezcales de Morelos –define– son afrutados, ahumados y suaves, hay una vaiedad grande para un mercado creciente e importante, es un producto que se busca desde el extranjero.
Jesús Juan Rogel Sotelo, presidente municipal del municipio de Tepalcingo, puntualizó que Morelos cuenta con 500 hectáreas de agave mezcalero pero podemos duplicar o triplicar la siembra y seguir fortaleciendo la economía en la región. Es decir, si hoy se producen 40 mil litros de destilados, podrían producir 80 mil o 100 mil litros.
Hay 200 productores morelenses, más de 180 especies de agaves criollos y la actividad genera una derrama económica importante, dado que contabiliza 16 destiladoras, entre rústicas y ancestrales.
Rogel Sotelo expone que la DO se había complicado por años, pero estamos a escaso tiempo de lograr ese reconocimiento, con el que “vamos a crecer más”.
El agave mezcalero –resalta– se cultiva en terrenos no aptos para la agricultura, donde no puede pasar una tractor, una trilladora, en zonas accidentadas, en áreas de los municipios como Tlaquiltenango, Jojutla, Miacatlán, Tepalcingo, Villa de Ayala, Xochiapa. “Tenemos materia prima, clima y tierra ideal para cultivo de magueyes, para producir nuestra propia marca”.
En tanto, la secretaria Desarrollo Agropecuario de Morelos, Isabel Herrera Quevedo, indica que existen 5 mil 500 productores pueden ser proveedores de esta planta para dar valor agregado y transformarlo.
Apunta que en este cultivo se pueden conjuntar programas federales como Sembrando Vida con los apoyos estatales, además resalta que se brinda capacitación para determinar variedades y plantas, algunas son endémicas del estado, que el productor ha trabajado por generaciones, y con los hijuelos se hacen las resiembras.
Don Pablo expresa que “el mezcal esta de moda y hay clientes que si lo valoran, se dan cuentan del proceso y es donde saben que los productores tienen razón porque no es fácil sacar mezcal de la noche a ala mañana. Lleva un proceso largo”.
“Jalisco –reflexiona mientras invita un mezcal coyote a este tecleador– tenía mucha materia y ahorita se acabó su agave y no ha podido reproducirlo porque su materia prima se acabó y nosotros los oaxaqueños sino nos ponemos las pilas vamos a pasar la misma situación”.