Valle del Mezquital con alto potencial para producir frijol en México
-México requiere plan estratégico para alcanzar la soberanía alimentaria
-
Con tratamiento de suelo y variedades desarrolladas en INIFAP alcanzan más 6 toneladas por hectárea
El Valle del Mezquital tiene un alto potencial para la producción de frijol, dado que en riego y con variedades mejoradas por un equipo multidisciplinario de investigadores del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP) se han alcanzado rendimientos promedio de seis toneladas por hectárea (t/ha), con dos ciclos productivos, que superan en 500% a la media nacional, que es de 1.2 t/ha en un ciclo.
El logro es mayor si se considera que los expertos, junto con los agricultores, han hecho producir tierras agrestes, bajo condiciones de temporal, con suelos salino-sódicos, no aptos para cultivos agrícolas, alcanzando hasta 1.4 y 1.6 t/ha con tratamiento de suelos. Esta experiencia es una opción para reducir importaciones y lograr la autosuficiencia alimentaria en esta leguminosa, que además tiene un alto valor nutricional.
Con 44 años en investigaciones relacionadas con el frijol, que abarcan desde la parte productiva hasta el control de plagas y enfermedades que afectan al cultivo, el doctor Ramón Garza García, afirma que el Valle del Mezquital puede ser un buen reservorio de producción de semilla de este grano, porque es posible tener dos ciclos productivos –marzo-julio y julio-noviembre–, que van a permitir un abastecimiento continuo a lo largo del año.
En entrevista con imagenagropecuaria.com, destaca que la producción podría ser parte de las compras de Seguridad Alimentaria Mexicana (Segalmex) y el proyecto puede empezar con un plan piloto, en unas 500 hectáreas. Paulatinamente se analizará la forma en que se puede ir mejorando e incrementando la superficie a sembrar en la zona, donde una ventaja es que, a diferencia del norte del país, hay agua de riego.
El experto resalta que en el Valle del Mezquital, en la zona de Tula de Allende y Tezontepec de Aldama, desde las primeras evaluaciones que comenzaron en 2010, en las siembras de marzo se ha llegado a tener de 6 a 8 toneladas por hectárea en variedades jamapa y primavera-28, dos tipos de frijol negros opacos desarrollados por INIFAP.
En Ixmiquilpan hay mayor dificultad para producir porque son suelos salino- sódicos, pero con una aplicación de fertilizantes foliares y mejoradores de suelo, se obtuvo una buena producción de frijol, que para algunos era imposible,
los productores nos cuestionaban que para que sembramos frijol, si el suelo no daba para ese cultivo; nosotros demostramos lo contrario”.
Ramón Garza –quien enfrenta un conflicto laboral con la actual dirección del INIFAP y busca su reinstalación como investigador– destaca que estos resultados se lograron en áreas de riego, porque en el Valle del Mezquital, el temporal es muy raquítico, muy irregular, es semidesierto.
También contrasta que a diferencia del maíz que tiene un ciclo de 150 días, en el frijol hay variedades precoces, que van de 100 a 115 días.
Garza García enfatiza que este cultivo es una opción para los pequeños productores, pero tenemos que cerrar el círculo, es decir que alguien se comprometa a comprarles para que tengan el ciclo cerrado de producir y tener a quien vender. Una alternativa para ello sería Segalmex.
Respecto a si bajo estas condiciones el frijol es un cultivo rentable para el productor, el investigador asegura con estos niveles de producción promedio en un primer ciclo de 4 t/ha, por ejemplo, “es súper rentable”; en un segundo ciclo hay otras condiciones que lo limitan, temperaturas muy altas, pero aún así se logran de 2 a 2.5 t/ha, y al sumar ambos ciclos dan hasta 6.5 t/ha de frijol.
Fomentar consumo del frijol
La doctora Carmen Jacinto Hernández, quien forma parte de este equipo multidisciplinario y trabaja en Laboratorio Calidad de Frijol del INIFAP, en el Campo Experimental Valle de México (CEVAMEX), manifiesta que se necesita un plan estratégico para este cultivo si se considera el objetivo del gobierno federal de alcanzar la soberanía alimentaria, el cual toma en cuenta la calidad del frijol que se produce, donde debemos partir desde una semilla original de buena calidad para los productores y que además se contemple el preservar y aprovechar la riqueza genética que tiene México en este grano.
El consumo per cápita de frijol –recuerda– ha disminuido, ya que en 1990 era de 18.9 y en 2022 bajo a 7.8 kilos; esto no obstante que aporta proteína (16-28%), lisina, fibra dietética, antioxidantes y minerales como hierro, calcio, potasio, fósforo, además de vitaminas: tiamina, niacina, riboflavina.
Por ello considera que es necesario aumentar el consumo de frijol para mejorar el estado nutrimental y en general la salud de la población por ser un alimento funcional, con propiedades nutracéuticas, sobre todo porque 12 por ciento de la población, particularmente en el área rural, presenta insuficiencia nutricional, anemia, déficit proteico y desbalances de micronutrientes.
Recuerda que en México tenemos problemas tanto de carencia en la alimentación, que es la desnutrición, como también de exceso por una alimentación inadecuada que da lugar a que el sobrepeso y la obesidad afecte al 75% de mujeres, 69.6% hombres y 38.2% de población infantil; además de que la prevalencia de diabetes sea elevada y que 47% de población tenga hipertensión arterial.
Esto representan un grave problema de salud y en el ámbito económico. “Cuando nosotros tenemos una ingesta suficiente de proteína y una alimentación adecuada, balanceada y completa, vamos a prevenir que hayan enfermedades y a dar mayor posibilidad a nuestros jóvenes de que puedan ser más productivos y que vayan alcanzando su estado adulto en un ambiente de plenitud de salud y bienestar general”.