Observa crecimiento cultivo de transgénicos en el mundo
Los países que registran mayor crecimiento son Argentina, Brasil, China, India y Sudáfrica –que en conjunto representan 41 por ciento de la población mundial–, donde el cultivo de transgénicos aumentó en 57 millones de has, es decir, 43 por ciento del total mundial.
Al referirse a dicho informe en su Conferencia Magistral Adopción de los cultivos transgénicos 1996 a 2009, impacto y perspectivas futuras, el doctor Clive James, director general del ISAAA destacó que, contrario a lo que pensaría, del total de naciones que han adoptado los cultivos transgénicos, 16 son países en vías de desarrollo, con 46 por ciento de la superficie sembrada.
Con estas cifras, más de 14 millones de agricultores en el mundo se dedicaron a la producción y comercialización de cultivos genéticamente modificados el año pasado, de los cuales 90 por ciento fueron pequeños agricultores.
De acuerdo con datos proporcionados por AgroBío México la soya ocupó más de tres cuartas partes de los 90 millones de hectáreas (has) que se destinan a su producción en el mundo; el algodón representó casi la mitad de los 33 millones de has dedicadas a su cultivo; el maíz ocupó más de una cuarta parte de los 158 millones de hectáreas globales existentes; y la canola, más de una quinta parte de los 31 millones de has destinadas a su cultivo en el orbe.
El reporte precisa que 57 países han autorizado el uso de alimentos transgénicos para el consumo humano y animal o para su procesamiento industrial.
Clive James reconoció que si bien ninguna tecnología será capaz por sí sola de cumplir con el reto de duplicar la producción de alimentos, el uso de la biotecnología es una herramienta imprescindible para contribuir a la autosuficiencia y seguridad alimentaria de los países, ya que mil millones de personas padecen hambre y malnutrición en el mundo.
El reporte apunta que Brasil, segundo productor en el mundo de cultivos biotecnológicos, presentó en el 2008 el mayor crecimiento absoluto de cualquier país en el mundo, con 5.6 millones de has, lo que equivale a un crecimiento interanual del 35 por ciento entre 2008 y 2009.
Resalta que uno de los avances más significativos de 2009 fue la decisión de China, de emitir certificados de bioseguridad para el arroz biotecnológico resistente a los insectos y el maíz con fitasa.
Beneficios económicos y ambientales
Clive James destacó que entre 1996 y 2009 la superficie con cultivos genéticamente modificados se han multiplicado 80 veces, ya que la tecnología ha sido aceptada por los beneficios que genera, entre ellos: mayor rendimiento e ingreso para los agricultores; protección a la biodiversidad y la contribución al combate de los efectos del cambio climático.
Indicó que entre 1996 y 2008, los cultivos biotecnológicos han permitido una ganancia en producción por 167 millones de toneladas; cantidad que en el caso de los cultivos tradicionales habría requerido de 36 millones de hectáreas más.
De acuerdo con Clives de 1996 al 2008, a nivel global se registraron beneficios económicos por ingresos agrícolas de 52 billones de dólares, de los cuales 50 por ciento corresponde a la reducción en los costos de producción y la otra mitad a una ganancia en producción de 167 millones de toneladas, mismas que habrían requerido de 63 millones de hectáreas adicionales en el caso de realizarse con cultivos tradicionales.
A través de la adopción de cultivos biotecnológicos se obtuvo un ahorro de 356 mil millones de toneladas de pesticidas (8%) entre 1996 y 2008. Tan sólo en el 2008, este ahorro correspondió a 34 mil millones de toneladas (10%) de pesticidas, indica el reporte.
En 2008, el empleo de cultivos biotecnológicos evitó la emisión de 14 billones de kilogramos de CO2, que equivalen a retirar 7 millones de automóviles de las carreteras.
Clives dijo que la disposición a la investigación biotecnológica por parte de las principales instituciones en el mundo ha ido en aumento; sin embargo, todavía quedan retos por cumplir, como el establecimiento de sistemas normativos adecuados para los países en vías de desarrollo y el mejoramiento de la información a la sociedad sobre los atributos y potencial de los cultivos biotecnológicos, que permita hacer a un lado los prejuicios al respecto en favor de cuestiones más importantes como el derecho a la alimentación.